-¿Pero qué comiste?-preguntó mi mamá entrando a mi habitación.
-Dulces.-respondí como niña pequeña.
-Tienes los labios hinchados y llenos de pintura morada.
Me reí al verme y mi mama me acompañó con carcajadas mas grandes.
-¿Quien te los dio?
Intente recordarlo, y note que no decía de quien era. Le mostré la caja a mi mamá y definitivamente no traía algún nombre oculto bajo ningún lugar.
-¿Iras a clases así?
-No-Sin embargo entre a darme una ducha fría.
No me alarme demasiado y me acosté a de nuevo a dormir hasta mas o menos medio día, fui a cocinar un pastelito cuando tocaron el timbre.
-¿Y ahora que?-dije apenas lo vi.
-¿Qué te pasó?
-Los dulces que me diste me cayeron mal.
-Yo no te he dado dulces-Dijo Martín acomodandose en mi sofá.
-¿Tu hermana me dio dulces?
-No. ¿Por qué faltaste hoy a clases?
Señale mi boca como respuesta y me senté junto a él y prendí el tv.
-¿Qué quieres hacer?
Lo mire y sólo cruce mis piernas en el sofá y lo ignore. El resto del día se fue hablando con el; hasta que llegaron mis padres, de esta manera se marchó y yo pude pasar hacer cosas interesantes como caminar por el techo de mi casa en pijama.
-¿Te quieres suicidar?
-Solo cuando te veo.-Respondí de vuelta.
-En ese caso será mejor que me vaya.
-Si, adiós.
Baje del techo de la casa, hasta entrar por la ventana de mi cuarto y a los minutos entró por la puerta el queridísimo agente secreto.
-¿Cuándo podremos hablar sin que actuemos como niños?-Dijo quitandose la chaqueta.
-¿Quien está actuando como niño?
-Tu actúas como niña.
-Tu eres un niño.
Prendí la luz de la habitación y el miro confundido un punto exacto de mi rostro.
-¿Pero que narices te pasó en la boca?Alce los hombros y me senté en mi cama
-Me dieron unos dulces y los comí.El sonrió entre dientes y acerco un poco para verme.
-Lo siento, no pensé que eso pasaría.-¿Te gustó?
-Si, pero no es para tanto.
Y esta vez sonreí.
-No es para nada, espero no verte más.-También lo esperó.-respondió con voz ronca.
Me reí más fuerte y el se aclaró la garganta.
-¿Sabes? Solo el beso del verdadero amor te puede quitar eso de los labios.-¿Si? Seria una lástima que mi verd... Y me beso.
-Tranquilo muchacho, no funciona así-toque su hombro intentando ocultar todo lo que sentí.
Me miro un momento y asintió
-Pensé que te sonrojarias y temblarias ante mi tacto.-Si lo piensas bien, pensaste mal. No eres un tsunami para que yo tiemble o algún rubor para ponerme colorada y si no tienes nada que hacer fuera de mi casa.
-Lo lamento ¿esta bien? Te lo he dicho, por favor no te hagas de rogar que tu quieres y yo también ¿Qué esperamos?
-Deberías actuar como un niño.
-Eso me siento cuando te veo, te vez tan decidida y yo cada vez soy más imbécil.
-Ese no es mi asunto, cierra la puerta cuando salgas.