Finalmente el día del evento estaba aquí, y los McBerry salieron apresuradamente de su casa para llegar a tiempo. Después de una media hora, por fin su carruaje se detuvo en la entrada de la pequeña y agradable taberna, la taberna de Joe. La cual, en contraste con el congelante clima del exterior, irradiaba calor y alegría.
Una vez dentro del salón, la familia se encontró entre un mar de gente enfundados en elegantes y coloridos vestidos invernales. La primera persona en identificarlos fue claramente la señorita Philomenna Bartroll, quién se encargó de presentarlos ante el resto de las familias en la fiesta.
"Es un honor que hayan podido asistir a nuestro espléndido baile navideño. En serio deseaba tener la oportunidad de verlos y hablar con ustedes de nuevo. Me han parecido una familia muy agradable," Mencionó la señorita Bartroll entusiasmada.
"¡Oh, pero muchas gracias, amor mío!" Respondió atentamente la señora McBerry. "No sabes cuánto queríamos gozar de tu compañía. Hemos estado esperando éste baile con gran impaciencia desde que tu hermano tuvo la molestia de mandarnos su invitación."
Los McBerry quedaron entonces felizmente atrapados en una muy activa conversación con la parlanchina Philomenna. Fabianne supo que era el momento perfecto para escabullirse e ir a dar una vuelta entre la demás gente. Detalladamente, la joven observó cada detalle de la fiesta. Sus ojos disfrutaron de las hermosas telas con las que habían sido confeccionados los vestidos, miró atentamente a las parejas bailando al centro de la sala, y se fijó en cada vaso de ponche navideño hasta encontrar al señor Bartroll.
Lo observó durante algunos minutos, ideando un buen motivo para acercarse y dejando que sus pensamientos pelearan sobre la opinión que en realidad tenía de él.
"¡Pero mira quién está en la fiesta, querida!" Exclamó sorprendido el señor McBerry al reconocer a la persona que justo había tenido el descuido de pasar despreocupadamente junto a la pareja.
"¡Si es el joven señor Dinsell!" La señora McBerry parecía fascinada ante éste descubrimiento al darse la vuelta y topar con los claros ojos del caballero.
Encontrándose en un momento incómodo, William Dinsell no tuvo otra alternativa mas que ir a saludar. Sonreía, pero en su mirada se escondía la inquietud. Él sabía que no era lo mejor encontrarse con los padres de Fabianne, y mucho menos en una fiesta organizada por Dante Bartroll.
"¿Cómo se encuentrasn, señor McBerry, señora?"
"¡No puedo creer lo que veo!" interrumpió abruptamente Philominna. "Ni siquiera hubiera podido imaginarlo. ¿Ustedes se conocen?"
"¡Por Supuesto! Y debo admitir que solíamos tener una relación muy cercana hace tiempo. Pues la tía de éste apuesto caballero vivía en el mismo condado que nosotros en Kent."
"Es cierto, querida," tomó la palabra el señor McBerry. "La señora Dinsell y tú solían ser muy buenas amigas."
"Sí, pero nuestra relación empezó a perderse cuando tuvimos que mudarnos a Derby. Aunque veo que los viajes del intrépido joven William también lo condujeron aquí, después de todo. Él siempre dijo que quería visitar toda la extensión de su hermosa tierra natal."
Por fin, los brillantes ojos de Fabianne se toparon con la persona que estaba buscando y al verlo inerso en tan alegre plática no pudo resistir la tentaación de acercarse. Sin embargo, se llevó una amarga sorpresa al ver que su acompañante no era otra mas que la señorita Hudges.
