Lo que paso no sólo es raro si no incómodo. ¿Que reacción esperan de mi?
Después de hablar con Elena no fui capaz de alzar la vista o sonreír.
-¿Entonces te dijo que estas ilusionando a Martín?—Rebeca me saco de mis pensamientos chasqueando los dedos.
-Si. además, me dijo que se metía en lo que no le importaba porque le interesa su hijo.
-Bueno. Es mi madre y todo pero... ¿Venir hasta el instituto, sacarte de clases y decirte eso? ¿No pudo decírtelo en otro lado?—Nego con la cabeza—En fin. ¿Que otra cosa dijo?
-Dijo, que quería hablar con mi madre.
-¿Y eso es muy malo?
-Lo es, por que mi madre no sabe nada, desconoce que somos siquiera amigos.
-Yo no lo veo tan complicado—Empezó a jugar con su teléfono.
-¡Lo es! Resulta que para mi madre el único amorío que tengo es el de Joss, enterarse que estoy en este jueguito con tu hermano es un problema. Elena si lo nota porque claro... ¡Joss se estaciona enfrente de su casa y tu hermano se mete por la ventana a mi cuarto!.
-Mira, entiendo que tu vida es un enredo pero te diré una cosa. ¡tienes que calmarte! Las cosas no se te van a solucionar alterandote.
-¿Eso es todo lo que dirás?
-No. También diré que los hombres se aburren.
-Y... ¿eso que tiene que ver?—Me miro con fatiga y suspiro.
-Muy fácil—Dijo como sí fuera obvio—Este jueguito que tienen ustedes dos; me besas o me besas es sólo un pasatiempo. Me he dado cuenta que mi hermano te quiere pero que tal que cuando tu quieras formalizar una relación ¿ya no sea igual? Porqué lo hiciste esperar mucho, se imaginó mucho. Y nada fue como el lo pensó.
-Si se aburre es porque no es amor de verdad.
-Quizás tengas razón, y me he dado cuenta que Martín esta enamorado de ti, el otro no lo conozco pero... Los dos son intensos contigo. Así qué respira. No pienses en ellos.
-No pensar en ellos—Repetí.—¿Entonces en que pienso?
-En comida.—Sonrió.
Me reí un momento y proseguí...—Es bueno tenerte de amiga, si no ¿con quien hablaría de esto?
-Pues con tu almohada.
-Las almohadas no hablan.
-En las fábulas si.
-En las fábulas hablan son los animales—Me levanté del suelo y le di la mano para que lo hiciera ya que el timbre había sonado.
-Si como sea, te veo después de clases, ¡tienes prohibido hablar con Martín!
-Esta bien.