DOS

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*Semanas después*

Mientras todos caminaban en una sola dirección Carol se dedicaba a darle mimos al pequeño Hershel, después de todo su padre y su tía no estaban de humor como para hacer tal cosa algo que ponía de los nervios a Carol, ella quería con todas sus fuerzas que por lo menos este niño se salvara de todo el odio que todos sentían contra el mundo incluso Carl ya se le había salido de las manos y le costaba mirarlo sin ver a Rick en sus ojos.

Extrañaba por un lado ese mundo donde su única ocupación era ser ama de casa, si no fuera por su esposo Ed quizás hasta hubiera disfrutado esa vida donde todo era tan fácil como hacer el almuerzo para que Sophia llevara a la escuela. Sophia... la pequeña Sophia, habían pasado años de su muerte y Carol la sentía tan latente como si hubiera pasado apenas en la mañana, extrañaba a su hija y al mirar los grandes ojos de Hershel se convenció de ser ella quien haría ese niño digno de ser hijo de Beth Greene, lo educaría como era su madre para que cuando Daryl estuviera cayendo él fuera el sustento que tanto necesitaba su padre, tal y como lo había sido Beth por mucho tiempo.

Recordó la navaja en uno de sus bolsillos y se resolvió por entregarla a quien le pertenecía, no sin antes dejar al pequeño amamantando de su tía Maggie, la leche se acababa y la única manera de calmarlo era esa... ofreciéndole los pechos de Maggie que no daban leche, pero al niño le gustaban, quizás le parecían familiares a los de su madre.

―Tengo algo para ti ―musitó Carol mientras se hurgaba los bolsillos, cuando la obtuvo entre sus manos volvió a hablar― Era de ella... ―le temblaron los ojos, era algo extraño como si su boca le prohibiera mencionar el nombre de la chica rubia.

Daryl recibió la navaja y un millón de recuerdos pasaron por su mente como una película, le daba tanta melancolía, ira y tristeza al mismo tiempo. ¿Por qué tuvo que hacer eso? ¿Por qué ahora que tenían un hijo en común? Nunca la iba a juzgar porque ella ya no estaba aquí, pero también quería saber por qué hizo eso, Beth no era tan arrogante como para querer hacerse pasar por la heroína del cuento, algo tenía que haber pasado y ahora quizás jamás lo iba a saber.

Carol besó su frente para que el chico sintiera un poco de apoyo, pese a que estaba sufriendo tanto nadie se había acercado a decir "lo siento", quizás temían de él y eso estaba bien.

―A veces pienso que ella sigue aquí ―le reveló a Carol en voz baja― Pretendo que en cualquier momento volverá a aparecer un auto con cruz blanca y lo seguiremos para llegar hasta ella ―tragó saliva y sus ojos de forma automática se llenaron de lágrimas.

―Pienso lo mismo Daryl, pero tenemos que superarlo de una vez... o cuando el niño crezca te preguntará por su madre y no serás capaz de hablarle de ella. ―Trató de hacerlo razonar, pero él negó al instante.

―Prefiero no hablarle nunca de quien fue su madre, pero yo no voy a olvidarme de Beth si es eso lo que quieres. ―Se fue devuelta a donde estaban todos y se sentó junto a Maggie a mirar a su hijo.

―Se parece a Beth ―sonrió Maggie por vez primera― Tiene tu nariz, pero en lo demás es igual a Beth ―Daryl estuvo de acuerdo, por eso se había encantado de forma inmediata con su hijo era idéntico a su madre.

―Será tan valiente como ella, ya verás. Ahora tengo mi propio pequeño patea traseros ―rió y vio a Judith junto a una caja musical estropeada.

La bebé balbuceaba mientras miraba la caja era como si apreciara la presencia de Beth en ella, sentía la voz de Beth en ella cantándole como una de las tantas veces que lo hizo en la prisión. Dio una carcajada que hizo que todos la vieran, Rick la tomó en sus brazos lo último que quería ahora era poner más triste al resto del grupo.

It's HurtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora