Capítulo 21: "Rescates"

6 2 0
                                    

Después de que rescatáramos a esa niña y se informara que cinco domos se habían revelado a sus respectivos ministros, se formaron pequeños grupos de cinco y para ayudar a los habitantes con máscaras y trajes anti radiación por si en un milagro algunos no contaminados aceptaran sumarse a nosotros. El poder de los ministros no podía seguir adelante, prohibiendo la libertad a cualquiera y corrompiendo y esclavizando a los contaminados. 

Angel estaba cada vez peor, cada vez que tosía dejaba un rastro de sangre en su pañuelo blanco y por las noches gritaba desenfrenado. Lisa tosía mucho también y Julian no podía bajar su fiebre (rozaba los cuarenta y cinco grados), los médicos le dijeron a este último que solo por no ser un humano normal estaba viviendo todavía. Se veían demacrados.

Pero ellos tres no eran los únicos. Bruno y Verónica tampoco tenía buen aspecto, Marcus... él no sé, hacían semanas que no le hablaba y ni lo veía y era mejor así. Por mi parte, me cansaba extremadamente rápido. La radiación nos estaba afectando muy mal a todos. Gala siquiera podía sacarse el traje ahora. 

Verónica había vuelto a ver cosas. Dijo que era un escenario sangriento, se escuchaban gritos y rugidos (lo cual teniendo en cuenta el estado de Angel, Lisa y Julian, no es muy alentador), dijo que vio a una mujer llorar y después una gran luz turquesa. 

Ella, Bruno, Marcus, Julian, Angel y Lisa fueron el primer grupo en abandonar la resistencia para ir a otros domos. Y yo me quedé. Alguien tenía que quedarse a cuidar el lugar y elegí ser yo, además también estaría Gala y aunque no nos lleváramos muy bien era algo de compañía. Antes de irse, Marcus  me entregó una grabadora, la cual tiré al suelo delante suyo. Después de eso, se fue junto con el resto.

Habían pasado horas desde entonces y ya estaba anocheciendo. Los niños huérfanos eran los primeros en irse a sus habitaciones, entre ellos estaba la pequeña que Lisa había rescatado. 

Habían pocas personas despiertas, entre esas estaba yo. Acababa de terminar de cenar y todavía controlaba que mi herida se hubiese cicatrizado bien. En realidad, no tenía nada que hacer y eso me frustraba un poco. ¿Qué podía hacer? ¿sería tan mala idea escuchar la grabación de Marcus? Sí, obviamente sí. Y me fuí a dormir, en caso de amenazas Gala me despertaría. 

Ya había amanecido y ningún grupo había vuelto. Ese mismo día por la noche, el segundo grupo volvió con una oleada de rescatados. Los siguientes tres días volvieron dos grupos más pero sin todos sus miembros y con otra oleada de gente. El último grupo que faltaba era el de Lisa, ¿por qué no volvían? 

Además, tener controlada tanta cantidad de gente lo hacía todo cada vez más complicado. Disputas por quien ocupaba más espacio en un sillón, por ejemplo y entre otras discusiones. Muchos estaban a la defensiva, cada vez que te les acercabas se paraban con los puños cerrados y listos para golpearte en la cara, otros no paraban de llorar. También había una minoría que parecía perdida, como si todo les pareciera una ilusión, mirando hacia cualquier lado, sin esperanza, quizás pensando en todo o quizás pensando en nada. 

Una semana después, enviaron a un grupo de rescate para ver si el grupo de Lisa necesitaba ayudaba. Gala estaba nerviosa, su cuerpo temblaba todo el día y había intentado llamar al handy de Julian ya unas cincuenta veces o más. Pero nadie contestó nunca. Yo intenté llamar a Verónica y a Bruno, también a Lisa, pero nada. Angel se había dejado su handy en el refugio. Para cuando el grupo de rescate volvió, solo trajeron una bufanda de un naranja chillón, pero no la reconocí como de ninguno. Y entonces, me empecé a preocupar yo también. 

Fui hasta donde había tirado la grabadora. Todavía estaba ahí. La tomé y me dirigí a mi cuarto. Una vez allí me encerré y sentándome en un rincón apreté el botón para que el audio iniciara.

Lo primero que se escuchó fue el sonido ambiente seguido de un carraspeo. Alguien se aclaró la garganta y después suspiró. 

- Bueno... -Era la voz de Marcus-, en realidad no tengo idea como empezar a grabar. Siendo completamente sincero, me siento un completo imbécil hablándole al grabador pero en vista de que cada vez que me acerco me estás empujando y tirándome cosas por la cabeza, lo más saludable es grabar -Suelta una risa seca-. Tampoco se como decir todo esto. Me acuerdo de esas veces que me dijiste que... nos habíamos burlado, mis amigos y yo, y que me odiabas por eso, en realidad no te estaban burlando, Lía. Me burlaban a mí, pero no como algo ofensivo, solo bromeaban conmigo. Supongo que ahora querrías saber porque -Vuelve a aclararse la garganta. Estoy nerviosa, quiero parar la grabación-, es porque me gustabas. Se que eso tampoco justifica el hecho de que no te diese la posibilidad de elegir a quien querías darle tu primer beso, pero si te consuela, me arrepiento mucho en serio -sentí un fuerte pinchazo en el pecho-, no se que pensé que pasaría, fue una estupidez. Después creí que lo arreglaría haciéndome tu amigo, pero no. Empezaste a competir conmigo y ahí va mi tercer error: empecé a pelearte también. Mis amigos se burlaban de mi estúpido acto cuando nos bañaste en soda, que, por cierto, me costó mucho quitármela, sentí mi pelo pegajoso por semanas -Volvió a reír, pero no era una risa de diversión, más bien de fatiga. Sonreí al escucharlo reír, pero tampoco estaba divertida-. Julian me acaba de llamar para esa misión, pero en realidad no vamos a ir solo a los domos más chicos, también iremos a su domo, solo para ver si su hijo está ahí y si el transportador ese existe -Mi corazón latía muy rápido. ¿Al domo de Julian? ¿era por eso que no volvían? ¿estaban muertos?-, en fin. Supongo que es solo eso lo que quería decirte. Una especie de testamento por si me muero, porque soy consciente de lo peligroso que ese todo ahí. Más que nada, quería pedirte perdón, de verdad me arrepiento de lo de esa vez, ojalá que si vuelvo bien podamos ser buenos amigos -La grabación se cortó. Se arrepentía...

Se formó un nudo en mi garganta. Tenía los párpados cerrados con fuerza, pero no pude aguantar más y me largué a llorar. Hacía demasiado tiempo que no lloraba así, las lágrimas parecían cascadas, era un llanto que entremezclaba gritos suaves, pero tenía que sacar todo eso en algún momento. ¿Buenos amigos? No quería ser su amiga, pero después de todo lo que le había echo tenía suerte de que quisiera ser mi amigo todavía. Mi corazón se estaba destrozando y por una gran parte culpa mía.

Destruye © [No Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora