Más que amigos

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Pasaron varios días desde el desastroso juego por las semifinales. Después de hablar con Grian, Kevin había vuelto a los camarines y se había disculpado con sus compañeros y con su entrenador, los que recibieron su disculpa con actitud algo fría pero sin reprocharle nada. Ahora tenían un par de semana de descanso del entrenamiento, pero Kevin poseía el firme propósito de no dejar que la situación anterior volviera a ocurrir. Por otro lado, Grian también había querido una semana de descanso, al parecer su madre había sufrido un pequeño accidente y debía ayudarla en lo que pudiera hasta que estuviera mejor. Kevin, comprendiendo la situación, le dijo que no se preocupara por los entrenamientos y le dio una lista de cosas que podía hacer en casa durante una semana y la dejo libre hasta que su madre se recuperara.

En resumen, esa semana tenía mucho tiempo libre y decidió que la mejor forma de pasarlo era recuperando lo perdido por falta de entrenamiento. Por ello fue que Rob lo encontró practicando en el gimnasio, cuando lo estuvo buscando ese día miércoles por la tarde.

—Aquí estabas —saludó Rob, distrayendo al jugador.

—Y esto de que te acerques voluntariamente —dijo Kevin, mientras se secaba el sudor.

—Valery faltó a clases hoy —dijo Rob sin ocultar su situación, mientras Kevin soltaba un sonoro ¡Ah! y se acercaba a su amigo.

—Entonces a que debo el honor de tu visita —preguntó el chico imitando un tono pomposo.

—¡Ah, bueno! solo venía a ver como estabas de humor —dijo Rob algo intranquilo.

—Yo bien, no tengo derecho a estar de malas —respondió Kevin

—Claro, claro. Seguro es solo tu amiga y todo eso —fue el comentario de Rob al aire

—¿Mi amiga? yo pensé que hablabas del juego —dijo Kevin extrañado—. ¿A qué te refieres?

—Entonces no sabes nada todavía

—¡Ya para!, me estas poniendo de los nervios —exclamó Kevin, perdiendo la paciencia—. ¿Qué pasa?

—Lo que sucede es que ayer yo... —comenzó a relatar, mientras se apretaba las manos con nerviosismo

>>Rob se encontraba caminando por los pasillos del instituto sin rumbo fijo, Valery estaba con un fuerte resfrío por lo que se había ausentado de la escuela por esa semana y el chico quedó sin compañía, pero no deseaba volver a su solitaria casa de inmediato. En eso escuchó unas voces que provenía del pasillo contiguo, se quedó indeciso por unos instantes pero su curiosidad ganó, así que se acercó al lugar de donde provenían la conversación.

—Te estoy advirtiendo —dijo un chico de gafas y cabello rubio cenizo muy mal cuidado, pero que tenía unos ojos verdes que le quitaron el aliento—, ese chico no es de fiar.

—Creí que ya habíamos tenido esta conversación —dijo su acompañante, que para sorpresa de Rob era Grian, la amiga de Kevin—, él es mi amigo y no pretendo dejarlo solo, ahora más que nunca.

—Solo se aprovecha de tu buena voluntad —arguyó nuevamente el chico de lentes.

—Pues si lo hace, ¡es mi problema! —dijo Grian, al parecer bastante enojada—, además ¿Porque te preocupa tanto?

—¡Pues porque te quiero, porque me gustas! —gritó el chico al parecer desesperado.

Grian no respondió esta declaración, pareció quedar de piedra por lo repentino de las palabras de su acompañante y Rob decidió que era un excelente momento para desaparecer.<<

—Y eso fue lo que vi —fue lo último que dijo Rob, mientras Kevin parecía ausente.

—Ah, sí —dijo Kevin, quien comenzó a guardar sus cosas poco a poco—, supongo que ahora serán pareja.

—Eso no lo sé, me fui antes de la respuesta de Grian —dijo Rob—, pero por su actitud, a mi parecer es lo más probable.

—Rob tengo que irme, debo hacer un encargo en casa —dijo Kevin cambiando de tema.

Rob quedó algo descolocado por el cambio abrupto en la conversación, así que solo pudo asentir y se despidió de su amigo, mientras Kevin se dirigía a los camarines a cambiarse de ropa. Cuando estuvo allí, golpeó con rabia una de las taquillas más próximas a él. Ahora le quedaba más que claro porque a Irving no le caía bien, el chico se sentía amenazado por su presencia y por el hecho de que él podía quitarle la atención de la chica que le gustaba y, ahora él se arrepentía de no haberlo hecho.

Se metió a la ducha y dejó que el chorro de agua fría golpeara su cabeza; los celos y la rabia le carcomían, Kevin por fin terminó aceptando ante sí mismo que Grian le gustaba y mucho. Era un hecho que había comenzado a aceptar sus sentimientos por la bailarina desde lo del fin de semana, su apoyo había resultado indispensable para serenar sus sentimientos y aceptar los errores que había cometido; el pensar que ella desapareciera de su rutina le provocaba una desazón que no podía esconder y su corazón se sentía adolorido con solo pensar que ella estuviera interesada en alguien más.

Ahora solo podía lamentarse, había sido ciego ante sus propios sentimientos y había perdido su oportunidad. Solo por no querer aceptar, por enésima vez, los hechos ante sí mismo.


Querida Señorita InvisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora