Destruye © [No Editada]

8: "Como perdiste todo"

   Llevábamos cerca de dos horas caminando y ni rastros de Ángel y Lisa. Quizá estaban muertos y nosotros estamos poniendo nuestras vidas en peligro, pensé. Sacudí la cabeza, ¿qué cosas horribles estaba pensando?

     -Bruno, el handy- dijo Julian dándole a Bruno el aparato.

     -¿Intento hablar con Marcus?- preguntó Bruno.

     -Si, quizás encontró algo- pasó sus dedos por su cabello oscuro.

     -¿Y si no encontró nada?- pregunté- ¿nos vamos a ir?

     -No, no voy a perder a mis amigos- dijo Julian.

    -Si, y por tu culpa, porque no estamos en el domo ya han matado a la única persona que valía la pena en mi domo- protesté, no me había dado cuenta de lo que había dicho y Julian me miraba perplejo.

    -¿Y si les digo que no contesta?- dijo Bruno de repente. Me llevé una mano a la cabeza instintivamente.

    -Vamos a morir nosotros, como si hubiésemos tenido la culpa de lo que te pasó- dije. No podíamos dejar que nadie más de nosotros murieran, ya suficiente con Lara.

    -Te doy permiso si te dan ganas de irte, no te estoy reteniendo con un revólver en la cabeza o algo así- dijo Julian.

    -¿Te doy permiso?- pregunté arqueando una ceja- ¿qué te creíste?¿cómo te aguanta Gala?

    -No la nombres, ya te dije que nunca te retuve.

    -Si, si me retuviste.

    -¿Te das cuenta lo absurda que es la discusión?¿qué te gustaría que te dijera, que soy egoísta por poner en riesgo la vida de todo un domo y que no siento la más mínima culpa, que maté hasta a mi propio hijo, que Gala jamás me va a perdonar nada?- tomó la linterna y la encendió dándole un golpe fuerte. 

    Tomé mi mochila y me fui por el camino contrario, siete palabras se habían enterrado en mi cabeza: que maté a mi propio hijo... ¿Qué clase de monstruo tenía que ser una persona como para matar a su propio hijo? Mi handy empezó a vibrar, de él se escuchó la voz de Verónica.

     -¿Lia?- dijo ella- ¿estás ahí?

     -Si, estoy acá- dije.

     -Encuentren a Marcus, perdimos su rastro- dijo, su voz empezó a disminuir su intensidad hasta que dejó de escucharse. La desesperación me atacó, intenté seguir hablando con Verónica pero el aparato no reaccionaba, se me formó un nudo en la garganta. Caminé hasta el lugar exacto en el que nos habíamos separado, esta vez tomé el camino por el que Marcus se había ido. Eran pasillo de aspecto victoriano, de suelo de baldosas cuadradas blancas y negras intercaladas. No habían ventanas y todo estaba oscuro. El camino volvió a bifurcarse, sendos caminos estaban a oscuras completamente, tomé el caminó de la derecha, me encontré en una habitación. En un rincón encontré la mochila de Marcus, allí estaba todo menos una linterna y el revólver con sus municiones. ¿Dónde se había metido el idiota? Suspiré, estaba nerviosa, ni siquiera tenía una vela para sentirme más acompañada. Se escuchó un grito agudo desde detrás de un gran mueble. Era un armario, lo abrí, no había absolutamente nada, me fijé por detrás de él, unos diez centímetros, alguien había corrido el mueble. Con todas las fuerzas que tenía logré apartar unos cuarenta centímetros más el mueble, estaba agotada, cada rincón de mi cuerpo ardía por el esfuerzo, en los transportadores jamás sentí un dolor tan fuerte. Pasé por un hueco que había en la pared. El grito volvió a escucharse, ahora más fuerte, era el grito de una chica. Una sombra se acercaba a mi. Estaba demasiado confundida, mi cuerpo no respondía y no podía apartarme. Algo me tiró hacía un costado.

     -Quien es es...- una mano me tapó la boca.

     -Shhhh- era Marcus-. Que ruidosa...- aparté su mano y me acomodé.

     -¿Qué estás haciendo acá?- le pregunté en voz baja.

    -Encontré a los amigos de Julian- suspiró-, pero hay un idiota que no se va.

    -¿Lisa era quién gritaba?

     -Creo...

    -Dejaste todo, Verónica me dijo que ya había perdido tu rastro...

     -Me empezaron a rastrear también, tuve que dejar todo, creyeron que la mochila ahí la había puesto para despistar- explicó.