Habían pasado cuatro meses desde que me fui, vivía y rondaba por Celestia y los bosque que la rodeaban, en solitario, evitando todo contacto.
Un día encontré unas ruinas muy parecidas a las que visite, pero la losa que había allí era diferente, la analice, aun conservaba muchas cosas de mi antigua vida.
Lo que descubrí a la par que asombroso, era extraño, era la misma profecía pero con una parte que no estaba en el la otra, una parte de mi me decía que aquello me daba una oportunidad, pero otra parte de mi me decía que tendría que sacrificar mucho para alcanzarlo.
Después de semanas analizando las runas empecé a entenderlas, y deje de utilizar el artilugio, lo comprendía todo, excepto un signo que ni el artilugio traducía.
Pasaron meses, me despertó unas pisada, no eran humanas, era un hulo (un animal indígena del planeta con una forma parecida a un lobo pero con el tamaño de un caballo) de color blanco.
Me escondí lo mas rápido que pude, pero me olió y siguió el rastro asta mi.
Estaba escondido en un pequeña sala y vi como pasaba por la entrada, enseñando sus largos diente afilados como cuchillas, y gruñendo.
Hice un pequeño movimiento y el hulo saltó sobre mi, lo esquive y intenta asestarle un golpe mortal pero el oxido de la hoja oculta evitó que saliera, y chocó contra la pared.
Se incorporó desorientado y volvió a saltar sobre mi, lo esquive y salte sobre el agarrándose del cuello, durante unos minutos el hulo se retórica agónica mente pero cuando estaba a punto de morir lo solté.
El hulo se incorporó desorientado y me miro, no gruñía y mientras se acercaba yo quedé inconsciente.
Abrí los ojos lentamente todo estaba a oscuras. Estaba muerto? No lo sabía pero se sentía agradable, pero si eso había después de morir era una decepción y cerré los ojos.
Al cabo del rato sentí algo húmedo que se arrastraba por mi cara, cuando abrí los ojos el hulo estaba mirando me con unos enormes ojos verde y azul, me incorpore ayudado por el.
Me miraba como si fuera como el, bueno en parte lo era, un lobo solitario sin nadie, anhelando algo.
Desde entonces el hulo se quedó conmigo, ayudándome era como un compañero fiel y no se separaba de mi.
Un día cerca de Celestia en una colina que permitía ver parte de la ciudad los vi, vi a mis antiguos compañeros saltando de un edificio a otro, pero en un instante se pararon y empezaron a hablar.
--A pasado mucho tiempo.-- Dijo Max. --Hemos estado muy ocupados últimamente.
--Es verdad no salíamos a descansar desde...-- Ely se calló mirando Amelia.
Amelia tenía la cabeza baja, no sonreía desde hacía meses, parecía que algo la preocupaba.
No era la única, aveces me hubiera gustado volver pero no podía ya no pertenecía a ese mundo, no era como ellos, tenia que lograr mi objetivo y cambiaría el mundo por lo menos el mio.
--Pequeño crea que cambiaremos el mundo.-- Le dije al hulo. --Lo aremos juntos.
Se pasaron bastante rato quietos en el mismo lugar ablando, en un instante advertí que Amelia miraba hacia un lugar fijamente, parecía que me miraba, pero eso era imposible, o eso creía, cunado empezó a corre hacia mi.
--Amelia donde vas!-- Gritó Mercer.
El resto del grupo se puso a corre detrás de ella, hacia donde estaba yo. En ese momento me subí al hulo y salimos corriendo, nos alejamos rápido pero ellos seguían nuestro rastro.
Al cabo del rato nos escondemos en una zona rocosa donde no nos podían rastrear, ellos llegaron instantes después, estaban a pocos metros de mi.
--Amelia a que estamos siguiendo?-- Pregunto Laura.
--Le e visto.-- Dijo Amelia. -- Le e visto lo juro.
--As visto a quien?-- Pregunto Carlos.
--A dante!-- Grito Amelia. --Era el, al lado de un hulo, lo juro.
--Amelia todos le echamos de menos.-- Dijo Max. --Pero se a ido y no volverá.
--Vayámonos antes de que venga alguna bestia.-- Dijo Mercer.
Al decir eso empezaron a irse, pocos minutos después ya no había nadie.
De mis ojos votaban lágrimas, porque les había echo daño a todos, entonces el hulo me lamió la cara, como si me quisiera consolar.
--Parece que te quedarás conmigo definitivamente.-- Dije. --Entonces tendré que ponerte un nombre.
El hulo me miro intrigado y con un cierto brillo de alegría en los ojos, como si me entendiera.
--Que te parece... Sam.-- Dije.
El hulo gruño, parecía que no le gustaba.
--Y que te parece saco de pulgas.-- Dije.
El hulo ladro con fuerza y me miró directamente a los ojos.
--De acuerdo, de acuerdo sólo era una broma.-- Insistí. -- Que te parece Neo.
El hulo me lamió la cara y ladro pero era un ladrido de alegría. Entonces me subí sobre Neo y nos fuimos de ese lugar.
Pero no acabo haya les seguí viendo, vigilando, evitando que les pasará nada como su ángel de la guarda o mejor dicho como su parca(Enviado de la muerte) protectora, evitando que murieran.