18- Como niños.

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-¿Pero qué comiste?-preguntó mi mamá entrando a mi habitación.

-Dulces.-respondí como niña pequeña.

-Tienes los labios hinchados y llenos de pintura morada.

Me reí al verme y mi mama me acompañó con carcajadas mas grandes.

-¿Quien te los dio?

Intente recordarlo, y note que no decía de quien era. Le mostré la caja a mi mamá y definitivamente no traía algún nombre oculto bajo ningún lugar.

-¿Iras a clases así?

-No-Sin embargo entre a darme una ducha fría.

No me alarme demasiado y me acosté a de nuevo a dormir hasta mas o menos medio día, fui a cocinar un pastelito cuando tocaron el timbre.

-¿Y ahora que?-dije apenas lo vi.

-¿Qué te pasó?

-Los dulces que me diste me cayeron mal.

-Yo no te he dado dulces-Dijo Martín acomodandose en mi sofá.

-¿Tu hermana me dio dulces?

-No. ¿Por qué faltaste hoy a clases?

Señale mi boca como respuesta y me senté junto a él y prendí el tv.

-¿Qué quieres hacer?

Lo mire y sólo cruce mis piernas en el sofá y lo ignore. El resto del día se fue hablando con el; hasta que llegaron mis padres, de esta manera se marchó y yo pude pasar hacer cosas interesantes como caminar por el techo de mi casa en pijama.

-¿Te quieres suicidar?

-Solo cuando te veo.-Respondí de vuelta.

-En ese caso será mejor que me vaya.

-Si, adiós.

Baje del techo de la casa, hasta entrar por la ventana de mi cuarto y a los minutos entró por la puerta el queridísimo agente secreto.

-¿Cuándo podremos hablar sin que actuemos como niños?-Dijo quitandose la chaqueta.

-¿Quien está actuando como niño?

-Tu actúas como niña.

-Tu eres un niño.

Prendí la luz de la habitación y el miro confundido un punto exacto de mi rostro.
-¿Pero que narices te pasó en la boca?

Alce los hombros y me senté en mi cama
-Me dieron unos dulces y los comí.

El sonrió entre dientes y acerco un poco para verme.
-Lo siento, no pensé que eso pasaría.

-¿Te gustó?

-Si, pero no es para tanto.

Y esta vez sonreí.
-No es para nada, espero no verte más.

-También lo esperó.-respondió con voz ronca.

Me reí más fuerte y el se aclaró la garganta.
-¿Sabes? Solo el beso del verdadero amor te puede quitar eso de los labios.

-¿Si? Seria una lástima que mi verd... Y me beso.

-Tranquilo muchacho, no funciona así-toque su hombro intentando ocultar todo lo que sentí.

Me miro un momento y asintió
-Pensé que te sonrojarias y temblarias ante mi tacto.

-Si lo piensas bien, pensaste mal. No eres un tsunami para que yo tiemble o algún rubor para ponerme colorada y si no tienes nada que hacer fuera de mi casa.

-Lo lamento ¿esta bien? Te lo he dicho, por favor no te hagas de rogar que tu quieres y yo también ¿Qué esperamos?

-Deberías actuar como un niño.

-Eso me siento cuando te veo, te vez tan decidida y yo cada vez soy más imbécil.

-Ese no es mi asunto, cierra la puerta cuando salgas.



Un enredado y loco amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora