Capítulo 18

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El despertador de Lauren sonó a las nueve de la mañana, se desperezó, con una sonrisa se giró hacia la mesita de noche para coger el móvil y escribió:

-Buenos días, mi amor. Que tengas un feliz día. Te quiero-

Volvió a dejar el móvil en la mesita y con todo el cansancio del mundo se metió en la ducha, la ducha le sentó muy bien, se despejó bastante pero lo que necesitaba urgentemente era un buen café, se vistió y cuando iba a salir de su habitación llamaron a la puerta, Lauren abrió, era Elena.

"Laur... quería hablar contigo, sobre..." parecía avergonzada, "sobre lo que ocurrió ayer, yo lo siento mucho, de verdad, no volverá a ocurrir, pero es que estoy tan celosa, ha sido todo tan rápido, estábamos muy bien, lo pasábamos genial, y de la noche a la mañana ya no tengo derecho ni a tocarte, perdóname, simplemente tengo que acostumbrarme, no quisiera perderte también como amiga", dijo la morena de un tirón.

Lauren sonrió, y dijo "por supuesto Elena, tranquila, no me perderás, ya sabes que me gustas mucho, me encantas"

Ambas se abrazaron, cuando se separaron, Elena dijo, "vamos te invito a desayunar, he descubierto un sitio muy bueno, el mejor café de Londres, aunque no te esperes mucho estos ingleses entenderán mucho de té, pero de café ni papa"

"¡Genial!" exclamó Lauren, "espera que cojo mi bolso y vamos" se giró y entró a su habitación.

****

Una sonrisa se dibujó en los labios de Elena, había decidido cambiar de estrategia, se había dado cuenta que abordando directamente a Lauren no iba a conseguir nada, ella estaba completamente enamorada de aquella estúpida de figura escultural y voz estridente, así que decidió acercarse poco a poco, cada día más a Lauren y esperar un momento, estaba segura que ese día llegaría, su plan de momento funcionaba a las mil maravillas.

****

Lauren salió de la habitación y las dos mujeres se dirigieron hacia el ascensor agarradas del brazo.

El día para la ojiverde fue agotador, entre firmar papeles, leerse una y otra vez el guión, intentar adaptarse al país, ensayar sin descanso las escenas que iba a grabar, no tuvo tiempo de nada, cuando al finalizar el día, por fin llegaron al hotel se desplomó en la cama, notaba como el sueño le iba venciendo, se levantó como un resorte, no podía dormirse sin llamar a Camila, la echaba de menos, no había sabido nada de ella en todo el día, le había enviado un SMS a las diez de la mañana deseándole un buen día y a partir de ahí silencio total.

Había estado durante todo el día buscando un segundo para poder llamarla, pero siempre aparecía alguien y frustraba sus planes, la mayoría de las veces Elena, para pedirle que repitieran el ensayo de una escena, comentarle algo del dialogo o simplemente para invitarla a un café, parecía automático, cada vez que Lauren cogía su teléfono a Elena le asaltaban todo tipo de dudas con su papel, arrastrando los pies fue hasta el bolso y cogió su móvil, y mientras volvía a la cama marcó el número de Camila.

"¡Hey Laur! que alegría oírte por fin, he estado todo el día esperando tu llamada, pero al no hacerlo he supuesto que estarías muy ocupada y por eso yo tampoco he llamado, no quería molestar" contestó Camila con voz alegre.

"Tú nunca molestas, tonta" dijo Lauren con una sonrisa, "¡oh Camz, estoy tan cansada, ha sido agotador, y te echo tantoooo de menos cariño..."

"Yo también mi amor... pero cuéntame ¿Cómo te ha ido tú primer día?" preguntó Camila.

"Menos mal que estaba Elena, es fantástica Camz, me ha ayudado mucho en todo, enseñándome donde estaba el set, los camerinos, las oficinas, me ha ayudado con el guión, me ha mostrado un par de buenos sitios para comer y desayunar...", Lauren hablaba y hablaba, pero Camila casi no escuchaba, Elena otra vez esa mujer horrible, la castaña muy dentro de si, sabía que le iba a traer problemas.

"¿Camz?, ¿estás ahí?" preguntó extrañada Lauren en un tono más alto.

"Sí, si" contestó rápidamente Camila volviendo a la realidad, "me alegro mucho que tengas a esa amiga tan especial, agradable y simpática a tú lado para apoyarte en todo, de verdad, ¡qué suerte que has tenido!"

"¡Camzzz... no seas injusta! te he echado mucho de menos, a veces me entraban unas ganas enormes de llorar al pensar en ti, ves... ¡como ahora!" dijo Lauren haciendo pucheros.

"¡Oh mira mi niña tonta que va a llorar!" se burló cariñosamente Camila, "ahora en serio Lolo, me alegro mucho de que te haya ido todo bien el primer día", dijo.

Lauren sentía como el sueño le iba venciendo, cada vez le costaba más mantener los ojos abiertos, "si yo también Camz, la verdad es que estaba un poco nerviosa, pero estoy deseando que vengas cariño, ahora podríamos estar aquí las dos juntitas, abrazaditas, dándonos besitos", respondió la ojiverde mimosa.

"Yo también me muero por estar ahí contigo, pero bueno piensa que ya sólo nos queda un día y podremos estar juntas, ¿a qué hora te va bien que saque el billete?, ¿vendrás a recogerme o iré yo directamente al hotel?" preguntó Camila.

Silencio.

"¿Lolo?" insistió Camila.

Silencio.

"¿Hola?, ¿Lolo estás ahí?" volvió a preguntar la joven castaña.

Esta vez obtuvo un pequeño ronquido como respuesta.

Camila no pudo evitar soltar una pequeña risa, -que dulce, se ha dormido- pensó, "que tengas dulces sueños mi amor, te quiero" susurro y colgó, apagó la luz de su mesita de noche y se acurrucó en su cama con una sonrisa, deseando que el día que les quedaba de separación pasase pronto y poder acurrucarse en brazos de su adorada Lauren.

El día siguiente pasó rápidamente para ambas mujeres, Camila estuvo todo el día atareada arreglando algunos papeles, haciendo las maleta, despidiéndose de los amigos que le faltaban por despedirse, cuando por fin pudo tirarse en la cama estaba rendida, pero esa gran sonrisa que había sido permanente durante todo el día en su cara ahora era incluso mayor, creía que no se podía ser más feliz que ella en esos momentos, en menos de dieciséis horas, estaría comenzando una nueva vida junto a Lauren, se giró y cogió el teléfono.

Lauren pasó la mayor parte del día rodando en el set, a diferencia del día anterior, tenía libre las últimas horas de la tarde, Elena la había invitado a tomar una copa, pero ella se había negado amablemente, quería estar sola, disfrutar de aquella maravillosa ciudad.

Hacía una tarde preciosa, el cielo estaba completamente despejado y hacia una temperatura ideal, Lauren se perdió por las calles de Londres, disfrutando de aquel ambiente especial, caminó y caminó sin rumbo, pensando en cómo había cambiado su vida en los últimos días, en Camila, en esa mujer tan especial que le había robado el corazón casi sin darse cuenta, cuando menos se lo esperaba, de improviso.

Pensó en su nueva vida juntas, estaba feliz e ilusionada por empezar aquella aventura, quería despertar todas las mañanas en sus brazos, descubrir sus pequeñas manías, todas y cada una de sus grandes virtudes y sus mínimos defectos, desfrutar de largos paseos cogidas de la mano por Barcelona, de cenas románticas a la luz de las velas, de pequeñas peleas y grandes reconciliaciones, quería compartirlo todo con ella, sonrió feliz, no deseaba nada más que pasar el resto de su vida con aquella mujer.

Levantó la vista y no pudo evitar que una exclamación de admiración, se escapase de su boca, había llegado al Támesis y las vistas eran preciosas, el cielo tenía ese color amarillo anaranjado característico del atardecer, las aguas del río se veían doradas por el reflejo de los últimos rayos de sol, un barco pasaba justo por delante suyo, lleno de turistas curiosos, al fondo se levantaba majestuosa la torre de Londres, Lauren suspiro, al día siguiente Camila y ella disfrutarían juntas, abrazadas de aquel maravilloso atardecer.

Tomo un taxi para ir al hotel, se dio una ducha rápida y se tumbó en la cama, estaba a punto de coger el teléfono, cuando este sonó, una gran sonrisa iluminó su cara.

"¡Camz! Exijo que me digas que le has hecho a mi corazón y a mi mente, no puedo hacer otra cosa que pensar en ti" dijo impetuosamente, lanzó una sonora carcajada al escuchar la respuestas de su novia.

Hablaron durante horas.

Cinco años despues (Camren).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora