Solo tienes que tocar la puerta.
No te va a pasar nada.
¿Quieres ver a tus padres en la cárcel?
¿Como sé sí irán a la cárcel?Me debatía de pie frente a la casa de Martín, decidida toque la puerta una, dos, tres veces y nadie abrió, me di la vuelta y escuche detrás de mi a la señora Elena.
-¿Si?
-Buenas tardes señora. ¿se encuentra Martín?
-¿Para qué?-preguntó y agregó luego-Yo acepto tu relación con mi hijo después de que el no salga lastimado.
¿Que rayos?
-No se preocupe, no he venido por eso. ¿Puede llamarle?
Asintió y dejo la puerta abierta. ¿Que no lastimar a a su hijo? ¿Porqué querría hacerlo? Al instante mientras miraba la hora en mi reloj bajo Martín.
-Mi madre me dijo que viniste a pedirme perdón.
¿Que que?
-Hola. ¿Como has estado? Bueno necesitaba que me acompañases a buscar a mis padres.
-¿Y tú amigo?
-Deja así, iré yo sola.
Me di la vuelta y espere para cruzar la calle y así lo hice, Martín se quedó allí de pie.
-Esta bien.-dijo al fin y yo dejé de caminar-¿Sabes donde están?
-No estoy muy segura.
Después de explicarle ya el estaba conduciendo mientras me explicaba como rastrear la posición del celular de mi padre.
-Cindy...-lo mire y el hizo una mueca-No tenemos gasolina.-¿Que? Pero sólo faltan tres cuadras.
-Si quieres empujamos el auto hasta allá.
-No.-me baje y cerré la puerta, saque unos billetes y se los di.-llena el tanque y te veo en esa dirección señale el portátil.
El asintió y yo empecé a caminar tratando de ubicarme, cuando llegue a lo que supuse era mi destino vi a Eloy hablando por teléfono y a varias patrullas partiendo hacía el norte.
Quise acercarme pero temía que algo me pasara, mientras lo pensaba Eloy pareció reconocerme.
-¿Cindy?
Estaba atónita, no sabia que decir, quería ver a mis padres.
-¿Tu que haces aquí?-pregunte.
-Ven, te llevaré a casa.
-No necesito que me lleves a ningún lugar, ¿Que sabes de mis padres?-pregunte de repente.
-Ellos...-se aclaró la garganta.-Estarán bien.
-¿Como lo sabes? ¿Los has visto?
-Felicidades agente.-un señor con uniforme e infinidad de canas palmeo el hombro de Eloy.
-¿Agente?-pregunte.
-Señorita le presentó al señor Eduard, se encargó de arrestar exitosamente a los Hamilton, una pareja de estafadores.
-Ah, ya veo-sonreí mientras un remolino de emociones recorrían por todo mi cuerpo.