Mientras el mundo se derrumba, nosotros nos enamoramos.

Día 9

06:15 am

Desayuné y preparé las últimas cosas antes de cerrar la maleta definitivamente.

Los nervios se apoderaban cada vez más de mi.

06:45 am

Salimos de casa y cargamos las cosas en el coche.

Llegamos en apenas 5 minutos, ya estaban todos, aunque el autobús saliese a las 7:00, todos estaban allí, igual de nerviosos que yo (dudo que más, puesto que era la primera vez que yo iría allí y casi no podía soportar esa presión en el pecho).

Tardamos unas 2 h y cuarto en llegar, fuimos los primeros. Descargamos las maletas y fuimos a un pequeño patio, con bastantes puertas a los lados, donde nos asignarían las habitaciones.

Allí estaban todos los monitores esperándonos para presentarse y decirnos los grupos. A Sofía, Irene y demás chicas de mi colegio, nos tocó en el grupo LUCERO, el cual el monitor era Óscar, un chaval de unos 23 años, moreno con ojos oscuros y no muy alto. Óscar nos explicó (para los que no lo sabíamos, ya que era nuestro primer año) que los nombres de los grupos eran cada uno de un animal de la granja, y en nuestro caso Lucero era un caballo tordo, supongo que potro ya que se notaba que le faltaba manto por aclarar, no muy alto de unos 5 o 6 años.

Tras subir unas escaleras y atravesar un enorme pasillo, llegamos a la habitación. Aún no había nadie así que pudimos elegir litera. Decidimos cogerlas al final, al lado de unas ventanas.

Según íbamos deshaciendo las maletas, iban llegando más autobuses, todas estábamos mirando por la ventana para ver si durante el campamento habría algún chico guapo o serían todo críos; sólo salían niños pequeños, pero al final de estos salieron del bus dos chicos de nuestra edad aproximadamente. Se les veía bastante altos, ambos eran morenos, delgados y con un toque de misterio que yo misma me iba a encargar de descubrir en esos días.

Después de instalarnos del todo, conocimos a unas chicas que eran del colegio de esos chicos, y puesto que a mi me había llamado la atención uno de ellos, les pregunté como se llamaba.

Raquel- ¿Cómo se llama el alto?

Laura- ¿Quién, el repetidor?

Raquel- Sí, supongo. – dije, ya que se le veía algo mayor que yo, supuse que habría repetido.

Laura- Se llama Alex, iría a mi clase, pero como yo también repetí, ahora estoy en su clase. – dijo señalando con la cabeza a una chica un poco más alta que yo, morena, con ojos oscuros y el pelo muy rizado, que se hacía llamar Clara. Con ellas venían otras cuantas chicas, que nos presentó Laura después, ellas eran Esther, Cristina, Mireya, Nieves y Nerea.

Hicimos amistad con ellas en seguida, y empezaron a informarme de más cosas sobre Alex, hasta que llegó la hora de cenar y cada una se fue a su respectivo comedor.

Al subir a la habitación para irnos a "dormir", me contaron que Alex era un chico muy tímido, me dijeron que si no le hablaba yo, no conseguiría nada, así que decidí que al día siguiente le hablaría, aunque me muriese de vergüenza.

Puesto que estábamos todas muy cansadas del viaje de esa mañana y el día lleno de actividades que habíamos tenido, nos fuimos a dormir.