La Pesadilla Comienza

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La noche había caído en la ciudad, Elena había tenido la amabilidad de dejarme frente a mi casa después de pasar una tarde de chicas, es decir, pasamos todo el bendito día comprando ropa que no necesitábamos, comiendo porquerías y criticando a chicas que nos caían mal.

—Nos vemos mañana Ellie —me despedí mientras bajaba de su convertible rojo.
—Nos vemos___. Dulces sueños —canturreó para luego irse.

Abrí la puerta de mi casa y me adentré en la plena oscuridad. A tientas busqué el interruptor y la luz junto con la tranquilidad se hicieron presentes. Nunca me ha gustado la oscuridad, le tengo pavor.
Llamé a mis padres pero solo obtuve de respuesta un profundo silencio. Voy a la cocina y encuentro en el refrigerador una nota de mi madre:

Mi amor, fuimos a cenar a la casa de los Henderson. Volveremos más tarde.
Cuídate.
P. D.: Hay estofado en el congelador.

Mis padres son personas muy sociables. Conocen a todos en el vecindario, son excelentes personas y maravillosos padres, es raro pero me siento orgullosa de ser su hija.
Subo a mi habitación y enciendo el televisor para llenar el silencio, no me agrada estar sola en la noche, me pongo nerviosa y recuerdo todas las escenas de las películas de terror que he visto y se me pone la piel de gallina.

Luego de que acabara la serie The Big Bang Theory no tengo nada más que hacer. Mis padres aun no llegan y ya es media noche.
Apago el televisor y cuando me adentro en las suaves y tibias sabanas escucho un ruido en la planta baja.
Mi corazón se acelera. Tal vez sean mis padres ¿no? Espero unos minutos y no escucho el típico: "Mi vida, ya llegamos" de mis padres y comienzo a asustarme realmente.

Se escuchan más ruidos y unos pasos. ¿Qué mierda hago ahora? Definitivamente no seré como las chicas estúpidas e iré a indagar ganándome una muerte segura. Pero no puedo ni moverme, estoy paralizada. Los ruidos se hacen más constantes.

Ahora mismo la idea de saltar por la ventana parece muy tentadora si tan solo mi habitación no estuviese en el segundo piso de seguro ya lo hubiera intentado.

Unos pasos se escuchan en el pasillo y mi piel se eriza. Comienzo a temblar levemente. Reúno un poco de valor y salgo disparada de mi cama hacia el armario y me encierro en el.
Mi corazón late desenfrenado y mi respiración es irregular.

Los pasos se detienen y se reemplazan por el chirrido de mi puerta abrirse lentamente. Creo que me dará un jodido ataque cardíaco en este momento.
Trato de controlar mi respiración y de no hacer ningún jodido ruido. Los pasos se detienen. Veo como la silueta de un tipo alto se va lentamente y suelto un suspiro de alivio.

Estoy a punto de salir cuando siento una respiración en mi cuello y comienzo a temblar violentamente.

—Hola —dice esa macabra voz y siento como posa sus manos en mis hombros para luego con mucha fuerza aventarme fuera del armario.

Intento levantarme pero mis piernas no reaccionan. ¡Joder! Me arrastro a como puedo tratando de llegar a la puerta pero antes que pueda hacerlo me paralizo al ver salir del armario a un enorme payaso negro con una sonrisa perversa.
Se acerca a mí y se pone en cuclillas para quedar a mi altura, su mirada es fría y su rostro indudablemente el de un psicópata.

—Vamos a jugar —dice soltando una risa tétrica y malévola.


El Enemigo [Laughing Jack Y Tu] (Book 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora