Estoy Jodida

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¡Suficiente! Ésta vez ha ido demasiado lejos. Ya he tenido demasiado de esta arrogante y estúpida copia del guazon

Voy en busca del maldito de Jeff. Es momento de que alguien lo ponga en su lugar.
Pasa su tiempo jodiéndome la vida a mí y a los demás.

—¡Eres un hijo de puta! —le grito cuando lo encuentro cómodamente rebuscando algo en la nevera.
—Relájate, eres demasiado estirada.

¡¿Qué me relaje?! Un tic en mi ojo denota mi frustración contra él.
Maldito jodido idiota de mierda.

—¿Entonces debo reírme de que has regado mi ropa interior por toda la jodida casa?
—Sólo fue una pequeña broma.

Aprieto los puños y mi mandíbula se tensa. Me está sacando de mis casillas.

—Por cierto... Lindas pantaletas de encaje las tuyas —dice riendo y vuelve meter la cabeza dentro de la nevera.
—No. Esto es lindo —tomo un plato que estaba en la barra y lo estrello contra él haciendo que se haga trizas.

Jeff voltea y sus ojos relampaguean. Si. Lo he fastidiado. Pero joder, no sé quién diablos se cree para ir por el mundo siendo un dolor en el trasero para todo ser viviente.

—Es hora de que vayas a dormir —murmura y no sé de dónde lo ha sacado pero noto que tiene un cuchillo entre sus manos.

Si. Estoy jodida.

Lo avienta en el aire y yo lo esquivo increíblemente. El cuchillo queda clavado en la pared a tan sólo un par de centímetros de mi cabeza.
Saco mi navaja dispuesta a usarla si él se acerca tan solo un centímetro más a mí.

—Vas a sufrir —me promete y trago saliva al oírlo.

No se escuchó como la típica amenaza que me da todos los días. En esta ocasión se que va en serio.

Corre hacia mí y yo repito su acción sólo que en otra dirección. Él toma su cuchillo que anteriormente se encontraba en la pared de roble y me mira con ojos amenazadores.

Se acerca a mí y se libra una batalla en la cocina.
Él trata de apuñalarme pero yo esquivo cada uno de sus ataques. Ante un mal movimiento mío logra herirme en mi brazo. Suelto un grito y el ríe.

Me sostengo de la pequeña manecilla del cajón de los cubiertos para recuperar el aliento.
Y cuando está a uno escasos centímetros míos saco el cajón y lo estrello en su cara.
Un líquido negro y espeso sale de su boca.
Al menos tengo un indicio que me dice que estoy defendiéndome bien y que he logrado herirlo.

—Maldita perra —toma un sartén que se encontraba en la estufa y lo lanza sin siquiera ver. Y para su jodida suerte acierta y me golpea.

Debido al impacto del instrumento de cocina sobre mi rostro, pierdo el equilibrio y voy directo al suelo.

Cuando logro recuperarme del golpe me encuentro con que los fríos dedos de Jeff están apretando mi cuello y el aire me falta. Forcejeo con él pero no logro moverlo ni un sólo milímetro.
Entro en desesperación. Su cara de maniático y esa sonrisa sádica no me ayudan a conservar la tranquilidad y pensar en cómo salir de ésta situación.

Llevé mis manos de mi cuello a estar en los ojos de él.
Jeff soltó un grito de dolor y se apartó de mí rápidamente.
Está en el suelo lloriqueando, tomo un cuchillo para defenderme. Camino hacia él para atacarlo y cuando estoy a punto de hacerlo alguien me sostiene firmemente de la muñeca.

—Ha sido suficiente —dice Jack con el semblante serio.

El Enemigo [Laughing Jack Y Tu] (Book 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora