HALL OF FAME. (Fanfic de Emblem3)

{Capítulo 12 ♡}

{Drew}

Estaba muy nervioso, aquella rubia mujer de unos cuarenta años aproximadamente, se había quedado literalmente sin habla al verme; quizás porque me había reconocido.

Miré hacia los demás presentes en aquel acogedor salón y vi a un hombre moreno de casi la misma edad que la mujer, quizás algo más mayor, mirándome con el ceño fruncido; él también me había reconocido. A su lado estaba Chloe, quien me lanzó una media sonrisa pero la notaba preocupada. Me habría gustado ir a darle un beso pero me contuve. Demasiado cargado estaba ya el ambiente como para empeorarlo.

Antes de comenzar a hablar, me aclaré la garganta y di unos pasos hacia ellos, quienes estaban aún no habían abierto la boca.

-Buenas tardes, señores Price. Soy Drew-les tendí la mano humildemente.

-William-el padre me dio un fuerte apretón. Se notaba muchísimo la tensión en su rostro. Luego hizo lo mismo la madre mientras intentaba ocultar lo sonrojada que estaba, cosa que no entendía. Supongo que Chloe había heredado parte de ese carácter vergonzoso.

-Yo Lucy-dijo la mujer con un acento adorable, quizás español.

Carla, su hermana, apareció en el salón y miró la escena sin decir palabra alguna, tan sólo me repasó de arriba abajo pero en cuanto miró a Chloe cambió su semblante de inmediato.

-¿Te quedas a comer?-preguntó al fin su madre mientras servía los platos en la mesa.

-Sí, que se quede. Tenemos cosas de que hablar-dijo seriamente William. Asintí y tragué saliva. Creo que él estaba siendo algo exagerado pero al menos se lo estaba tomando con calma; pensaba que nada más verme me echaría de la casa o algo así.

Nos sentamos alrededor de la mesa y comenzamos a comer una crema de verduras que nos había preparado la madre de Chloe, muy acorde para las fechas que se aproximaban ya que, a pesar de estar en California, sentía como el frío navideño comenzaba a calar mis huesos.

-Bien… ¿y cómo se conocieron?-preguntó Lucy mirándonos.

-En una fiesta de disfraces, mamá…-contestó Chloe. Yo afirmé moviendo la cabeza mientras tragaba un sorbo de la crema.

-Hace varios meses...-sonreí.

Su padre soltó la cuchara ruidosamente al escuchar eso último. Mierda, creo que la he cagado.

-¿Llevas meses saliendo con él y ahora nos enteramos?-preguntó subiendo mucho el tono de su voz y con los ojos muy abiertos.

-No, nos conocimos allí, luego salí con Matt y ahora... estoy con él-dijo dedicándome una tierna sonrisa. A pesar de ello, me puse tenso tenso al recordar lo que estuvo a punto de hacerle ese cabrón a mi chica.

Carla carraspeó y rodó los ojos, la verdad es que no entendí por qué hacía.

-Bueno, ¿y qué va a pasar ahora? ¿Los paparazzis nos acosarán todos los días o qué?

-Papá, no hagas tanto drama por esto-suplicó Chloe.

-Cariño, entiende que nos cueste asimilar todo esto-intervino aquella entrañable mujer-Si es que hace poco te emocionabas al verlo en la tele y ahora está aquí, con nosotros, y además es tu novio.

Sonreí al escuchar eso y me la imaginé meses atrás, eufórica frente a la televisión, como una fan alocada. Ella siguió cenando pero pude notar como sus mejillas se tornaron rosa por un momento.

-Chloe, razona-dijo su padre, alcanzando la mano de ésta-¿De verdad quieres que te saquen todos los días en la tele, en los periódicos, en internet,…? ¿Crees que merece la pena?

-Sí-soltó su mano lentamente.

-No es sólo el hecho de que salga, es por las cosas que pueda llegar a decir y porque no vas a poder hacer las mismas cosas que antes, cariño-dijo su madre torciendo la boca.

Hubo un momento de silencio hasta que por fin hablé:

-Señores Price, sé que a nadie le gusta que irrumpan en su intimidad pero les prometo que voy a protegerla al máximo.

El padre negaba con la cabeza mientras la mujer nos miraba sin saber que decir y Carla mandaba mensajes con el móvil a la velocidad de luz.

-Mira chico, no sé qué pensar ahora mismo pero no apruebo esto-dijo encogiéndose de hombros.

No sabía qué decirle para que entraran en razón porque, por una parte, lo entendía. Los paparazzis suelen ser muy crueles, pueden llegar a inventarse millones de historias sobre alguien sólo por dinero pero no estaba dispuesto a dejar a mi chica por algo así. Sé que ella es fuerte, que no se rendiría por cualquier cotilleo que divulgaran.

-Pero es que ni tú, ni mamá, ni Carla tienen que aprobarlo-rodó la silla hacia atrás haciendo bastante ruido y se levantó-es mi vida, no soy la misma niña pequeña de antes y si crees que castigándome vas a conseguir que deje de sentir esto, no me conoces…-dirigió una dura mirada hacia su madre-Ninguno me conoce.

Se fue hacia la calle y yo la seguí, no sin antes dirigirle una mirada de “lo siento” a los padres.

-Entrarán en razón, nena-dije acariciándole la mejilla con el dedo pulgar.

-Lo sé, es sólo que odio que me traten así…

Se veía tan vulnerable, tan frágil, que no dude en abrazarla.

-¿A dónde quieres ir?-pregunté sin soltarla, tras apoyar mi cabeza sobre la suya.

-No lo sé, sólo sácame de aquí-susurró contra mi pecho.