Introducción

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¿Qué?

Fue lo primero que salió de mi boca después de estar luchando por aire un momento.

No estoy seguro si mi ahogamiento fue por algún tipo de claustrofobia camuflada pero no me esta gustando para nada este lugar.

Tampoco se hacia donde me dirijo, pero no me interesa mucho saberlo en este instante.

Solo se que estoy intentando mantenerme de pie, sobre una especie de ascensor que se eleva a grandes velocidades. A mi alrededor solo se encuentran algunas cajas deterioradas, que no empezaré a registrar en este momento, y en ningún momento. Miré por todos lados, buscando respuestas pero nada. Un miedo sofocante se apoderó de mi cuando me di cuenta de la velocidad en la que iba, me estrellaría en cualquier momento.

Hasta que al fin.

Silencio y Oscuridad.

Me quedé estático en mi lugar, no sentía que debía moverme ahora.

Un chillido fuerte y una luz cegadora me atacaron por sorpresa, intenté cubrir la luz solar que ahora entraba desde mi techo para poder observar algo.

Eran más de diez, eran más de quince. Jóvenes, chicos, me escaneaban desde arriba. Algunos riendo, otros simplemente serios juzgaban cada movimiento que hiciera. ¿Quienes son estas personas? Debo irme de aquí, definitivamente no pertenezco por estos lados y esto fue un error. De a unos cuantos, abrieron el intento de ascensor que me tenía enjaulado y uno de ellos, saltó hasta mi lado.

Sus cejas eran arqueadas, su cabello y ojos estaban pintados de un castaño fuerte. No era muy atractivo que digamos, esperen. ¿Soy yo atractivo?

Se acercó a mí, más de lo esperado y me tomó por el cuello de mi ropa superior.

-Buenos días, nuevito. Día Uno.

Y con una fuerza descomunal, me jaló fuera del cajón para lanzarme al pasto. ¿Pasto? ¿Dónde estoy? Mi respiración comenzó a acelerar, ¿qué es esto? ¿qué esta pasando? Miré por todo el lugar, intentando ubicarme pero nada. Las paredes eran muy altas y no veía ni una entrada o salida. Las personas aún me vigilaban, ¿Soy un bicho raro?

-Miren que delgado es. -Uno me apuntó. ¡No soy delgado!

-Este podría ayudarme con los cerdos. -Otro se echó a reír. ¿Cerdos?

-Podría ser un artesano, miren sus manos de abuela. - ¿Manos de abuela? ¡Es todo!

Empujé a todos y logré ponerme de pie para huir de la escena. Mis piernas estaban atrofiadas por tanto tiempo encerrado en el pequeño elevador, por lo que no me duraron mucho y después de correr como doscientos metros, caí al suelo nuevamente. Mi estómago se golpeó contra el suelo, provocando nauseas en mí. Escuché las risas de los demás y en ese momento fue cuando levanté la vista nuevamente. Desde ese ahí podía ver mucho mejor mi lugar de encuentro. Lentamente me paré sobre mis dos piernas y comencé a girar, sin entender nada.

Quería llorar.

Pero no lo iba a hacer.

Solo examiné todo.

Enormes paredes de piedra, bosques, animales, pastizales y huertos.

¿Qué?


Es Hora de Comenzar la Fase Dos [A Newtmas Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora