TRECE

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*HACE 15 AÑOS*

Beth observaba en silencio como el hombre con el cuál había pasado la noche por primera vez en su vida estaba poniendo miles te trampas al rededor de la casa, no había dicho nada desde que despertaron cubiertos por una pequeña manta y con los huesos casi quebrados por culpa del incomodo suelo donde reinó el amor apenas la noche anterior. Beth sabía perfectamente que Daryl podría permanecer callado todo el día si ella no le decía nada así que se puso de pie y lo tomó del brazo.

Las mejillas del ojiazul ardieron rojas porque sabía que Beth era de esas chicas románticas, que le diría lo hermoso que fue esa noche y que quería que estuvieran juntos por siempre. Pero Daryl no quería llegar a esa charla porque él no era romántico y no iba a saber que hacer para no herir el corazón de la chiquilla que le había robado el corazón.

-Oye Daryl, está bien... si tú piensas que sólo querías una noche, lo puedo entender...

Él la interrumpió porque no era un romántico pero tampoco iba a dejar que Beth pensara que sólo la utilizó para satisfacer sus deseos carnales, quería expresarle que era mucho más que eso pero las palabras no salían.

-No Beth, no fuiste sólo una noche -expresó y le sostuvo la mano- Fue maravilloso, pero quiero que sepas que no sé expresar las cosas a tu manera.

Beth no lo pudo creer, con eso le bastaba para entregarse por completo y aceptaba que Daryl fuera así, tan bruto para decir las cosas y para expresarse, eso la había cautivado y ahora no le iba a pedir que cambiara, menos ahora que sabía que a él en ese tiempo también le habían aflorado los sentimientos con ella. La chica puso sus manos por detrás del cuello de Daryl y le sonrió.

- ¿De qué te ríes niñata? -preguntó él cogiéndola por la cintura.

-De que te vas a enamorar tanto de mí Daryl Dixon que no te lo vas a creer, perderás la cabeza -dijo ella acercando sus labios a los de él.

-Será un placer mientras no me rompas el corazón, niñata -eso los sorprendió a ambos y antes de que Beth dijera algo Daryl la besó.

Entraron a la casa deseosos uno del otro porque simplemente se tenían ahí, sin que nadie les dijera que fueran más lento, que era pronto como para hacer el amor, que Beth aún no era mayor de edad y que Daryl parecía un poco mayor para ella. Estando así de solos entonces aprovecharon para estrenar otros sitios además del suelo ya que a ambos les había resultado incomodo. La misma mesa en la que comían tarde y noche ese día les sirvió de cama, donde Daryl después de que la desnudara a su antojo, la volvió a hacer suya una vez más y Beth fue inmensamente feliz porque lo deseaba tanto como él a ella.

Las semanas volaban y el día que los marcó a ambos, el día que Beth desapareció notó que las cosas iban mal. No había manchado la ropa y ya debía hacerlo según sus cálculos, además de los mareos constantes y el devolver lo que casi tragaba a la hora de la cena.

-Déjame algo para comer rubia, no seas egoísta -rió Daryl al observarla comerse con desespero el espagueti con conejo que él mismo había preparado, la notó pensativa.

-Daryl, creo que hay... -sonrió- No nada.

Daryl se hizo un lado en la silla junto a ella y la abrazó por el cuello.

-Si quieres decirme algo, no temas en hacerlo Beth -la besó suavemente.

Beth lo miró con tanta ternura, pensando en que como el amor podía cambiar de semejante manera a un hombre, lo amaba.

-Sólo es que te amo Daryl -se mordió los labios- Nunca había sentido esto.

Daryl no se sorprendió, sabía que pronto Beth iba a empezar a expresarse con palabras y él ya había preparado las suyas.

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⏰ Última actualización: May 13, 2018 ⏰

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