Capítulo 6

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Esa tarde, la señorita McBerry se quedó a comer con su nueva amiga y la familia Rusellton. Había algo especial que a Fabianne le agradaba de los Rusellton, pues parecían ser extremadamente despreocupados, poco prejuiciosos y serenos, les gustaba expresar lo que sentían y pensaban pero no al grado de parecer maleducados.

Charlotte vivía con su padre, un hombre ya mayor de edad pero aún muy activo, y sus dos hermanas menores, unas bellas jóvenes de 14 y 16 años de cabello rubio y figuras fornidas, tal como su hermana mayor. Pero aún así tenían un toque especial que las diferenciaba de Charlotte. A Jane, la más joven, disfrutaba de bordar, y debemos admitir que tenía un talento espectacular para llevar a cabo esta manualidad. Bordaba hermosas carpetas con motivos florales que su padre adoraba y solía colocar sobre las mesitas de la sala o en cima de la chimenea.

 Por otro lado, Norah amaba los jardines, así como cualquier tono de verde, y se pasaba las horas paseando afuera, entre los rosales. Sabía reconocer los diferentes tipos de flores y frutos que ahí se daban y le fascinaba tener la oportunidad de poder encargarse del cuidado de éstos. Durante el verano solía salir a recolectar frutos y saborearlos, para ella esto era fácil, pues sabía identificar cuándo éstos estaban maduros y cuándo les faltaba un poco más de tiempo para cocerse y mejorar su sabor.

La señorita McBerry se enteró de que además había una cuarta hermana de aproximadamente 18 añosque se encongtraba lejos de casa, visitando a una rica familia, amiga suya que vivían en un condado cercano. 

-Oh, señorita McBerry, ha sido una lástima que no haya tenido la oportunidad de conocer a mi hermosa Margaret. Tengo la certeza de que se habrían entendido perfectamente, pues usted parece ser una joven muy sociable, igual que ella. Además es usted apenas dos años mayor que ella.- Dijo el señor Rusellton, quien aparentaba ser un hombre gentil y un padre cariñoso. - Margaret es una joven muy activa que adora pasar el tiempo con sus amigos en el pueblo, no hay día en que no salga a pasear.

Después de la comida, la señorita McBerry se despidió de la maravillosa familia a la que acababa de conocer y regresó a su casa tranquilamente, sin nada que aturdiera su mente. Ahora el señor Bartroll parecía ser no más que un vago recuerdo.


La Nueva Residente de Reynalds AbbeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora