Capítulo 17- Soy un hijo de puta.

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Abie no responde, creo que me he excedido en gritarle, de cierta forma no tengo derecho de reclamarle nada en verdad.

-¿Y bien?, le pregunto de nuevo.

Ella parece meditar su respuesta, abre la boca pero la vuelve a cerrar.

-Lo que pase entre Half y yo no es asunto suyo Señor Bass.

Su respuesta hace que la ira en mi suba como espuma.

-Son mis empleados, digo en tono amenazante.

-¿Disculpa?, En efecto somos solo sus empleados, eso no quiere decir que tenemos que decirle con quien tenemos una relación.

El hecho de que haya empleado la palabra ''relación'' para referirse a lo que tiene con Half me pone los pelos de punta.

-¿Es así como planeas vengarte de mi?, le digo.

-¿Por qué habría de vengarme de usted señor?

Antes de que piense lo que digo, lo suelto:

-Por follarte y después dejarte como una puta.

En el momento exacto en que las palabras salen de mi boca, me arrepiento, no debí haber dicho eso, estoy seguro que ella pensó lo mismo, pero ahora que se lo he dicho yo es seguro que piensa que es una puta para mi, quiero retractarme y pedir perdón pero mi orgullo no me deja, la verdad todo lo que he dicho es a causa de los intensos celos que estoy teniendo, la ira está hablando por mi.

-Ciertamente paso eso, pero yo ya lo he superado así como usted lo hizo, dice con la voz entre cortada. ¡Mierda! va a llorar.

-¿Cómo sabes que lo he superado?

-Bueno eso me pareció cuando lo vi follar a una mujer en la oficina, cuando lo vi follar a otra en el estacionamiento, llamame loca pero eso para mi es superarlo.

La vergüenza y la decepción se instalan en mi pecho, me siento asqueado de que ella haya visto todo eso.

-Yo, yo...

-Es mejor que se vaya señor Bass, adiós.

Intenta cerrar la puerta pero yo meto el pie.

-¿Qué quiere? pregunta ahora enfadada.

-Dime que no te ha tocado, por favor dímelo.

Puedo ver la atravesar la confusión por su rostro, está claro que la estoy confundiendo.

-¿Sabe? Si, me ha besado, me ha tocado, me ha follado y el SI se ha quedado conmigo toda la noche.

Sus palabras me hace enloquecer, saber que Half la ha tocado me llena de rabia, no puedo creer que ella dejará que lo hiciera. 

-¿Por qué lo dejaste?, le pregunto.

-¡PORQUE SIIIII!, porque el es un gran hombre, porque es mi NOVIO, porque quiero que me toque, porque soy SUYA.

Oírla decir que es suya es todo lo que me basta para perder la poca razón que aún tengo. Empujo la puerta con fuerza ella se hace a un lado y yo aprovecho para cerrar la puerta y acorralarla contra ella.

-¿Qué carajos haces? ¡VETE!, me grita.

Le tomo los brazos y la inmovilizo, estamos tan cerca que puedo sentir su aliento.

-¡Suéltame!, me grita.

-No, ¿por qué sales con el?

-Porque es lindo y porque folla bien.

-Perra, le digo. Y entonces la beso.

Ella me corresponde al instante, la ira y la excitación recorre todo mi cuerpo, siento como su lengua choca con la mía, cuando siento que he ganado ella muerde mi labio inferior, fuerte, duro.

-AAAAAGH, eso duele, ¿qué jodidos te pasa? le digo antes de volver a besarla.

Esta vez solo hay pasión, siento la necesidad de borrar todo rastro del imbécil de Half.

-Elliot, gime Abie.

-Dime que no me deseas, dime que no quieres que toque, le susurro.

Ella no contesta, parece librar una batalla consigo misma, puedo ver el deseo en sus ojos, me quiere.

-Te odio, dice débilmente.

Comenzamos a besarnos y al poco tiempo los dos estamos sin ropa, seguimos pegados a la puerta y entonces la comienza a llevar a su habitación, ella me rodea la cintura con las piernas y siento como no tiene nada debajo de su pijama, Maldición.

Llegamos al cuarto y la dejo en la cama, pronto ella me quita los boxers y me besa, al poco tiempo estoy dentro de ella.

-Mierda Abie, le digo.

-No pares, gime.

Comenzamos a movernos y el deseo sigue en aumento, ninguno de los dos aparta la vista del otro, entonces a los pocos minutos puedo sentir como ella está alcanzando el clímax. 

-¡AAAH!, grita mientras llega.

Con eso me pierdo en su interior, la lleno y puedo sentir el cavernícola surgir en mi pecho, la he marcado como mía. Ella es MÍA.

Yacemos acostados, aún estoy encima de ella, puedo ver que intenta incorporarse, me quito y me hago a un lado, ella se levanta y se acomoda en el lado izquierdo de la cama. Yo en cambio me levanto y me comienzo a vestir, cuando ella me ve:

-¿Qué haces?, pregunta.

-Me voy, le contesto simplemente.

-Pensé que...

-¿Qué me iba a quedar?, me río amargamente. 

Puedo ver su cara decaer, acabo de herirla otra vez, ¡SOY UN IDIOTA!

-Abie yo...

-Vete Elliot, vete.

-Yo no te prometí nada, le digo.

Ella se para y camina hacía mi, me busca con la mirada, la miro y:

-Nunca más Elliot, nunca más, escucha bien esto: No volverás a tocarme, ahora vete.

El pecho me duele ante sus palabras, quiero decirle que lo siento, pero no puedo, ella en cambio se encierra en su baño. Puedo ver que es el fin de la conversación, termino de vestirme y salgo de su casa, subo a mi carro y arranco el coche. 

¡SOY UN MALDITO HIJO DE PUTA!




Cuando un narco se enamoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora