Hershel lo único que deseaba en ese instante era regresar a casa porque necesitaba hablar con su madre antes que nada, no podía con sus dudas y desconfiaba un poco de Beth era tan segura de si misma que dudaba que fuera familiar de su madre además sus rizos color oro eran muy diferentes al castaño cabello de su madre y en último estaba su manera de pensar, Beth hablaba y se le iluminaba la mirada con esperanza con Maggie pasaba todo lo contrario era como si muriera un poco más cada día.
—En realidad es mi hermanastra, somos hijas del mismo padre —sonrió— Nuestras madres eran distintas.
Eso explicaba un poco lo que pensaba en ese instante y quiso abrazar a Beth gritando "Tía", pero era demasiado confuso que estuvieran a millas de distancia de separadas y que en toda su infancia no haya visto a Beth anteriormente. Iba a preguntarle a su tía que había pasado con todo eso porque ya no se veían más, pero ella habló antes.
—Es mejor que te escondas, pronto la guerra va a empezar no es correcto que veas eso —se subió el paño a su boca.
Hershel se sintió indignado frente a eso, había participado en miles de guerras y no iba a dejar a su tía en la guerra más importante para salvar su propio trasero eso no sería lo que Maggie hubiera querido.
—No, de ninguna manera yo te acompañaré —afirmó él.
—No, eres un niño no te dejaré morir —suspiró ella.
— ¿Nunca te subestimaron por ser joven? —Preguntó él— Deja demostrarte que soy tan fuerte como tú.
Beth recordó cuando su única ocupación era velar por Judith, cantar por ella y todo eso. Su padre no la dejaba mucho aprender y los demás no se ocupaban de enseñarle porque la veían demasiado joven e ingenua.
—Mira está bien, pero cuando todo terminé te iré a dejar a tu comunidad —él asintió frente a la petición de Beth.
Juntos corrieron hasta el gimnasio donde Steven había reunido a los demás miembros de la comunidad, al llegar ya estaban todos armados y listos para atacar apenas los lobos se atrevieran a hacerlo primero. Recibieron pequeños revólveres y unas navajas que se ocultaban con facilidad en cualquier parte del cuerpo se podía apreciar perfectamente la molestia en los ojos de los miembros de la comunidad, no era primera vez que eran traicionados y tampoco sería la última de eso estaban seguros pero les molestaba realmente que se aprovecharan de la nobleza de Beth.
—Estamos listos —anunció Steven y todos estuvieron de acuerdo— Todos actuaremos normales, necesito que Sarah se lleve a los niños a la biblioteca simulando la hora del cuento, sabemos que ellos pueden luchar pero es mejor no exponerlos.
Sarah asintió con preocupación y abrió las puertas todos salieron con normalidad, ella guió a los niños hasta la biblioteca parloteando en voz alta que el nuevo cuento sería fenomenal algo que nadie olvidaría. Los niños celebraban actuando muy bien la situación, pero apenas estuvieron dentro de la biblioteca cerraron puertas y ventanas con seguro, los creyentes se arrodillaron a rezar mientras Sarita observaba por un pequeño agujero como empezaba la guerra, ahí estaba Beth matando gente con culpabilidad en la mirada y lloraba arduamente por volver a confiar, Sarita supo entonces que Beth comprendió por fin a los que ya no creían en un Dios ni en una misericordia milagrosa, Beth había comprendido que era el planeta tierra el olvidado de Dios.
Beth enterró su navaja tantas veces en la cabeza de uno de ellos que su pequeño instrumento ahora era rojo, todos tenían las manos con sangre en esos instantes y eso a la única que le golpeaba en la culpabilidad era a Beth. Era momento de cambiar, pero no quería... Siempre le gustó que su característica principal fuera su esperanza, su compasión por la humanidad y la fe de que aún quedara gente buena, pero no podía permitir que nadie más los atacara de esa forma.

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It's Hurt
FanficBeth estaba muerta para todos, incluso su hijo pensaba que estaba muerta. Cuán equivocados estaban, además de vivir en sus corazones, también vivía en un lugar que le traía los peores recuerdos y si seguía ahí tan sólo lo hacía para ayudar a quienes...