Cuando un narco se enamora

Capítulo 5- desliz

A esto llamo vida joder.

Estoy en mi yate junto a Malika, la mujer es una autentica bomba, este fin de semana decidí darme un maldito descanso en serio lo necesitaba.

-¿Quieres algo más Elliot?, me pregunta Malika, le contesto que no & ella se recuesta sobre la cubierta, está mujer tiene un cuerpo espectacular.

Malika es mi directora general de mi empresa, hemos hecho negocios desde hace tiempo, en el momento que la conocí supe que haría grandes cosas con ella y no me equivoque, poco después de estar trabajando para mi ella se entero de mi otro negocio, en vez de asustarse o denunciarme hizo que la metiera en esto, ahora es una de mis socias principales, me es indispensable para ganar mucho dinero. A parte poco después comenzamos a follar se que ella espera que un día le diga que me he enamorado de ella & deje mi vida de mujeriego pero yo he sido claro con ella, solo es para pasar el rato, siempre me responde: un día Elliot, un día. Es una mujer hermosa sin duda, pero es el tipo de mujer con la cual ningún hombre se queda, nunca utilizaría la palabra preciosa o linda para describirla, es alta, blanca y tetas y trasero operado, pero bueno al fin y al cabo.

Me recuesto junto a Malika y no tarda mucho tiempo en comenzar a besarme, lo cierto es que yo no soy un hombre de besos, siento que es algo muy íntimo, llamalo cliché si quieres. Malika se coloca encima mío y no tarda nada en quitarse todo y quitarme todo. Poco después se encuentra jadeando.

-No pares Elliot, grita a mar abierto.

-¿Te gusta ser ruidosa Malika? pregunto contento de que estemos en medio de la nada, no me gusta que grite tanto, no suena tan hermoso como Ab... para Elliot.

-Me haces sentir tan bien, te quiero Elliot, te quiero, contesta Malika

Sus palabras lejos de provocarme sensaciones buenas, me provocan malestar, no quiero que ella me quiera, no quiero que me sea fiel. Ignoro mis molestias y comienzo a follarla con fuerza, poco después me vengo y ella lo hace dos veces más. Es insaciable.

-No respondiste a mis palabras, me dice Malika mientras se deja caer a un lado mío.

-No se de que palabras hablas, le respondo tratando de evadir a donde va.

-Te dije que te quiero Elliot, eres mi dueño, soy tuya.

Sus declaraciones me cabrean, no la quiero, no quiero que me pertenezca, joder.

-Malika he sido muy claro contigo, yo no te amo, lo nuestro es solo pasajero.

-Pero si ya llevamos 5 años follando, chilla

-Si, pero yo nunca te he prometido nada, no te hagas ilusiones.

Veo como sus ojos se llenan de lágrimas. 

-Un día Elliot, un día. 

Al día siguiente me levanto muy temprano, necesito ir a la empresa a resolver unos asuntos.

Estoy a punto de entrar a mi oficina cuando Adrin me intercepta.

-La señorita Waldorf lo espera en su oficina señor.

-¿Abie? ¿Le dijo para qué?

-No señor, solo paso, dijo que era urgente.

-Gracias Adrin yo me encargo.

Camino por el pasillo que da a mi oficina y de pronto me encuentro nervioso, no la he visto desde lo del club. Un pensamiento acerca de ella arrepintiendose me embarga. Me comienzo a ver en el espejo de mi puerta, estoy un poco despeinado, comienzo a peinarme cuando me siento un jodido marica. Este no soy yo.

-Dígame señorita Abie ¿qué la hace estar aquí con tanta urgencia? interrumpo cuando entro.

Ella da un respingo y veo como toma una respiración profunda. 

-Waldorf, señor.

Su necesidad de hacerme tomar distancia de ella, me enferma.

Ella coloca una hoja en mi oficina ¿Qué es eso? ¿Acaso descubrió algo? Joder no quiero hacerle daño.

-¿Qué es esto? le pregunto al momento de tomar la hoja, antes de que pueda responder, ella dice:

-Mi renuncia.

¿QUÉ? La miro a los ojos para ver si está bromeando, pero no, está mirando fijamente a mi, sin ninguna emoción. 

-¿Por qué renuncia? pregunto.

-Lo que paso la otra noche no estuvo bien, estoy haciendo lo correcto al alejarme de usted.

-Abie, cuando la llamo así me mira enojada, lo siento Señorita Waldorf no tiene que hacer esto...

-Tengo que, no soy así, yo no soy una puta a la cual usted pueda cogerse.

Sus declaraciones me dejan helado, ¿es tan estúpida para creer que yo la veo así?

-Yo no pienso eso de usted ni por error. Me levanto del escritorio y me coloco frente a ella, me siento y la miro a los ojos.

-Yo no pienso que sea una puta, usted no sabía que era yo, no hizo nada malo.

Ella me sostiene la mirada, verla ahí tan cerca hace que la quiera besar.

-Ve, siempre hace lo mismo

-¿Qué hago? pregunto en serio confundido.

-Me mira como si quisiera comerme, me dice apenas con un hilo de voz.

-Quiero comerte Abie, respondo antes de que pueda pensar lo que digo.

Veo como sus ojos se abre en un dos por tres, mierda.

-Yo no puedo seguir aquí, usted casi me besa, yo no soy así, yo no miento, no soy un puta, si alguien me pregunta sobre eso no podría mentir, no quiero ser como las pretty little liars, responde.

-¿Qué mierda es pretty little liars? pregunto.

-Es una serie donde cinco chicas mienten y a causa de eso se meten en problemas, después de Allison desaparece todo se complica y...

-Para, no entiendo de que hablas.

Ella se queda callada. Mierda, en verdad no quiero que se vaya.

-Le prometo algo, seamos amigos.

-¿Amigos? ¡usted quería follarme en el club!

Ignoro como se oye al decir eso, me excita que diga palabras tan sucias.

-Solo fue un desliz Waldorf, le digo para convencerla a ella y a mi mismo.

Veo como su mirada decae, ¿en serio? no se que mierda pasa por su cabeza. 

-Seamos amigos, yo jamás trataré de besarte de nuevo, lo prometo.

Ladea la cabeza como si tratara de analizarme, no me deja la mirada ni un segundo.

-Supongo que podemos intentarlo.

Mi corazón comienza a latir rápidamente antes sus palabras, aunque no sean por la razón que quiero. 

-Bueno entonces supongo que como somos amigos puedo decirte ¿abie?

-No, seamos profesionales, fuera de la oficina puede hacerlo, dentro somo jefe y empleada.

Contengo mi risa, ella me hace feliz, maldita sea que voy a dejarla ir.

Somos amigos, seré su maldito mejor amigo si quiere.