16: "Incendiar la lluvia"

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     Llegamos a un extraño edificio, parecido a un hospital solo que parecía a punto de demolerse. Parecía estar desierto, por un momento me pregunté si la mujer no nos había traído directo a una emboscada o era un lugar simplemente para esconderse  ella con su hija.

     Al entrar todo estaba en ruinas, solo destrucción y polvo por donde quisiéramos mirar. De repente, cuando Bruno pisó un suelo más lejos de donde estábamos voló una bala directo hacia él, por suerte, fue lo suficientemente ágil como para esquivarla.

     - Quietos, o considérense muertos - dijo una voz que parecía de un anciano.

     - Solo queremos saber si esta es la resistencia contra los domos y las Ministras.

     - ¿Piensan atacarnos con misiles?

     - No, pero si unirnos a ustedes- siguió diciendo Julian. ¿Unirnos? No gracias, yo solo quería un baño, comida y una cama.

     - ¿Cómo sabemos que lo que dicen es cierto?

     - Entonces ustedes son la resistencia -dijo Lisa. Una flecha se disparó a uno de sus ojos, ella también pudo esquivarla.

     - Somos los desaparecidos. Nos escapamos hace dos años del domo de la Ministra Surce, ella mató a seis de los nuestros y quedamos nosotros cuatro, los otros chicos son del domo de la Ministra Stchzon, escaparon - Mentira, dije para mis adentros-, nos buscan para matarnos, pero nosotros también queremos acabar con ellos, para vengarnos.

     Una compuerta que había confundido todo este tiempo con una pared se abrió y de ella salió una joven de cabellos rubios cortos con puntas moradas despeinadas, ojos azueles adornados con uns extravagante delineado negro de gato. Llevaba un traje anti radiación ajustado rojo a su cuerpo, botas largas, negras y en punta, llevaba en su cintura un arma y en sus manos un aparato. 

     Tomó mi mano con brusquedad, clavándome sus uñas tan largas en la muñeca y pellizcándome la piel. Apoyó mi mano en el aparató, que emitió una luz azul, cuando quitó mi mano del aparato aparecía una foto mía, con mi nombre, mi edad, mi peso, una descripción física y con un cartel de "buscada" sobre la foto, eso mismo hizo con Julian, Ángel, Gala, Verónica, Bruno, Marcus y Lisa, solo que a Lisa solo le ofreció poner su mano allí si hacerle por poco una quemadura india como al resto.

     Cuando Lisa quitó la mano del aparato y la mujer leyó lo que decía sus ojos se llenaron de lágrimas.

     - Lisa, soy yo- dijo-, soy Sabrina. Los ojos de Lisa se abrieron como platos y la joven se abalanzó sobre ella y la abrazó. Lisa le devolvió el abrazo pero con menos euforia. Sabrina vio a un punto en el techo, cuando subí la vista no vi nada, ella si parecía ver algo.

     - Está bien señor, son de confiar. Están con nosotros- dijo Sabrina, que seguido a esto fulminó a Ángel con la mirada-. Síganme.

     Cuando entramos por la compuerta mis ojos se ampliaron todavía más. Había cientos de personas, todos con trajes anti radiación, de distintos colores y algunos más holgados que otros. Un hombre de piel oscura y barba canosa se presentó delante de nosotros.'

     - Bienvenidos a la Resistencia- dijo sonriendo-. Enseguida descubrirán que este lugar no es tan grande como parece, lo principal es darles comida, habitación y un lugar en donde asearse- ¡Bingo!-. Así que, Sabrina, te pido que les muestres el camino al baño.

     Caminamos entre las que parecían naves de ataque, podían verse todo tipo de armas, se oyeron las risitas de niños, aquel sonido me llenó mi alma y reparó algo de mi corazón que se había roto cuando vi a Lara morirse, pero eso no había pasado con Mila, aunque me daba algo de culpa, ver morir a Mila me había causado bienestar, aún no sabía porque...

Destruye © [No Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora