Hospital

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-Creo que es una fractura, pero hay que llevarte al hospital para cerciorarnos -dijo uno de los profesores presentes.

-Es mejor que vayan en mi auto -dijo otra de las profesoras con rostro preocupado-, las ambulancias se demoran y parece que a cada momento se te hincha más el tobillo.

-Le ayudare a llevarla -se ofreció Kevin inmediatamente.

-Yo también ayudaré -dijo Irving con mirada muy arrepentida-, todo esto es por mi culpa.

Grian miró a Irving con enojo, pero también había algo de decepción en su mirada, pero no dijo nada en contra solo se limitó a suspirar con pesadez.

-Está bien, gracias. Yo sola no podría llevarla de todas maneras -dijo la profesora que había ofrecido su vehículo-. ¿Alguien tiene como contactar a su familia?

-La llamaré cuando vayamos en el auto -dijo Irving, tocando el bolsillo en el que Kevin asumía que llevaba su teléfono móvil.

Al parecer, con esto todo quedo convenido, por lo que cada uno comenzó hacer su parte del trabajo. Todos los que habían mirado la escena y los curiosos recién llegados, fueron dispersados con rapidez por los inspectores y profesores, así que todos terminaron yendo a sus salas a comentar lo que había sucedido. Mientras tanto Irving y Kevin, junto con la profesora dueña del auto --quien era la que impartía clases de arte y se apellidaba Dubois-- se dirigieron al hospital más cercano. Grian parecía adolorida, pero no paraba de decir que no era nada y que probablemente solo fuera un esguince pasajero, que solo con tener el pie quieto y en alto se le pasaría; Kevin no lo creía así, porque mientras la cargaba y cada vez que ella ponía el pie en el suelo, inconscientemente le agarraba de su chaqueta con fuerza y sus labios se volvían blancos, el chico suponía que debía tratar de ahogar los quejidos de dolor.

Una vez en el vehículo, Irving tomo el asiento de copiloto y Kevin ayudo a subir a Grian a los asientos traseros. Una vez en camino al hospital más cercano, Kevin se percató que Irving llamaba a la madre de Grian y le informaba de su inesperado accidente, el deportista se dio cuenta que mientras hablaba sobre el accidente su cara de culpabilidad se acentuaba.

No demoraron tanto en llegar al centro asistencial, pero la espera dentro del recinto fue mucho más larga de lo que en realidad fue para un nervioso Kevin e Irving, dado que ambos consultaban el reloj a cada minuto que pasaba. Finalmente, hicieron pasar a la chica y mientras estuvo siendo atendida, llegó la madre de la joven. La profesora le explicó a la mujer lo que había sucedido a grandes rasgos, mientras los jóvenes colocaban su mejor cara de arrepentimiento sin ningún asomo de engaño. La mujer no dijo nada y fue directamente a ver a su hija herida, mientras los muchachos siguieron esperando por noticias sobre el estado de su lesión, luego de algo así como una hora, la madre de Grian salió.

-El médico dice que es una fractura compuesta y que tomará un par de meses su recuperación -les anunció.

-¿Qué pasará con su participación en las pruebas de danza? -preguntó Kevin-, es dentro de mes y medio, ¿podrá participar?

-El médico dijo que dependía de su recuperación -dijo la mujer, pero negó con la cabeza-, aunque lo cree poco probable, la fractura resulto ser muy seria.

Kevin sintió una gran desesperación, que debía ser mucho peor para Grian, quien estaba muy ilusionada con esas pruebas. Sentía que debía hacer algo, pero no sabía qué.

-Chicos, es mejor que vuelvan a casa -dijo la mujer-, ya es muy tarde para que vayan a la escuela -luego al ver sus expresiones, agregó-. No hay nada que puedan hacer y si se quedan aquí solo harán que Grian se sienta peor.

Ambos jóvenes entendieron que Grian debía estar muy molesta con la situación y que era mejor no presionar para verla, aún así Kevin no dejaba de sentir una enorme culpa dentro de su pecho.

Querida Señorita InvisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora