10. Cómo saltarte las normas.

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N/A Holaaa mis pequeños héroes ;)
La imagen nos muestra a la secretaria del 2° cap que a Sky se le pareció tanto a Effie Trinket, por eso decidí cogerla para el papel de...

- Andrea Aiken - la mujer sonreía ampliamente con una felicidad desbordante. Una de esas sonrisas que llamarían la atención entre la multitud, que te harían olvidarte de tus problemas y dejarían tu mente en blanco.

Aquella secretaria a la que en un principio califiqué como molesta y desmesurada. Aquella secretaria a la que en mi primer día aquí juzgué mal solo porque los nervios, la inseguridad y el cansancio me acompañaban.

- Ya sé que la primera vez que nos vimos hablamos brevemente, pero... -mordió el borde de sus gafas mientras revisaba el reglamento de la academia.

Déjà vu.

- ...hay algunos puntos que quiero dejar claros con respecto a la normativa de la academia.

- Aha- asentí curiosa por empezar.

Se apoyó sobre sus codos inclinándose con una pequeña sonrisa-. No está permitido la presencia del sexo opuesto en las habitaciones a partir de las 21:00. No hace falta que nos andemos por las ramas, sabes muy bien a qué me refiero ¿no?

Me reí al ver su expresión. Recordé mi pequeño encontronazo la primera vez que entré en mi habitación, eso sí que fue un espectáculo. Cada vez que se lo comentaba a Alice, esta se sonrojaría y me intentaría golpear con cualquier cosa que tuviera a mano, casualmente solían ser almohadas, comida o secadores.

Decidí seguirle el juego y hacerme la tonta- No, ¿por qué?

Andrea me enseñó los dientes en una mueca y con su abanico me golpeó en la cabeza- ¡Skyler, puede que no sea tan mayor para ser respetada, pero aquí las dos tenemos muy claro que estamos hablando de sexo!

Un funcionario que pasaba aleatoriamente fuera de la oficina jadeó fuertemente y al ver que se trataba de Andrea negó repetidas veces la cabeza al tiempo que desparecía en su oficina.

Salté en risas y me agarré el estómago aliviando las punzadas incipientes de flato que comenzaban a controlar mi cuerpo. Eché una ojeada a Andrea, lágrimas corrían por su rostro, su cara roja y acalorada, y su voz entre carcajadas luchaba por salir, pero cuanto más intentaba regañarme más se reía.

Nos dimos cuenta de que ninguna de las dos se iba a tomar realmente en serio nuestra reunión y decidimos que sería bueno ir a por algo de beber a la cafetería. Andrea me había comentado que no tenía ningún "absurdo" papeleo por firmar ni llamadas que atender y que, por lo tanto, podríamos charlar en la cafetería.

- Mi ex-marido se presentó sin avisar en mi piso, quería que le diera una segunda oportunidad.

Levanté la mirada de mi batido sorprendida al escuchar la tensa voz de Andrea. Las dos habíamos permanecido en silencio tras horas de conversaviones triviales.

- ¿Qué le dijiste?- pregunté.

-Le dije que no creía en segundas oportunidades- sentenció mirándome a los ojos.

- Creo que hiciste lo correcto Andrea. A veces es mejor hacer lo que la razón dicta. Sé que muchos hablan de seguir al corazón, perseguir aquello a lo que se ama y que la emociones te guíen, pero conmigo no encontrarás ese tipo de frases inspiradoras de vida- afirmé alzando ligeramente la comisura de mi labio.

- Nunca había hablado así con un estudiante ¿sabes?- levantó una ceja sonriendo-. Me gusta, tu perspectiva. Nada negativa- rió con sarcasmo.

-Realista- corregí.

Give me love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora