Capítulo XV - La única opción

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Estaba en las ruinas, después de un par de semana sin tener que intervenir, estaba mucho más aliviado.

Neo llegó de repente, cuando se acercó a mi dio un ligero ladrido.

--Que pasa Neo, los chicos van de expedición?-- Pregunté.

Neo ladro para hacerme entender que si.

--Hoy no iré.-- Le dije. --Ves y si ocurre algo avísame rápido.

Neo se dio la vuelta y se fue. Un tiempo de reflexión, hacia mucho que no descansaba, era raro hacia tanto que estaba con Neo y protegiendo a los chicos, que no sabía lo que hacer.

Estuve un rato tumbado, sin hacer nada, me sentía raro, desde hacía años que no estaba de es manera, tenía que hacer algo no podía estar quieto, así que salí a cazar.

Después de un rato sin encontrar nada, ni una bestia, aparecieron unas huellas de la nada, no las reconocía así que las seguí, me extrañaba que cuento más las seguía más me acercaba a las ruinas, además parecían humanas pero esqueléticas.

Las seguí asta que desaparecieron como si de magia se tratase, perdí mucho tiempo así que decidí volver a las ruinas.

Cuando llegue Neo estaba en la entrada, vino rápido y ladrando.

--Que pasa chico?-- Pregunte. --Se han metido en líos los chicos.

En ese momento me monté en Neo me llevo a la base, la entrada estaba destrozada como si la hubieras arrancado con un enorme brazo.

Al entrar todo estaba patas arriba, parecía que había habido una gran pelea, vi dos cuerpos y corrí hacia ellos esperando que no fuera nadie del grupo.

Cuando los vi solté un suspiro de alivio, no era nadie del grupo, pero aún así, que había pasado.

--As vuelto.-- Dijo una voz.

Me giré y vi al maestro, estaba herido, corrí hacía el y le agarré justo antes de que se desplomara.

--Que a pasado?-- Pregunté.

No tenía aliento así que lo senté en una silla.

--Nos han atacado.-- Me dijo el maestro al recuperar el aliento.

--Como es posible?-- Pegunte de nuevo. --No se supone que la ubicación de esta base es secreta?

--Les siguieron.-- Contesto el maestro. --Me dejaron aquí para que te diera un mensaje.

--Que mensaje?-- Seguí pregunté.

El maestro me lo contó todo me dijo que la gente que había venido quería que me entregara o mataría a todos de manera horribles.

--Lo harás?-- Pregunto el maestro.

--Si.-- Respondí. --Me prometí que les protegiera a costa de mi vida.

Cure al maestro y después me levanté y me fui, salí de la base y me dirigí hacía Celestia para salvar a los chicos.

Entre en Celenti, estaba lloviendo, no había nadie por las calles, estaba sólo, hice que Neo se fuera, no podía involucrarlo en esto, lo acabaría matando.

Cuando llegué a una zona industrial me dirigí hacía un almacén donde supuesta mente los tenían encerrados.

Entre en el lugar, estaba ruinoso, no me parecía un lugar en el que se ocultase alguna clase de persona.

Al entrar en una sala no salí de mi asombró, allí estaban todos, sanos y salvos, o eso pensaba, de repente me golpearon y caí al suelo inconsciente.

Escuché una voz lejana, difusa y distorsionada.

--Heee!-- Dijo una voz. --Heeeee!!!!!

Este último grito vino acompañado de un golpe en la cara, me despertó por completo, estaba atado y de rodillas en el suelo.

--Por fin despiertas dormilón.-- Dijo un hombre.

--Quien eres?-- Pregunté. --Que quiere?

--Te lo diré con una palabra.-- Dijo el hombre. --Venganza.

En ese momento lo entendí todo.

--Eres su hijo verdad?-- Volví a pregunté. --El hijo del jefe de seguridad de Celestia.

--Bingo.-- Asintió el hombre. --Ahora te voy a torturar asta que mueras.

--Vale acepto la muerte.-- Dije. --Pero si no los dejas libres, que sea rápido e indoloro, con migo haz lo que quieras.

--Vale.-- Dijo el hombre. --Soy un hombre de palabra.

Después de muchas torturas y mucho sufrimiento empezó a hablar

--Que pasa no vas a gritar, te e cortado un brazo, te e sacado los ojos, e arrancado todos tus dedos y te e cortado la lengua!-- Grito el hombre. --Esto ya no es divertido.

El dolor era atroz, pero no quería gritar.

--Tendré que divertirme con tus amiguitos.-- Dijo.

Al oír eso me agite e ice los únicos sonido que pude como represalia.

--Tranquilo, tranquilo, te dije que sería rápido.-- Dijo el hombre. --Pero no les diré nada durante unos días, quiero que por lo menos lo pasen mal.

Justo después de eso escuché un gran estruendo y instantes despues mi cuerpo quedó vacío inerte, sin vida.

MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora