Cuarta parte

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Beth había sido bendecida, porque en cuanto Daryl perdió la conciencia ella había intentado cargarlo para ir por ayuda; el ruido había debido llamar la atención de los hombres que estaban cerca pues en minutos le estaban apuntando con un arma. Ella les había suplicado que le ayudaran a salvar a Daryl y entonces el hombre del parche en el ojo que era el jefe había accedido.

El hombre se presentó como Phillip y silbó para que varios hombres ayudaran a transportar el cuerpo pálido de Daryl, un hombre con un cuchillo en lugar de mano la observó con odio todo el tiempo. Parecía que quería desgarrarla con la mirada, luego de vendarle los ojos para entrar en lo que dijeron que era el pueblo de Woolbury logró estar en la misma habitación que Daryl donde una doctora lo atendía.

—Lo mordió una serpiente— comenzó a decirle la doctora —Ya lo estoy atendiendo pero se tardó mucho en atenderse así que pasará varias horas dormido—.

Beth asintió en un suspiro para detener su llanto porque tenía miedo de perderlo, la doctora le vio con curiosidad y luego salió de la habitación; Beth apenas tuvo tiempo de sentarse en la silla cuando entró el hombre sin cabello y que no tenía mano. Su rostro era una furia por lo que Beth saltó de miedo.

Merle nunca había golpeado una mujer, estaba muy cerca del sentimiento con esta pequeña cosa rubia que casi mata a su hermano pero si no iba a lastimarla de esa manera sí que iba darle el susto de su vida a esta chica junto con algunos empujones porque estaba seguro que por cuidarla su hermano esta tan enfermo. Y podía pasar lo que quisiera pero no iba dejar que el sufrimiento de Daryl fuera en vano.

— ¿Quién eres tú? — le gritó de modo agresivo a la joven.

—Me llamo Beth Greene— contestó ella con los ojos muy abiertos del miedo.

Merle se detuvo un segundo, ¿Se llamaba Beth? Como la persona del crucifijo de hace años; tal vez era una señal o algo así porque cuando había visto esa cruz en su auto por una razón inexplicable sintió apego a esa persona que lo trataba con respeto. Había vendido la cadena de oro para comprar algunas drogas pero el crucifijo no, a veces se preguntaba cómo era esa mujer Beth pues era el único nombre que había tallado en la cruz.

También había pintado la cruz de negro para ocultar que era de oro pues entre tanto ladrón, drogadicto y personas similares jamás hubiera permanecido en su pecho hasta el día de ahora; Merle decidió dejarse influenciar por todo el sentimiento que le invadía cada vez que pensaba en esa persona, en su lugar miró a la joven con cautela para conocerla mejor.

— ¿Por qué estas con...él? —pidió sin rodeos Merle con su mirada inquisidora.

Beth tragó saliva, los ojos de ese hombre eran tan similares a los de Daryl pero en ellos también había una acidez que los de Daryl no tenían. Y la forma en que ese hombre se comportaba le recordaba al Daryl preocupado, ella ya no tuvo dudas — ¿Eres el señor Merle? —.

A Merle le desconcertó que supiera su nombre, no es que Daryl no lo hubiera mencionado (al final era como su héroe personal) pero que ella adivinara casi de inmediato significaba que Daryl había compartido más de lo acostumbrado con esa niña —El que hace las preguntas soy yo nenita de mierda—.

Beth se mordió el labio pero le explicó brevemente que se había separado de su familia y que ahora los dos estaban en su búsqueda. El hombre se acercó a ella para empujarla en la silla que estaba a su espalda —Mi hermanito es un completo estúpido al permitir que personas como tú sigan con vida cuando puede costarle la suya—.

Señaló con el dedo la cama donde Daryl permanecía dormido y Beth bajo la mirada, se veía tan culpable además de que en cualquier momento podía llorar —Lo siento, por no poder proteger a Daryl. Me esforcé todo lo que pude pero no es suficiente—.

Nacida así (bethyl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora