Lo Siento

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Después de un par de horas rondando por el bosque que poco a poco se iba iluminando con los cálidos rayos del sol que se filtraban entre las hojas de los árboles vi una figura a lo lejos.

Me acerqué en total silencio. Cuando me encontré a un par de metros me percaté de que se trataba de Jack.
Estaba sentado en un viejo tronco caído. Lucía distante y pensativo. Tenía la mirada perdida y el semblante serio.

—Ya sé que estás ahí, ____ —dijo con voz ronca.

Doy un salto de la impresión. No hice ni el más mínimo ruido como para que me descubriera.

—Te escuché desde hace algunos minutos —me dijo mientras me buscaba entre los árboles, con la mirada—. No te sorprendas, tengo un oído muy agudo.

—¿Cómo sabías que era yo? —cuestiono mientras salgo a reunirme con él. 

—Eres la única que acostumbra a salir por las noches. Además de que ninguno de los proxys es tan sigiloso como tú.

—Cómo sea, ¿qué haces aquí? 

—Nada —contestó encogiéndose de hombros—. Sólo pensar un poco, supongo. ¿Qué hay de ti?

—¿De mi? 

—Si, de ti. No es común que una persona salga todas las noches sin excepción y sin motivo aparente. 

—Sólo camino. 

—¿Sólo sales a mitad de la noche a caminar en plena oscuridad a un bosque que está plagado de asesinos psicópatas?

Yo río ante tal comentario. Tenía razón. Toda la jodida razón. No podía seguir saliendo teniendo en cuenta que ahora no solo debía cuidarme de Jeff sino ahora también de Jill.
Estaba arriesgándome demasiado saliendo a pasear para despejarme un poco de todas estas situaciones que me tienen agobiada.
Tenía que encontrar otras formas de despejar mi mente en vez de salir sola y en completa oscuridad convirtiéndome en un blanco fácil para ser atacada brutalmente por alguno de mis dos más fieles enemigos.

—Estaba aburrida y cansada de estar en mi habitación —le miento mientras me acerco y me siento frente a él.

Él mira al cielo y sonríe. Pero no tiene una de esas espeluznantes y sádicas sonrisas. Sino una cálida. 

—Me alegro de que el invierno acabe. Todo comienza a tomar vida en verano. 

—Sí. Es muy lindo cuando todo comienza a florecer.

Él cierra los ojos y aspira profundamente.
Comienzo a jugar con la hierba en el suelo. Él se mantiene en total silencio.

—Nunca he visto a ningún humano por aquí o alguna cabaña. 

—Lo sé. 

—¿Dónde estamos exactamente? 

—En ningún lugar que un humano conozca. 

—No entiendo. 

—Estamos en otra dimensión por así decirlo —me contesta sin abrir los ojos aún. 

—¿Dimensión? 

—Sí. Es por ello que no vez ninguna señal de civilización. Es básicamente un mundo para los creppypastas. 

—Ah... —digo no muy convencida. 

—Tu estas aquí porque aquella noche te aferraste a mi cuando me transporte aquí. Muy pocos humanos logran encontrar las puertas para entrar a esta dimensión, que regularmente se encuentran en los bosques y es cuando se meten con los proxys y las notas de Slender. 

—Eso aclara bastantes dudas.

Pasamos unos minutos en completo silencio hasta que decido romper el hielo.

—Jack... Lamento haberme portado tan mal contigo cuando estábamos en mi habitación. Es sólo que estaba enojada por lo de Jill y luego llegó Jeff a joderme más y pues fuiste el primero al que vi y descargué toda mi rabia contigo. Y estuvo muy mal.

Él me mira fijamente por un momento. Su expresión es neutra así que no tengo ni el menor indicio sobre lo que está sucediendo en su mente.

—Es momento de regresar —dijo finalmente. 

El Enemigo [Laughing Jack Y Tu] (Book 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora