Obsesionado

95 15 0
                                    

—Todavía estoy esperando que me expliques quien es esa chica —anunció Valery, al parecer había reconocido a la misteriosa bailarina en Grian—. Kevin ¿Como puede ser más importante que nosotros? ¡somos tus mejores amigos!

Rob parecía descolocado y Kevin tenía rostro culpable. El deportista aún no había hablado con su nueva amiga acerca del tema de a quién podía contarle lo de sus encuentros, así que aún no era momento de las revelaciones, solo esperaba que ambos tuvieran un poco de paciencia para esperar sus explicaciones.

—¿Me pueden contar que es lo que sucede? —preguntó Rob al ver que no entendía nada del enojo de Valery.

—Kevin a estado espiando a la chica que se acaba de ir, mientras practica en la sala de danza —explicó su amiga de manera muy concisa y expresando con tono bastante duro y tenso—. ¡Y no me quiere decir quién es!

Se hizo el silencio entre los tres, la tensión que había en ese momento podía cortarse con un cuchillo, en eso uno de sus compañeros de equipo salió del camerino.

—Kevin... —le llamó, pero al ver los rostros y el silencio entre los tres, no le cupo duda que ahí se encontraban discutiendo algo importante—, lo siento, no quería interrumpir —se disculpo—. El entrenador nos quiere a todos dentro para decirnos algo —agregó, antes de volver a introducirse en los camarines.

El joven deportista suspiró y cuando estaba por volver a entrar, fue Rob quien le retuvo esta vez.

—Kevin, la bailarina y la chica de ahora ¿son la tal Grian que estuviste buscando tan desesperadamente? —preguntó su amigo, quien parecía haber sacado sus propias conclusiones.

Kevin no respondió, pero sintió como se le subían los colores a la cara por segunda vez en menos de una hora. Esta expresión bastó para confirmar las afirmaciones que acababa de hacer Rob y no dejar asomo de dudas en sus dos amigos con respecto a la identidad de la chica, Kevin nunca fue bueno para esconder secretos.

—¿No crees que esto se está convirtiendo en una especie de obsesión? —preguntó Valery con expresión dolida y ojos algo acuosos.

Esta pregunta hizo que Kevin se sintiera atacado. No estaba obsesionado con Grian, la chica le agradaba por su simpatía y buen humor, cuando se encontraban siempre tenía una sonrisa para él y siempre parecía estar pendiente de lo que le pasaba; le agradaba también porque —a diferencia de todos los jóvenes que poblaban el instituto—, tenía sus ideas clara, sabía que era lo quería y se esforzaba para lograrlo a pesar de los obstáculos que hubiera —incluso si el obstáculo fuera su misma personalidad—, se lo había demostrado con su tenacidad permanente y por la manera en la que se aferraba a seguir adelante.

—No, Valery —dijo el chico finalmente—, no estoy obsesionado...

—Entonces ¡¿por qué sigues a esa chica como perrito faldero?! —preguntó Valery saliéndose de sus casillas, Rob la sostuvo de sus hombros como para contenerla.

—¿Seguirla? —Kevin negó con la cabeza—, primero la observe por casualidad —les explico—, luego nos encontramos y me sorprendió su personalidad, nos hicimos amigos —dijo Kevin—. Solo sucedió, ella me agrada y seguiré juntándome con ella, les guste o no.

Valery pareció descolocada y algunas lágrimas corrieron por sus mejilla. A Kevin esto le incomodó, estaban haciendo una escena solo porque tenía una amiga nueva que no era parte del grupo. Se rascó a cabeza con impaciencia, Valery se dio media vuelta y sin decir nada se marchó. Rob lo observó de manera reprobatoria.

—¡¿Qué?! —preguntó Kevin impaciente—, hacen mucho escándalo solo porque conocí alguien nuevo.

—¿Cómo se puede ser tan ciego? —dijo Rob con rostro apenado—. Tal vez para ti no sea nada, pero es porque no te has visto cuando hablas de esa chica. Te aseguró, amigo mío, que esa tal Grian no es solo una amiga más.

Con estas palabras su amigo se marchó siguiendo a Valery. Kevin solo en el pasillo soltó un suspiro, ¿Que quería decir Rob con eso?

—Kevin, muchacho, entra de una buena vez —le dijo el entrenador que había salido a buscarlo—, tenemos que hablar sobre el próximo encuentro —anunció.

El chico asintió; pero antes de entrar, trató por un momento de encontrarle sentido a las palabras de su amigo, al no lograrlo solo se encogió de hombros, luego lidiaría con los comentarios de Rob. Ahora tenía otras cosas que demandaban su atención.


Querida Señorita InvisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora