Paseos

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Después de escuchar la conversación a escondida entre Irving y Grian; Kevin terminó yendo a su casa por ese día de muy buen humor. En el camino a casa, a lo lejos vio a Rob y Valery, que parecían dirigirse a algún lugar mientras conversaban con bastante animación. El chico trató de llamar su atención levantando la mano, pero repentinamente recordó que ambos seguían enfadados con él, así que solo se encaminó a su hogar algo menos eufórico que minutos atrás.

Es así como llegó el fin de semana, sin que hubiese vuelto hablar con sus mejores amigos, nunca había durado tanto una pelea entre ellos, pero tampoco es que él se hubiese esforzado en acercarse para arreglar la situación; así que decidió que cuando llegará el lunes trataría de enmendar las cosas, no le agradaba el hecho de seguir enfadado con esos dos.

Pasaron dos días y ya era domingo, su día especial que lo dedicaba por entero a su hermanita menor, momento en que --si había buen clima y no mucho frio-- la vestían abrigada y él, como buen hermano mayor, la sacaba a pasear por el parque y jugaba con ella y la llenaba de mimos, como a Jenny le gustaba. Pocos en el instituto sabían que tenía una adorable hermana menor, mucho menos sabían que casi babeaba por ella desde que nació. Ese día en especifico, decidió llevarla al gran parque de la ciudad que estaba algo lejos de su casa, hacia buen clima y tenía más tiempo de lo normal, porque todo lo que tenía pendiente lo había terminado el día anterior --sus padres era muy estrictos en el tema de cumplir con sus responsabilidades--, así que ambos se aprestaban a disfrutar un largo día de risas y juegos.

Una vez en el lugar, Kevin decidió ir al sitio habilitado con juegos ya que allí seguro había más niños de la misma edad de su hermanita, con los que Jenny pudiera divertirse. Transitaron con calma por los senderos amplios y delimitados por arboles y por un césped muy bien cuidado, Kevin se sentía muy tranquilo gracias al ambiente que se podía respirar en ese lugar, nada de ruido de gente gritando ni bocinazos de autos que transitaban apurados por la ciudad como si no hubiese mañana. Mientras el chico distraía a Jenny para que no se inquietara, por el largo trayecto desde la entrada del parque hasta el lugar donde iban, vio por el rabillo del ojo que alguien  pasaba a su lado corriendo, unos segundos después la misma persona retrocedía hasta él y le miraba el rostro.

El chico quedo sorprendido, frente a él se encontraba una Grian vistiendo ropa deportiva algo usada, que le quedaba grande y que poseía un color celeste desteñido, pero el cual le mostraba una faceta diferente de su nueva amiga. Mientras lograba reponerse de la sorpresa de encontrarla allí, la chica sonrió con gentileza.

—Hola

—Hola —respondió él, mientras hacía que su hermana viera a la recién llegada—. Jenny, saluda a la amiga de tu hermano.

—Oa —dijo la niña moviendo la mano con torpeza.

—Hola, linda —saludó Grian—. ¿Como estas?

—Ben —respondió la chiquita, mientras reía y balbuceaba unas cuantas palabras más que ninguno entendió.

—Nosotros vamos a la zona de juegos, ¿Nos acompañas? —sugirió Kevin, la chica lo meditó un momento y asintió, mientras volvían a encaminarse.

—Y ¿Qué haces aquí? —preguntó el chico curioso.

—Correr —respondió la chica—. Trató de mantenerme en forma lo más que puedo, para que no me cuesten tanto las prácticas de baile.

—Entiendo, pero correr solo te ayuda a mantener peso —dijo el chico—, y yo encuentro que no estás mal con eso.

Grian se sonrojó con el comentario, pero Kevin no decía más que la verdad; la complexión de la chica distaba mucho de ser robusta, sus brazos y piernas eran delgadas pero no musculosa, mientras el resto de su cuerpo aunque delgado no se notaba flexible. El chico evalúo a Grian de manera concisa y sin pudor, por lo que no notó que a medida que pasaban los segundos y que Kevin no parecía despegar la vista de ella, la chica se sonrojaba cada vez más.

—¡Ya basta, Kevin! —gritó la muchacha cuando pareció no soportarlo más, fue ahí cuando el chico se percató de lo que hacía y se avergonzó casi tanto como la bailarina.

—Lo siento, lo siento —repetía mientras desviaba la mirada hacia otro lado y su hermana comenzaba a pellizcar su cara, al parecer por encontrarse aburrida y queriendo llamar la atención.

El resto del trayecto a los juegos lo hicieron en silencio, intercalando con algunos mimos a Jenny de parte de ambos. La pequeña parecía cómoda con Grian y comenzó a hablarle y balbucearle cosas, que la chica solo parecía entender a medias, pero aún así trató de prestarle toda la atención que ella pedía. Cuando finalmente llegaron al parque, Kevin se dedicó a subirle a todos los juegos que la pequeña pidió sin ninguna demostración de cansancio, luego de media hora de juego la pequeña pareció tranquilizarse y Kevin la sentó en un rumo de arena donde ella pudo divertirse con par de niños de su misma edad.

Grian seguía allí; Kevin le había pedido que les tomara un par de fotos y la joven había aceptado, quedándose hasta ese momento con ellos. Ambos se sentaron en uno de los bancos cercanos, mientras veían a la niña jugar.

—Pareces saber mucho sobre cómo mantener la condición física —dijo Grian repentinamente, después de varios minutos de silencio.

—Soy deportista, tengo que saber qué es lo que entreno —comentó el chico, luego agregó con orgullo—, de esa manera soy más eficiente.

—Y ¿Qué tipo de ejercicio sabes hacer? —dijo Grian algo más interesada.

—Depende de que es lo que quieras mejorar —dijo el joven con mayor entusiasmo—. Si deseas mejorar tu rapidez, la rutina será diferente que si quieres desarrollar mayores músculos —instruyó, se quedó unos minutos en silencio y luego sin pensarlo demasiado, soltó—. ¿Quieres que te ayude a entrenar?

Grian, lo observó dudosa y sus ojos miel parecieron pensativos ante la propuesta, después de algunos minutos que se le hicieron eternos a Kevin, la chica pareció decidirse.

—Creo que necesito alguien que me ayude a mejorar mi condición física —luego sonrió—. Acepto tu ofrecimiento y gracias —dijo mientras le extendía la mano.

Kevin, con rostro animado, estrechó la mano de su amiga y la observó por un rato sintiéndose feliz; luego volvió su atención a su hermanita quien parecía creer que lo mejor del mundo era darse una ducha de arena. Kevin tuvo que correr hacia ella antes que arruinara toda su ropa, la tomó en brazos y Grian decidió que era hora de despedirse; mientras el chico volvía a darle toda su atención a Jenny, sintiéndose con una paz y felicidad interior difícil de apagar.


Querida Señorita InvisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora