Pasó un mes antes de que las cosas entre la bailarina e Irving volvieran a una relativa normalidad. Y por lo que supo Kevin de la boca de la misma Grian, es que ella se sintió bastante solitaria durante de ese mes sin la compañía de su mejor amigo, pero que gracias a Kevin había podido soportar de mejor manera su aislamiento en clase.
Ya habían llegado al final de marzo y Kevin se encontraba en el gimnasio guardando sus cosas para volver a su casa. Ese día habían estado entrenado con Grian los nuevos ejercicios antes de la presentación para la escuela de danza, con los que la chica estaba muy entusiasmada y por los que se habían quedado más tarde de lo normal, así que la chica había tenido que salir del gimnasio casi corriendo porque iba retrasada a juntarse con su madre en algún lugar.
Kevin guardó sus últimas cosas y revisó los alrededores del banco, para saber si nada se le quedaba, cuando vio un pequeño cuaderno en el suelo. Lo tomó y lo revisó, no era suyo, nunca había tenido un cuaderno tan femenino, por lo que solo podía ser de Grian y para cerciorarse lo abrió. Con una caligrafía redonda y algo ladeada estaba escrito el nombre de la chica, con algo más de curiosidad de la normal, Kevin siguió leyendo sus datos, como el numero de teléfono y su dirección —los que trató de memorizar, sin lograrlo del todo— y revisando el resto del cuaderno, que en realidad era una agenda, se encontró con una fecha que le llamó profundamente la atención. Marcado con muchos colores, se encontraba el viernes de la semana siguiente y un "Mi cumpleaños" gigante, daba entender que Grian cumplía años. Kevin se encontró pensando que podía regalarle a la chica por ese día y agradeciendo que hubiera un fin de semana de por medio, que le daba tiempo suficiente para comprar un buen presente. Así que guardó la agenda, tomó sus cosas y se dirigió a su casa, para ver cuántos ahorros tenía como presupuesto para comprar el regalo.
El día sábado llegó con un Kevin dispuesto a buscar el mejor regalo que pudiera encontrar con el dinero que tenía —el cual era suficiente para un regalo decente, gracias a dios a él no le costaba mucho ahorrar—, por lo que se dirigió al centro comercial en busca de algo que fuera ideal para la chica que le gustaba. Primero pensó en joyas, pero las que más llamaban su atención eran muy caras, luego la imaginó llevando un lindo vestido, pero no sabía cuál era la talla de la chica, después pensó en unos zapatos de baile, pero tampoco sabía su medida. Kevin ya comenzaba a desesperarse al no poder encontrar algo que le convenciera, hasta que lo vio; unas lindas pinzas para cabellos, adornados con flores de un color azul zafiro muy brillantes y que de él colgaban tres cadenas finas de color plata. Cuando imaginó este adorno en el cabello de Grian, no lo dudó ni un segundo más, entró en la tienda y lo compró. Ahora debía encontrar el momento perfecto para entregárselo a la chica.
Y aunque en un principio no se lo imaginaba, el encontrar ese momento perfecto fue su tarea más difícil. Kevin y Grian siguieron su rutina normal durante esa semana —Kevin le entregó su agenda a la chica sin que ella sospechara que estuvo metiendo las narices—, pero no le entregó el regalo durante sus encuentros porque no le parecía correcto entregárselo días antes. Pero finalmente llegó el viernes y, con el regalo en el bolsillo, decidió correr hasta la sala de danza para dárselo inmediatamente, pero... Grian nunca llegó.
La buscó todo la jornada por los pasillos, pero al ver que no la encontraba se dirigió a su salón donde le contaron que ella había faltado ese día. Ahora se encontraba ante un problema, porque quería entregarle el regalo ese mismo día, pero dudaba que Irving le dijera de buena gana donde vivía la bailarina. Pensó en su dilema por un buen rato hasta que se dio cuenta que su única solución se encontraba en preguntarle a algún profesor. Y quien mejor que su entrenador para pedírselo. Así que fue a la sala de profesores y allí como esperaba se encontraba el entrenador —que también era el profesor de educación física—, a quien se dirigió de inmediato.
—Entrenador, necesito un favor —le dijo el chico
—¿Que favor? —preguntó sin levantar la vista de los papeles que estaba revisando.
—Necesito la dirección de una alumna, para llevarle su teléfono celular que dejó olvidado. Lo necesita urgente y no tengo como más ubicarla —explicó el chico con un ansiedad poco fingida.
El profesor lo pensó un momento y no le vio el inconveniente. Revisó los papeles del curso y buscó la dirección de la chica, la transcribió y se la entregó al muchacho, este le agradeció y salió con apuro evidente de la sala. No se demoró mucho en llegar a la casa, que se encontraba cerca del parque en donde se habían encontrado meses atrás y toco el timbre, siendo recibido por una mujer muy parecida a Grian, pero algo más entrada en años, o sea, con canas y bastantes arrugas las que parecían no importarle.
—¿Si? ¿A quién buscas? —preguntó la mujer
—A Grian —respondió el moreno algo cohibido.
—¡Hija, te buscan! —llamó la mujer hacia el interior y casi en el acto apareció la joven con un sonrisa, mientras su madre volvía al interior y los dejaba solos.
—¡Kevin! No te esperaba, un minuto ¿Cómo sabias mi dirección? —preguntó con preocupación.
—Tengo mis métodos —señaló el chico, mientras le sonreía con astucia—. Solo vine a decirte Feliz Cumpleaños y a entregarte tu regalo —añadió, mientras le tendía una cajita envuelta y Grian lo recibía con la satisfacción pintada en la cara.
—Gracias, no preguntaré como te enteraste, porque supongo que para eso también tienes tus métodos —dijo Grian
—Solo tengo que decir en mi defensa, que si quieres mantener en secreto tu fecha de cumpleaños, no lo marques con tantos colores ni lo escribas con letras gigantes —dijo Kevin mientras se aguantaba unos golpes en el hombro de parte de Grian.
—No debes husmear en cosas ajenas, pero de todas maneras me alegra que hayas venido —dijo la chica—, estamos haciendo una pequeña celebración ¿Quieres entrar?
El chico se sintió alagado y no dudó mucho en aceptar, sería bonito pasar el cumpleaños de la chica a la que quería junto con ella y su familia.
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Querida Señorita Invisible
Teen FictionKevin, uno de los jóvenes más queridos en el Instituto Charles Darwin, sin quererlo ni beberlo , se encuentra espiando a una solitaria joven bailarina, la cual lo deja cautivado. "... si la persona frente a él se cansaba y necesitaba agua, no debía...