Sueña despierta [BORRADOR]

Extra

Sentada bajo la sombra del gran árbol de la escuela me encontraba leyendo un cuento.

-¿Qué haces aquí? ¿Por qué estas sola?-me pregunto un pequeño niño de al menos 8 años, ya que parecía de mi edad.

-Nada, sólo leo- respondí sin importancia y volviendo mi mirada al cuento.

-Me llamo Estefan y ¿tu?- me pregunto el niño.

Estefan era moreno claro, su cabellera negro, oscuro como la noche, sus ojos color café miel, era lo que más resaltaba en él y su estatura era menor a la mía.

-Charlotte....

-Que lindo nombre. ¿Te gustaría ir a jugar al columpio?-me ofreció y los apunto.

En ese instante se encontraban solos, sin nadie al alcance.

No quería ir al columpio, pero no quería comportarme grosera diciéndole que no.

-Esta bien, vamos, pero sólo un poquito- con el dedo índice y pulgar hice un pequeño espacio entre ambos.

Los dos fuimos a jugar y no duró lo que pensé.

Jugamos hasta que era hora de volver a entrar al salón y acordamos que jugaríamos el día siguiente.

Fue el receso más divertido que había tenido desde que entré a la escuela.

Al salir de la escuela busque a mi hermano entre todos los padres que se encontraban ahí esperando a sus hijos.

Lo localice a un lado de un hombre mayor con mucha barba al cual nosotros le decíamos que era Papá Noel.

Mi hermano Thomas era moreno, sus ojos cafés oscuro, al igual que los de mi padre, su cabellera color negro y su estatura era mayor a la de mi padre.

-Hola-salude dándole un beso en su mejilla al cual él correspondió.

-¿Cómo te fue?-me pregunto mientras se ponía la mochila en su hombro y empezábamos a caminar hacia la casa, agarrados de las manos.

-Bien. Hoy hice un amigo.

-Que bueno y ¿Cómo era? ¿Cómo se llama?-pregunto ansioso y sorprendido de mi noticia.

-Es un niño y se llama Estefan-respondí- Tom, ¿Cuándo voy a tener otra mochila?, esa ya se esta rompiendo- él detuvo, se agachó a mi altura y me miro a los ojos.

-Char, sabes que ahora nuestros papás no tienen mucho dinero para comprar otra nueva.....

-Pero con esa ya llevo tres años, desde que entré a la primaria y está toda rota. Ya no sirve-me queje, cruzando mis brazos.

-Esta bien, intentare comprarte otra ¿si?-dijo suspirando y regalándome una pequeña sonrisa.

-¡Si!-grite abrazándolo- Gracias Tom, te quiero mucho.

Así fue como término nuestra plática y fuimos a nuestra casa.

-¿Dónde esta mamá y papá?- pregunte dejando mi mochila en un viejo sillón.