Día 10

88 1 0
                                    

Nos levantaron temprano, sobre las 8:30 am, bajamos a desayunar y empezaron las clases. Sí, habéis leído bien, clases, pues el campamento era de inglés y si quería conocer a Alex más tarde, debía dar clases primero.

Cuando acabaron, nos dieron un tiempo de descanso para relajarnos, jugar y conocer a gente de otros colegios antes de ir a comer.

Irene y yo estábamos jugando al fútbol con todos los de nuestro colegio, mientras él estaba en una esquina apartado, con un balón de rugby en la mano, observando cómo jugábamos. Decidí dejar de jugar e ir a hablar con las de su colegio, a ver si me decían algo más sobre él. Me dijeron que le encanta el rugby, pero que como a casi nadie le gustaba ese deporte, el estaba casi siempre jugando solo, lanzando el balón hacia arriba y cogiéndolo antes de que cayese al suelo, o bien, dando pases con Juan, su amigo.

Me dijeron de nuevo que era bastante tímido y reservado, y que le costaba conocer gente nueva, y que si no me presentaba yo, él no lo haría.

Comimos y nos mandaron a lavarnos los dientes, cogí las cosas y fui al baño que estaba más cerca de su habitación, aunque estuviese más lejos de la mía, pero no le vi. Al acabar, bajamos a la pista para un juego. No sé si fue cosa mía o le vi mirándome y desvió la mirada cuando yo le miré. Al rato volvimos a cruzar otra mirada, y no sé si me lo imaginé yo, o me sonrió de verdad, pero sentí algo dentro de mi, algo que me hizo dudar por un momento de si me acababa de enamorar a primera vista o que, estaba bastante confusa la verdad. Yo siempre había creído en el "amor a primera vista", pero puesto que nunca me había pasado, no sabía si estaba pasando ahora. Aunque dudaba que en tan poco tiempo me pudiese gustar alguien.

Fue en ese momento cuando descubrí que sus ojos eran marrón oscuro como el café, y que tenía una sonrisa preciosa. Estuve toda la noche dándole vueltas a esa sonrisa pícara y esos ojos dulces que yo estaba segura que tenía que conocer más a fondo.

Irene me dijo que para ver si así entablábamos conversación, me empujaría contra él cada vez que nos lo cruzásemos, y entre risas y planes malvados nos quedamos dormidas.



Mientras el mundo se derrumba, nosotros nos enamoramos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora