Problemas de una rubia (CALM#3)

3. Un nuevo comienzo

Mossrehab, centro de rehabilitación, Filadelfia, 1992.

"¿Quieres platicarnos algo Ethan?" Preguntó el doctor Collins en la terapia.

Ethan levantó su mirada perdida en el piso de madera. Se encontró con los cálidos ojos de su mamá en una esquina de la habitación. Ella estaba allí, cuidando de el, su hijo era su prioridad ante todo. Hizo un intento sonreír pero fue inútil y una mueca fue lo único que logro, al chico le dolió que ese gesto se debiera a el. Gabriela siempre había sido sonriente y tenido una alegría que se transmitía pero estaba allí, luciendo cansada, triste y todo gracias a el. Ethan giro hacia el doctor que lo observaba fijamente, el hombre cruzado de piernas y de brazos esperaba algún avance en la sesión, analizándolo a cada momento.

"Quiero." Dijo en voz baja, estaba avergonzado con su madre, con su hermano, inclusive con el doctor. "Pero realmente no se por donde empezar."

"Amor." La voz suave y dulce de su madre capto su atención. "Estamos aquí por ti."

Ethan miro a su madre una vez mas y después a su hermano que no había dicho ni una sola palabra, solo estaba sentado observando todo con atención.

"Gabriela, Gavin." Llamo la atención el doctor. "¿Me permiten estar un momento a solas con Ethan?" La mujer dudo un rato pero finalmente salio de la habitación abrazada de su hijo menor.

"Te note incomodo, me parece que la terapia familiar no va a funcionar tan pronto. Dime ¿quieres hablar ahora?" El chico asintió y soltó un suspiro silencioso.

Soy un adicto a la cocaína.

Soy un adicto a los fármacos.

Tuve una sobredosis.

Estoy internado en una clínica de rehabilitación.

Quiero irme.

No quiero estar encerrado.

Ethan solo podía sentirse avergonzado de si mismo, el silencio era todo lo que llenaba la sala.

"Dime Ethan ¿desde cuando consumes drogas?" Sintió su cuerpo helarse al escuchar al doctor Collins.

Un largo silencio vino después de eso, Ethan tratando de conectar sus pensamientos, de buscar las palabras correctas, aquellas que le valieran la salida de ese lugar lo mas rápido posible.

"Desde este verano." Dijo con voz en un hilo. "Nunca lo había hecho antes." Su mirada nuevamente viajo hasta el piso.

El doctor asintió mientras le daba una pequeña sonrisa de apoyo al chico, no había nada de que avergonzarse, admitirlo era un gran paso..

"Se que acabas de entrar a la universidad, ¿estudias para ser maestro no es cierto? "Ethan asintió lentamente. "Eso es genial, recuerdo el ambiente de la universidad, muy salvaje." Sonrió. "¿Crees que te han influido a usarlas?" El chico se encogió de hombros.

"E-Es normal, en la fiestas siempre tienen y la gente se te acerca y te invita, y-yo simplemente..." Actuaba bastante nervioso. Después de responder con torpeza se quedo callado, avergonzado de si mismo. "Fue un escape, fue divertido al principio."

"Entiendo, tranquilo Ethan, quiero que sepas que puedes sentirte cómodo. Yo no estoy aquí para juzgarte, estoy aquí solo para escuchar todo lo que tengas que decir."

Ethan solo podía pensar que el era un loquero, que su madre lo habían mandado a lugar para gente enferma y que el no lo estaba.

"Mira hablemos de otra cosa." Chasqueo sus dedos. "¿Que hay de tu trabajo? Eres instructor de artes marciales para niños. Eso suena bastante interesante."