Nacida así (bethyl)

1.6

6.

Beth había visto la muerte y la devastación, la mentira y la fantasía acabada en el cuerpo de su madre muerta; el cadáver que intentaba comerla a pesar de que esos mismos brazos la habían atrapado con amor antes de la caída. Entonces el suicidio había sido la respuesta, el control sobre la única cosa inminente que venía: muerte.

No importa lo que Maggie, Jimmy y su padre trataban de explicarle porque ella no lo entendía. Jimmy parecía estar preocupado por ella pero casi por obligación no porque lo deseaba y Beth se había sentido ofendida.

Maggie era más fuerte que ella y estaba enamorada, mil leguas a la distancia Beth podía darse cuenta, por eso entendía que ella se resistiera a ver el desastre inminente de su pequeño mundito. Luego estaba su padre que también comprendía la situación pero no quería aceptar la verdad y se había ido a beber por ahí. También estaba Lori que predicaba algo en lo que no creía, porque Beth había escuchado decirle a Rick que prefería ver a Carl muerto para que tuviera paz.

Entonces Andrea había sido la única valiente de decirle que las cosas iban a empeorar pero que se acostumbraría, que haría un espacio para soportar el dolor y continuar viviendo y luego le había dado la oportunidad de elegir su camino tal como ella quería. Porque como Beth le había aclarado a su hermana no iban a poder evitarlo.

Cuando llegó el momento de la verdad, cuando tenía el espejo en sus manos y había aparecido el primer corte, Beth sintió una ráfaga de dolor pero no por la sangre que escurría de sus manos sino por todas las cosas que iba a perder y en la confusión sintió una nueva calidez en su interior algo que la estaba llamando con todas sus fuerzas. Le estaba impidiendo seguir adelante.

Y cuando Maggie entró en el baño Beth se estaba disculpando por su tontería, los siguiente que supo es que su padre ya le estaba atendiendo la mano y le decía cuanto la amaba. Beth se acostó en la cama para dormir con las pastillas que le habían dado "pronto nos vamos a ver" le susurraba algo en su sueño.

7.

Daryl estaba construyendo flechas, alejado de todo el mundo porque necesitaba estar solo, realmente eso quería pero al parecer no iba a pasar, un sonido muy bajo pero detectable a su reflejo cazador le hizo saber que ahí había alguien más.

Al voltear la vista se encontró a Beth, descalza caminaba en el suelo, una cola de caballo mal acomodada y los ojos cerrados sintiendo el sol. De pronto se dejó caer entre la hierba y suspiró, el sol daba un brillo particular a su cabello mientras ella daba una respiración profunda. El viento soplaba muy ligero moviendo el pasto. Estaba demasiado fresco para andar descalza pero Daryl siguió en su trabajo.

Recargado en el tronco del árbol donde estaba sentado movió su cuchillo sobre la rama que pulía para convertir en perno. Cada uno en su tarea, sin darse cuenta poco a poco fueron igualando su respiración y sintiéndose más relajados; curando sus pesares sin palabras hasta el punto en que Daryl dejó de volar madera con rabia y se dedicaba a tallar con delicadeza.

Beth por su parte había dejado de tocarse la herida que todavía estaba fresca y las imágenes de cadáveres se eliminaron de su cabeza en ese momento; así en silencio el día comenzó a oscurecer y Daryl decidió que era momento de volver a su tienda.

- ¿Qué hace señor? - preguntó Beth con tranquilidad al ver que se incorporaba.

-Pernos para mi ballesta- contestó él con una voz muy baja intentando no romper la armonía del lugar.

Beth se puso en pie y caminó directo a las flechas sin mirarle siquiera, sus dedos rozaron cada detalle en el trabajo del hombre -Es impresionante -.

Daryl se burló con la voz, era la primera vez que alguien le alababa por algo que sabía hacer bien - ¿Es una broma? -.

- ¿Por qué iba a decir que algo es impresionante cuando no lo es? - pidió ella con duda en la voz.