Viernes por la mañana, Charleston.
Monica peinaba su cabello frente al tocador. Los rizos del permanente que se realizaba cada cuatro meses se empezaban a volver lacios. Dejó salir un pesado suspiro mientras luchaba con su cabello pasando el cepillo sobre el. Optaría por atarlo esa mañana.
"Tal vez podríamos ir a cenar esta noche..." Jim luchaba en un intento para atar la corbata platinada colgando de su cuello. "¿Qué opinas amor?"
"¿Mm?" Monica levanto la mirada. No le sorprendió, Monica siempre actuaba así. Su esposa pasaba la mitad del tiempo viviendo en su propio mundo. "¿Que decías?"
"Ir a cenar." Dijo el quedando frente a ella. "Dejar a Frank con la niñera e ir a cenar algo." Frunció el ceño ante la idea porque realmente no le apetecía hacer nada.
"Tal vez otra noche." Se limito decir mientras ataba su cabello. "Dejemoslo para otro momento."
Jim no dijo nada solo asintió con la cabeza. Termino de vestirse en completo silencio, Monica no le comento nada del trabajo, no le platico sobre Franky y los detalles que cada mañana los hacían reír. Ni siquiera hablo de si estaba emocionada o no con ver a Maya y a su nieto el fin de semana.
Era completo silencio, tal vez le hubiera prestado mas atención si no tuviera tantos pendientes en el banco, tal vez habría notado que Monica siempre viajaba en su mundo pero en ese momento algo no andaba del todo bien.
Se besaron como despedida en la puerta, al regresar a su habitación Monica termino de vestirse a toda prisa. Se suponía que tendría que ir a supervisar una casa que estaba remodelando para un joven matrimonio así que no venia mucho al caso usar ropa ajustada y cara cuando probablemente se ensuciaría con alguno de los materiales, sin embargo se vistió para deslumbrar, con un vestido negro y tacones altos.
"¡Mami!" Frank la llamo desde su habitación. El pequeño de cabello castaño, (casi rubio) y ojos verdes permanecía en el piso dibujando hasta que vio a su mamá y se levanto de un brinco para correr hacia ella. "¿Podemos desayunar waffles?" Monica asintió con una sonrisa, finalmente había aprendido a usar la wafflera.
"¿Estas contento por ver a Eddie el fin de semana?" Su hijo asintió con la boca llena.
"Quiero jugar con mi sobrino." Sonaba entusiasmado. Monica rió, solo era un año y meses lo que ellos se llevaban pero Frank había tomado el papel protector con Eddie. Era gracioso escucharlo decirle sobrino y a Eddie decir que era su tío favorito. "Extraño a Maya."
"Lo se, yo también." Monica puso una sonrisa melancólica. Dejo la taza de café sobre la mesa viendo como su hijo devoraba un pedazo de mango rápidamente. "Esperemos que quieran quedarse aquí. Podrías compartir tu habitación con Eddie."
"¿Como una fiesta de pijamas?" Sus ojos brillaron y Monica rió ante la reacción.
"Si, como una fiesta de pijamas."
...
La niñera llego justo a tiempo. Frank beso a su mamá prometiendo portarse bien con Betty la mujer que lo cuidaba. Monica había conseguido que su hijo también prometiera ayudar a limpiar su habitación, recogiendo todos sus juguetes a cambio de ir a McDonals por un Happy Meal.
Luego de la rápida despedida Monica subió a su BMW y condujo en dirección contraria de donde se supondría que iría. Llego a Folly Beach luego de muchos años sin poner un pie ahí. Aparcó cerca del antiguo restaurante de sus padres que en ese momento permanecía abierto luego de que ella lo vendiera dos años atrás. El olor a pescado frito y a mar opacaba el de su fragancia Chanel. Y de pronto se sintió una adolescente, aquella limpiaba mesas y fregaba los mismos pisos por los que caminaba con sus tacones italianos. Quiso huir de ahí en cuanto estuvo dentro del local pero era demasiado tarde, el la había visto.
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Problemas de una rubia (CALM#3)
Teen FictionFue en 199X. Blake no puede huir por siempre de sus problemas.