1: "El comienzo"

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  Vivo dentro de un domo, en los límites de él, en grandes edificios con otros muchos chicos, en el centro viven los humanos no contaminados aún, a los que la radiación les resulta mortal.      Verán, antes de partir de este mundo, mi madre me contó que hace más de dos siglos atrás, cuando el mundo creyó estar en la mejor etapa, el brillo de las piedras preciosas y los territorios fértiles enceguecieron al hombre, esto provocó numerosas guerras, acabaron con todo, bombas nucleares llegaron a las centrales radioactivas más grandes e importantes de todos los continentes y liberaron más radiación de la que la humanidad podía soportar. La mayor parte de los humanos murieron, otros lograron salvarse encerrándose en un domo -el mismo en el que ahora estoy encerrada-, unos tuvieron distintas reacciones, de esos pocos, algunos -como mis abuelos o bisabuelos y los abuelos y bisabuelos de los chicos con los que vivía- reaccionaron a la radiación utilizándola como un arma, se volvieron más fuertes, más veloces, más sensibles a los sentidos, mis padres y los padres de los chicos con los que vivo son iguales, por lo tanto yo también. Tengo más destreza física que los humanos no infectados pero a los que la radiación les resulta mortal. Nosotros estamos dentro del domo para protegerlos, de la radiación y de otros infectados.     Solo somos un escudo para que los humanos no infectados no se extingan por completo...
Jamás respiré aire puro, jamás pude tocar un animal, jamás bebí de agua purificada, esa agua es para los humanos no contaminados, como sj nosotros hubiésemos elegido contaminarmos, como si hubiésemos elegido nacer...       
  En fin, nuestra vida tampoco es tan mala, verán, soy una chica de dieciseis años, mi nombre es Lia Nix, no tengo amigos pero tampoco enemigos... bueno, solo odio al idiota de Marcus, ese maldito engreído me arrebató mi primer beso y solo para cumplir una apuesta que había echo con sus amigos, a partir de ahí competimos por absolutamente todo, y más con las pruebas de los transportadores. A nosotros, los contaminados, así nos llaman los humanos no contaminados, y aunque es cierto lo dicen de una manera despectiva y grosera, nos entrenan en transportadores capaces de crear una escena a la que debemos superar sin pasarnos de diez minutos, puesto que después de diez minutos la escena se vuelve real y los Ministros más importantes del domo nos aniquilan. Así es como nos obligan a salir de los transportadores, sino yo me hubiera quedado a vivir en uno de esos hace rato.
  Casi todos somos huérfanos, morimos jóvenes, por pruebas de los transportadores o también porque envían a luchar contra otros contaminados a los mejores entrenados. Soy batallas duras de las que apenas vuelven sobrevivientes.

Destruye © [No Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora