Arreglando Problemas

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Llegó la tarde de ese mismo día, donde tuvieron las mismas clases de siempre con los mismos profesores de siempre y Kevin, aunque se encontraba agotado, decidió que perseguiría a Rob hasta que pudieran arreglar las cosas o por lo menos conversar como dos personas civilizadas. Cuando finalmente tocó el timbre de salida, tuvo la agilidad suficiente para tomar la muñeca de su amigo -quien se sentaba a su lado y estaba a punto de salir-, así que por fin podía decir que había acorralado al muchacho para arreglar la pelea tonta que había tenido. Era hora que conversaran.

-Necesitamos hablar -anunció Kevin, mientras Rob suspiraba resignado, por lo que el jugador de básquet supuso que se había hecho a la idea de que debía enfrentarse a él, solo.

-Está bien, pero eso no significa que te hayamos perdonado -dijo el chico en plural, al parecer la pareja de amigos había hablado largo y tendido sobre su reciente discusión.

-Primero que nada, debes disculparme por haberle ocultado cosas -dijo Kevin, mientras Rob le observaba sorprendido-, pero es que no eran mis secretos y la involucrada en todo esto suele ser bastante reservada y tímida.

-Pero nosotros no somos cualquier persona -dijo Rob, cruzándose de brazos-, no es como si fuéramos a contar por ahí lo que hacías durante los recesos.

-Pero es que no era por eso que no se los contaba -dijo el joven, el cual le relató las circunstancia desde la primera vez que vio a la bailarina y lo compleja que era su relación con ella.

Rob lo escuchó atentamente cada una de las palabras de su compañero, a medida que avanzaba en su relato su expresión paso por varias etapas, en ella se reflejó primero sorpresa, después recelo, algo de indiferencia y finalmente admiración; Kevin asumía que era debido a todas las cosas que había hecho y a las que no estaban acostumbrados.

-¡Que decidida! -exclamó Rob-, ya entiendo porque te gusta esa chica -dijo Rob con una sonrisa y Kevin supo que tenía la chico de su lado.

-Es una buena persona y una buena amiga -dijo el jugador, orgulloso

-Eso ni tú te lo crees, pero quien soy para corregirte -dijo Rob, pero luego su rostro se torno serio-, pero aunque esa chica fuera el fenómeno más grande de la naturaleza, no creo que Valery te perdone tan rápido.

-¿Qué? ¿Por qué? -preguntó Kevin, con la expresión de un niño que han acabado de quitarle su regalo de navidad.

-Porque Grian te tiene encandilado -fue la sincera respuesta de Rob-, y mientras sea así, Valery seguirá dolida por un tiempo más.

-No me tiene encandilado -dijo Kevin con rostro confundido.

-Como sea, tú tienes a Grian -dijo Rob, sin prestarle atención a las protestas de Kevin-, así que por ahora me quedaré al lado Valery. Kevin, trata de ser paciente y que nosotros nos acerquemos a ti, ¿sí?

-¿Me queda otra opción? -preguntó Kevin

-No, a no ser que quieras ver a Valery en formato histérica -dijo Rob alegre.

Kevin negó con la cabeza algo asustado, solo había visto un par de veces a su mejor amiga verdaderamente enojada y no era un espectáculo agradable, así que no le quedaba otra alternativa que mantenerse apartado y esperar que Valery volviera a sus cabales.

Querida Señorita InvisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora