Habían pasado unas horas desde que el doctor acabo de operar a Hank, no había sobrevivido, había llegado muy tarde. Yo estaba solo, mirando su cuerpo inerte, entonces se me acerco alguien por detrás de mí.
--Lo siento por lo de tu amigo.-- Me dijo el medico. --Si hubiera podido hacer algo mas.
--No podías.-- Le dije. --Sabía que no iba a sobrevivir, sabía que no llegaríamos a tiempo, pero necesitaba esa esperanza el era la mejor persona que e conocido.
Siempre se me había caracterizado por no mostrar mis sentimientos, pero en ese momento lo único que podía hacer era llorar.
--Es la primera vez que pierdes a un compañero?-- Pregunto el medico.
--Es la primera ves que pierdo a alguien.-- Respondí casi susurrando. --Era un buen amigo y una muy buena persona.
--Lo siento mucho.-- Insistió con tristeza. --Siempre se hace duro cuando pierdes a alguien, cuando su vida depende de ti.
--Lo se.-- Dije con arrepentimiento. --Este equipo depende de mi, lo que a ocurrido es culpa mía.
--No lo es.-- Me reprocho el medico. --No podías evitarlo, su estado era critico, e echo lo que e podido al igual que tu.
En ese momento entró alguien en la habitación.
--Dante tenemos que hacerlo.-- Dijo Amelía. --Es hora de enterrarle.
Entonces pusimos el cuerpo un especie de ataúd y en la zona botánica de la base lo enterramos.
--Maestro di algunas palabras.-- Propuso Max.
--No yo no soy el indicado para hablar de el.-- Dijo el maestro. --Quien debe hablar eres tu Dante.
--De acuerdo.-- Dije entristecido.
Después de dar el discurso lo enterramos. Entonces me dispuse a buscar el por que de la onda tenia que saberlo y para eso lo tenia que buscar solo.
Empecé mi viaje yendo hacia el sur donde las imágenes en papel del planeta situaba unas ruinas que parecían antiguas.
Después de varios meses de viaje llegue a las ruinas, eran muy grandes pero no muy altas, me decidí a entrar, el lugar estaba lleno de runas que no lograba entender, pero se repetían así que decidí no prestarles atención.
Después de un rato llegue a una cámara con una gran losa en el centro que parecía importante, gracias a un aparato que conseguimos crear después de la onda, con el pude analizar la escritura, tardo un rato pero encontró una coincidencia uniendo barios dialectos antiguos de la tierra.
Hablaban sobre la onda, que presagiaba el advenimiento de algo que no se logro traducir, pase días allí analizando incluso las paredes de la entrada y no logre nada, ya sin esperanzas me marche de allí volviendo a la base sin nada, sabiendo que este planeta tenia mas preguntas que respuestas.
Tarde mas tiempo en llegar a la base, de lo que tarde en llegar a las ruinas, iba sin ganas, decepcionado por completo.
Al entrar en la base me encontré con parte del equipo.
--Dante ya as vuelto!-- Grito Amelía con entusiasmo. --Te estábamos de menos.
--Ya era hora tío.-- Dijo Carlos sonriendo. --Te hacia de rogar.
--Esto no a sido lo mismo desde que te fuiste.-- Añadió Mercer tan seco como siempre.
Les mostré una leve sonrisa y seguí andando, me dejaros pasar a la vez que se les borraba la alegría de la cara, me dirigí a mi habitación y me encerré dentro.
Pasaron día y no salí asta que alguien toco a la puerta.
--Dante que a pasado?-- Dijo una voz. --No as logrado encontrar nada verdad?
De pronto se abrió la puerta era Mercer, se acerco a la silla donde estaba sentado, cogió una silla y se sentó delante mía.
--No fue culpa tuya.-- Insistió Mercer.
--Si no puedo proteger a alguien que ni siquiera sale de la base.-- Dije con una tristeza inmensa. --Como voy a protegeros si estáis en peligro.
Entonces Mercer se quito las gafas y mirándome con unos ojos de un verde brillante dijo.
--Todos aceptamos el riesgo, no tienes que cargar con la culpa, nosotros estamos contigo asta el final.-- Insistió aun mas Mercer.
Sus palabras resonaron en mi cabeza, entonces me levante.
--Vamos.-- Dije mientas que empezaba a sonreír. --Mi equipo me esta esperando no?
Salí de la habitación con Mercer detrás de mi y fui asta la sala de operaciones, allí estaban todos con un nuevo integrante.
--Que haces aquí?-- Pregunte.
--Me quedó aquí me necesitáis.-- Respondió el medico. --Por cierto me puedes llamar Edu.
Edu me extendió la mano.
--Gracias.-- Le dije dándole la mano.
Entonces me acerque a la mesa.
--Chicos... Volvamos a lo nuestro.-- Les dije con una sonrisa.