Fue Un Payaso

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Mi madre me miró sin comprender lo que decía. Me abrazó fuertemente pero yo no le pude corresponder.

La puerta se abrió y me sobresalte. Estaba a punto de gritar cuando note que sólo eran los detectives que probablemente empezarían a interrogarme.

—Señorita Pryce, soy el detective Marshall y mi compañero es el detective Laverne. Vamos a hacerle un par de preguntas. En privado —recalca mirando duramente a mi madre.

Mi madre sale con todo el pesar de su alma y me deja con aquellos dos hombres de corbata y expresión reacia.

El detective Marshall es el más viejo de los dos. Tiene líneas de expresión muy marcadas, una cabellera platinada y su ceño fruncido.
En cambio Laverne es más joven. Si al caso llegará a los treinta años, posee un aspecto despreocupado.

El más viejo se acerca mientras que Laverne permanente solo como audiencia.

—Tenemos entendido que sus padres la encontraron en su habitación inconsciente y sola.
—Así fue.
—Necesito que me explique que fue exactamente lo que sucedió.
—Estaba viendo televisión. Escuché ruidos y me escondí en mi armario.
—Prosiga.
—Pero me encontró. Trate de escapar pero no pude —intento no llorar—. Empezó a torturarme. El me hizo mirar mientras... —mi voz se quiebra.
—¿Pudo ver quién era? Tal vez algo que lo caracterizará. Su vestimenta.
—Laughing Jack... —murmuro.
—¿Disculpe?
—Así me dijo que se llamaba.

La expresión del policía cambia y realmente no sé si eso es bueno o malo. Supongo que en mi situación nada puede ser bueno.

—Es un jodido payaso.
—¿Un payaso?
—Media como dos metros, sus dientes eran afilados, tenia garras y su risa... —un escalofrío recorre mi cuerpo.

Marshall se levanta y su compañero lo sigue inmediatamente. Cuando salen cierran la puerta tras de sí. Veo sus sombras en la pequeña ranura de la puerta. Están hablando con mi madre.

Me levanto y casi caigo al piso cuando una punzada de dolor recorre todo mi abdomen y una mancha roja comienza a humedecer el vendaje.
Me acerco a la puerta en silencio.

—¿Averiguaron algo? —pregunta mi madre.
—No —contesta Marshall—. Su hija está hablando de un payaso de dos metros con garras.
—¿Qué?
—Es común. Su hija fue atacada violentamente, es de los peores casos que he visto. Por el momento no se preocupe, puede que su versión de la historia sea alterada por la anestesia o incluso aun este en shock.
—El doctor se mantendrá alerta por si algo cambia y su situación mental empeora —dice Leverne.

¿Situación mental? ¿Yo?
¡Joder! ¡Yo sé lo que paso! ¡Creen que estoy loca!

No quiero seguir escuchando esta mierda. Voy a la camilla y con muchos esfuerzos logro subirme y recostarme.

No estoy loca... No lo estoy ¿no?

Va6


El Enemigo [Laughing Jack Y Tu] (Book 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora