2.9

1.2K 104 11
                                    

9.

Beth dio un suspiro, sus dedos enredados en la cuerda mientras presionaba la flecha y estiraba la cuerda, su arco de poleas no necesitaba tanta fuerza como lo había hecho con la ballesta y Beth liberó la tensión escuchándose un zumbido antes de incrustarse en el árbol en donde Daryl marcó como centró.

— ¡Sí! —murmuró Beth con una sonrisa.

—Cinco de diez es mejor que ayer — se mofó Daryl, solo vio la pequeña mueca divertida de Beth.

—Para el final de la semana te voy a clavar una flecha en la mano si me sigues provocando— contestó Beth muy satisfecha.

Beth bajó el arco muy contenta, todavía no dejaba de encontrarlo encantador a pesar de llevar con él unas cuatro semanas aproximadamente. Cuando Daryl se lo había dado le había explicado muchas cosas pero a ella solo se le había quedado que era un arco cóncavo, que era él más fiable, preciso y silencioso de todos los arcos que existían.

Era blanco con una mira azul, Beth no dejaba de verlo cada vez que podía. El invierno ya parecía irse, el calor comenzaba a inundar Georgia por lo que Daryl se aventuró en el bosque. Sin rastro de su familia era inútil permanecer en suburbios donde no habían encontrado nada de comer y donde de hecho habían pasado dos días de hambre. Daryl le había conseguido el arco así que empezaron a cazar al tiempo de crear un campamento.

—Haz el fuego— pidió Daryl pero antes de que Beth contestara reprochó —Tardarías mucho y no eres buena, solo vas a provocar humo y atraer caminantes o personas—.

Beth lo miró con recelo, no sabía si debía hacer la comparación pero pensaba en Daryl como una mujer menopaúsica pues unos días estaba bien y otros parecía estar tratando de molestarla todo el tiempo; también ocurría que se enojaba por cualquier cosa. Ella había tratado de ser paciente pensado que era la inquietud de no encontrar a nadie pero no había cambiado nada.

Sonrió al recordar su última pelea realmente fuerte en la que se habían insultado, ella caminó cerca de él quien se encontraba de cuclillas mirando algo en el suelo y no dejaba de quejarse de lo malo que era Beth, ella se acercó como si estuviera interesada en lo que Daryl vigilaba y de pronto le dio un beso en la mejilla.

— ¡Beth! — Daryl gritó como si le hubiera mordido un caminante.

La joven lejos de sentirse ofendida parecía divertida — ¿Recuerdas? Si te quejas y no me has enseñado las cosas te iba a besar. Lo jure por Dios—.

Daryl se llevó una mano a la mejilla y parecía tan confundido que Beth se sintió mal, tal vez cuando alguien lo tocaba era como si le golpearan. O tal vez, él pensaba que ella estaba coqueteando. La idea la hizo sonrojarse porque nunca había pensado así —Yo lo siento, no lo volveré a hacer. Es que... no dejabas de ser malo—.

Imaginó que Daryl iba a seguir gritando pero en su lugar dio un suspiró y comenzó a instruirla sobre cómo hacer el fuego, Beth pasó mucha atención a sus indicaciones; luego de comer en la fogata Daryl le ordenó dormir mientras él hacía la primera guardia. Había permanecido en silencio todo el tiempo así que Beth imaginó que estaba enojado con ella por la forma en que ella le trató por lo que decidió que nunca más iba a tocarlo para no hacerle daño.

Beth se puso a contemplar las estrellas, porque no podía dormir, ella estaba estropeando su cerebro tratando de pensar en algo útil que enseñar a Daryl: él le había enseñado a manejar un cuchillo, a usar un arco y fabricar flechas, hacer una fogata; a cuidarse de los caminantes... muchas cosas que le costaba enumerar.

Ella a cambio le había enseñado a cocinar, a cocer, algunas propiedades de hierbas que su padre le había enseñado, los rudimentarios primeros auxilios que le enseñaron en la escuela...le seguía debiendo y parecía que la lista no iba a terminar porque él había dicho que le iba a enseñar a rastrear y hacer trampas. Beth no estaba aportando tanto a este dueto de sobrevivencia y le hizo sentirse mal.

En especial porque su etapa depresiva había sido levantada por Daryl, al principio estaba tan enojada con él que no tenía tiempo de estar triste, luego estaba tan a gusto con él que tampoco estaba triste y eso era algo que no importa cuanto lo pensara: no podía pagarlo. Como siempre que tenía la cabeza confundida decidió hablar, le ayudaba la visión objetiva del hombre (la mayoría de las veces).

—No puedo dormir Daryl— le dijo con cautela pues no quería molestarlo más de lo que ya estaba.

Daryl de pie cerca de un árbol habló bajo — ¿Por qué? —.

—Estoy pensando en todo lo que me enseñaste y yo no te he enseñado ni el 10% de lo que tú haces— contestó con sinceridad.

—Deja de pensar en esas cosas— contestó —Me has enseñado varias sin proponértelo— Daryl casi sentía que su lengua se quemaba conformé se le había escapado.

— ¿Cómo qué? — exclamó ella contenta.

—Amigo... como es un amigo— murmuró tan bajo para que Beth no le escuchara pero el silencio absoluto consiguió que Beth oyera.

Muy satisfecha de sí misma y para no avergonzar más a Daryl le dio las buenas noches.

10.

El zumbido de un mosquito irritaba a Daryl pero no movió un solo centímetro concentrado en la ardilla que jugueteaba en el árbol; casi podía oler el pelo del animal y la forma en que la carne se ponía cuando se doraba. Apuntó su ballesta y dio en la cabeza, al instante dejó de moverse y caminó hasta su premio.

Beth tenía su arco en posición tratando de darle a un ave pero era demasiado complicado para una principiante. Había mejorado su puntería en firme pero en movimientos rápidos con animales no tenía oportunidad, tal vez ni siquiera frente a un caminante.

Daryl contempló la manera en que Beth estaba enfocado en el ave pero en cuanto disparó; el pájaro voló lejos del árbol, no le sorprendió pero si el quejido que escucharon no muy lejos. Tal vez había dañado a algún caminante pero la forma en que se quejaba le hizo saber que se trataba de alguien vivo.

Apuntó su ballesta a la dirección del sonido y caminó con precaución, en el piso había un hombre de unos veintitantos presionando su pierna, la flecha solo le había rozado pero el hombre no paraba de quejarse.

— ¡Qué demonios! Yo no les estoy haciendo nada— exclamó, levantó sus manos en rendición cuando vio a Daryl con su ballesta.

Beth apareció unos instantes detrás de Daryl con cara preocupada —Lo siento señor yo no quise hacerlo a propósito—.

Ella iba a dar un paso adelante pero Daryl casi ladró —No te acerques, puede ser peligroso—.

El joven de cabellos castaño, ojos café y piel blanca hizo una mueca de dolor —Yo no soy peligroso, solo estoy tratando de sobrevivir en silencio si es posible porque esas cosas te pueden comer—.

Daryl no bajó su ballesta a pesar de darse cuenta que no era peligroso, parecía más un tonto que otra cosa. El hombre le miró con cuidado —Me llamó Brandon—.

¿Lo juraste por Dios o es un buen pretexto para besarlo Beth? Mi vida por fin tienen una amistad, Beth le enseñó como se hacen los amigos y Daryl fue muy sincero al respecto. ¡Un nuevo personaje! viene a ayudar o perjudicar, Brandon ha aparecido en escena y no quiero dar spoilers pero  tendremos Brandon para rato.


Nacida así (bethyl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora