HISUI HYUGA (1)

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Hoy por fin se reencontrarían de nuevo, su niña por fin estaba en casa. ¡Oh Kami! Había escuchado sus plegarias. Si por ella hubiera sido jamás habría permitido que su hija partiera a tierras inglesas. Pero tuvo que aceptar la decisión que tomaron su marido y los miembros del consejo de ambos clanes.

Para Hisui no era un misterio que Hiashi odiaba a Hinata por ser tan poca cosa para los Hyuga -su mismo clan no quedaba atrás- Tantos años de desprecio solo causaron estragos en la personalidad de su pequeña, llenándola de miedos e inseguridades. Se odiaba por no haberla defendido cuando tuvo la oportunidad, nunca se perdonaría haber permitido todo el daño que le hicieron.

Después estaba aquello... qué tonta se sentía, si existía alguien a quien no querría ver Hinata a su vuelta era precisamente a ella. Pero no importaba, era el día de su regreso por lo tal era motivo de celebración para los clanes. Días antes hizo llegar invitaciones a los miembros de las mejores familias de todo Japón, la heredera de la alianza Hyuga-Mishima merecía ser recibida como una reina. A los ojos de su madre lo era, pues nadie podía tener sangre más noble y ser de alta alcurnia que ellos.

Le pidió a Hanabi, -su hija menor- que le acompañara, al parecer no había sido buena idea, no se separaba del maldito celular. Era exasperante estar preguntándole si había hecho lo que le había encargado y no recibir más que improperios dirigidos al viento por parte de la joven.

Cabello azulino como los de su clan, ojos perlados distintivos solo en los Hyuga acompañados de las gruesas pestañas que adornaban la mirada de la mujer de veintiocho años que exasperada peleaba con la nada. Sin duda las gemelas eran mujeres de una extraordinaria hermosura, para Hisui era la belleza y gracia de los ángeles la que se derramó sobre sus hijas. Ningún hombre era capaz de evitar quedar fascinado en la cautivante mirada de sus hijas... ellos simplemente caían rendidos a sus pies.

Odiaba a los Hyuga - ¿y quién no? Se decía la Mishima- si su clan había llegado al punto de emparentar con ellos solo por meros intereses económicos o el poder que daba tener las influencias adecuadas. Su relación con el heredero Hyuga se basó en mantenerse como intermediaria y mejorar las relaciones comerciales entre de ambos clanes.

Todo había salido de acuerdo a lo pactado, excepto su felicidad. Había sacrificado todo al casarse con Hiashi, solo para descubrir que su desdicha matrimonial era el precio que tenía que pagar para conservar la paz entre familias y que estas continuaran haciéndose más ricos de lo inimaginable a costilla de su constante sufrimiento.

Lo único bueno que pudo sacar de esos abominables de ojos perlados fueron sus dos únicas razones de vivir: Hinata y Hanabi.

Sus hijas fueron la luz entre tanta oscuridad, las flores naciendo en primavera, la felicidad que solo pudo conservar hasta que llegaron a la tierna edad de quince años. En ese entonces nuevamente los Hyuga y Mishima decidían por ella al apartarla de sus tesoros más preciados.

Siempre creyó que lo hacían deliberadamente, nunca pudo dar un heredero varón para los clanes, de los cuatro embarazos que tuvo, solo el tercero llegó a feliz término. Pero la desgracia caía nuevamente sobre ella, sus anteriores embarazos habían sido niños, este en cambio llegó por partida doble, mas ambas fueron niña. Ser mujer fue algo que siempre le reprocharon y ese sería el destino de sus hijas.

El consejo nunca le perdonó que solo trajera al mundo a ese par de hermosas niñas sanas, y que el pequeño niño que logró nacer de su último embarazo solo pudiera sobrevivir tres días desde su prematuro nacimiento. En ella buscaban un buen útero que diera hombres sanos y fuertes, la vida se encargó de mostrar que para ella eso era imposible, se sentía una Catalina de Aragón que nunca pudo dar un Rey a la corona Inglesa.

Between LOVE & REVENGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora