Problemas de una rubia (CALM#3)

20. No debieron

Narrador omnisciente.

Ethan tuvo que contener su emoción. Esa noche Madison Square Garden tenia sus asientos pintados de naranja con azul y blanco; eran los fanáticos adornando con sus playeras del equipo, llevando sus gorras e incluso grandes dedos de espuma que agitaban de un lado al otro.

Entonces Ethan se dio cuenta que era real, que estaba allí y que finalmente vería a su equipo favorito jugar...¡Jugaba en su maldita casa! ¡Y el estaba en asientos de primera fila!

A su lado Blake permanecía atenta a todo. Nunca había ido a un partido de baloncesto y desconocía las reglas del juego. Sin embargo estaba emocionada y contagiada por el espíritu de Ethan.

Cuando el equipo empezó a salir y los aficionados a aplaudir y chiflar, la rubia se puso de pie al igual que Ray y Ethan. Ambos portaban una camisa del equipo. Ray tenia una versión obviamente limitada que rebasaba el sueldo de un mes del Ethan, el se conformo con comprar una copia de quince dolares fuera del pabellón deportivo. La guardería para siempre como un gran recuerdo.

"Toma." Celine le extendió a la rubia un vaso trasparente con liquido ámbar. Era cerveza fría y de barril. "Se pasara mas rápido el tiempo con un par de estas." Dijo ella llevando su vaso a medias directo a su boca.

Blake ni siquiera estaba consiente del tiempo, estaba muy entretenida en realidad. El juego transcurrió y Blake sentía el corazón bombearle con fuerza. ¡Esos hombres podían volar! Numerosas veces dejo soltar gritos de asombro y llevar la mano a su boca; Ethan y Ray a su vez soltaban un par de maldiciones cuando el equipo contrario lograba alguna anotación.

"¡Demonios!" Gruño el mayor sentándose de nuevo. Ray se quitó la gorra azul de su cabeza y con un pañuelo que saco de sus jeans limpio los restos de sudor en su frente. Miro a la rubia a su izquierda y solo pensó —¿como puede parecerse tanto a mi madre? —Blake sintió la mirada y giro hacia el con una sonrisa amistosa. "¿Te estas divirtiendo?" Le hablo al oído.

"¡Mucho!" Admitió con una sonrisa de oreja a oreja. "¡Jamás había estado en un juego y es bastante emocionante!" Grito para que le escuchara con tanto ruido.

El hombre sonrió y aparto su vista de la rubia para voltear a ver Celine. Su asistente seguía bebiendo y mirando la agenda que parecía ya parte de su cuerpo. Ray odiaba eso de ella, Celine debía relajarse más seguido. En un intento de lograrlo, Ray le arrebató la libreta forrada de piel, la mujer le dedico una mirada llena de coraje.

"¡Basta Ray!" Gruño intentando recuperar la agenda. "Necesito eso."

"¿Para que?" Rodó los ojos el otro. "Estas en un partido de los Knicks. Disfruta la noche Celine." Ella primero le arrebato la agenda antes de responder.

"Tengo que organizar un evento en cinco días y cuidar tu culo el resto de ellos. No tengo tiempo para diversión." El hombre sonrió. Por supuesto que debía cuidar su culo, cada día, probablemente para siempre. Con un gesto burlón se acerco a la mujer dándole un beso en la mejilla muy cerca de su oreja y luego bajando a su hombro desnudo. "Ray."

"Pareces cansada." Su voz era profunda. Toqueteo suavemente a Celine de una manera estratégica que utilizaba cada que la veía tam irritada. Sonrío satisfecho al ver que funcionaba y la respiración de su querida asistente cambiaba. "Que tal si dejamos a los niños esta noche y vamos a dar un paseo." Celine miro de reojo a Ethan y Blake, ambos permanecían de pie mirando el juego con suma atención. "Vamos, merecemos un descanso. Tú más que nadie merece un tiempo en el jacuzzy y una buena botella de champán."