3: "Lata"

9 3 0
                                    

Estaba empapada, con los labios azules tiritando de frío. Verónica se acercó amablemente a mi y me cubrió con una frazada seca. Ella no entrenaba, a ella la querían por su don: premoniciones...
Verónica podía ver futuros posibles, es decir, podía ccumplirse o no depende a las elecciones que tomara.
-Casi un récord- dijo ella mostrándome el reloj de su muñeca, solo había tardado tres minutos y medio...
-Marcus tardó menos- protesté, ella suspiró.
-Cuando dejen de pelearse se darán cuenta de las maravillas que pueden lograr juntos.
-¿Juntos?- arqueé una ceja-¡Jamás!
-Curioso...- rió-. Él me contestó lo mismo.
-¿Él?
-Marcus- aclaró ella.
《¡Claro que va a decirte lo mismo, ¿Verónica! Te volviste completamente loca?》pensé. Me dirijí a la barra, pediría a Lara que me sirviera un tazón de vodka, así recuperaría mi calor corporal.
-Lía, ¿qué te apetece?- preguntó la regordeta mujer de baja estatura.
-Vodka, whisky, alcohol, algo para recuperar calor...
-A tus órdenes- dijo. Dicho eso me sirvió en una taza una cantidad considerable de vodka-. Tu tiempo fue impresionante.
-¿Qué tiempo?- pregunté, aunque ya sabía de lo que hablaba. Tomé un gran sorbo del vodka, el líquido descendió por mi garganta quemando todo a su paso (lengua, paladar, esófago). Hice una mueca de asco, pero enseguida recupere mi tono rosado de piel y no tenía ya tanto frío. Hipé-. Parece alquitrán- resongué.
-Tu tiempo en el desafío- soltó una carcajada-. Es vodka, no agua, cielito.
-Lo noté- dije haciendo una mueca de que vomitaria. Volvió a reir. Marcus se sentó justo del otro lado de la barra, quedando frente a mi.
-¿Alcohol?- le preguntó Lara. Él asintió-. ¿En donde fue tu prueba?
-Según la Ministra en el mar de Tierra del Fuego, Argentina- contestó Marcus con dus dientes castañeando.
-Ese mar era hermoso, frío también- Lara sonrió, le entregó un líquido espeso color marrón.
-¿Qué es esto?- Marcus puso una expresión de asco-. Parece diarrea...
-Es mi bebida especial- contestó Lara.
-¿Tu diarrea de hoy a la mañana?- bromeó Marcus.
-No, de antes de ayer- bromeó también Lara. Marcus rió y bebió un sorbo.
-¿Chocolate?- arqueó una ceja.
-Sip, con whisky- Lara sonrió y revolvió el cabello dorado de Marcus como a un niño chico. Se volvió a mi-. Como te decía, tu tiempo fue impresionante.
-Pero no perfecto- dije mientras me paraba y me alejaba, tener tan cerca a Marcus me provocaba náuseas.
Me acerqué a la sala de pantallas, (donde se podía ver a todos los que realizaban pruebas en ese momento), Bruno estaba en el transportador en ese momento, estaba en una selva. Al minuto ocho treinta y tres salió a salvo. Cirse, una compañera nuestra no logró salir, aparté la vista, lo último que oí fue un grito desgarrador. Había muerto.
Salí de la sala de pantallas con mis ojos a punto de estallar a lágrimas. Sabía que así funcionaba, pero no dejaba de parecerme cruel e innecesario.
Por el parlante oí la voz aguda de Maximus diciendo: El almuerzo está servido.
Todos nos dirigimos al comedor. Me senté con Verónica y Bruno, no éramos amigos, pero estábamos solos los tres, además, Bruno estaba coladito por Verónica desde ,hacía ya, unos cinco años.
El tallo de un apio golpeó mi nuca, al darme la vuelta vi a Marcus riéndose con sus amigos.
-Fue sin querer, linda- dijo Mila casi sin poder contener sus carcajadas. Me paré en el sillón donde estaba sentada. Tomé mi plato de ciruelas y tomé impulso.
-¡Esto también es sin querer!- grité lanzando por el aire la linda compotera de plástico. Esta golpeó un hombro de Marcus, se paró echo rabia. Tomó una lata de gaseosa y empezó a batirla enérgicamente. Tomé mi lata de gaseosa e hice lo mismo. Se puso justo frente a mi, y como si fuese sincronizado abrimos al mismo tiempo las latas. Las gaseosas saltaron empapándonos. Sus amigos batieron y abrieron sus latas, me empezaron a tirar la gaseosa a mi.
-¿¡Porque siempre estás arruinando los almuerzos y cenas!?- gritaba Marcus con los ojos inyectados en sangre.
-¡Yo no empecé nada esta vez!- grité. Avancé a él, resbalé, lo tiré al suelo y caí encima suyo. Me aparté pateándole un brazo. Su mano envolvió mi tobillo y me tiró al suelo, se paró y se fue resongando en dirección a los baños. Verónica me ayudo a levantarme.

_¤_¤_¤

Ya había anochecido, mi tobillo me dolía pero me consolaba pensar en como estarían el brazo y el hombro de Marcus, yo había sido más bruta al pegarle.
Verónica se había ido a caminar con Bruno luego de cenar, estaba sola en mi cuarto. Me recosté en mi cama y posé mi mirada en el techo. Pensaba en la escena del comedor: ¡Como odiaba a Marcus!¡Era un completo imbécil!
De repente, tuve que dejar mis pensamientos a un lado, un chirrido fortísimo hizo temblar las paredes de mi cuarto salté de mi cama y salí de mi cuarto. Todos estaban asomados de las puertas de sus cuartos, excepto Mila, estaba con Marcus en su cuarto. «Puta»pensé.
Volví a prestar atención al chirrido. Las luces que iluminaban nuestras instalaciones se volvieron rojo fuego, entonces lo supe, ¡alguien había logrado entrar al domo!

Destruye © [No Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora