Kagami Taiga [2]

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Cuando despertaste, te diste cuenta de que no estabas en tu casa, no sabias dónde estabas, lo único que recordabas era que estabas con Kagami y el resto era historia. Decidiste levantarte para así poder descubrir dónde estabas, cuando se acercabas a la puerta de la habitación te percataste de un delicioso aroma, tu estomago, estimulado por esto, soltó un sonoro rugido, estabas casi muerta de hambre. Saliste de la habitación y descubriste que estabas en el departamento de Kagami, antes ya habías estado ahí por las reuniones del club, y como ya te sabias el camino, fuiste directo a la cocina, donde sabías que ibas a encontrar al chico.

— (T/N), ya despertaste, ¿quieres comer? —te miro, estaba con un delantal blanco y revolvía el contenido del sartén.

—Sí, ¿qué estas haciendo? —te acercaste para ver lo que estaba friendo.

—Omu rice, ¿puedes ver lo que está en la olla? —te indico una olla donde se estaba cociendo el mencionado arroz.

—Claro, Kagami...—revolviste el contenido de la olla —gracias por traerme aquí y lo siento por quedarme dormida en tu espalda.

—No te preocupes, fue mi culpa —te molestó que el pelirrojo siguiera culpándose por esa pequeña crisis que te había dado.

—Kagami, para, deja de culparte —te acercaste a él y lo obligaste a mirarte a los ojos —dejémoslo sin culpables, ¿sí?

—Está bien —el chico solo asintió, sabía que si seguía se pondrían a discutir, y ahora no era el momento para hacerlo —ya está listo, pásame los platos que están en el mueble.

—Ok —simplemente dijiste mientras le alcanzabas los platos.

Kagami sirvió para ambos una enorme cantidad, bueno, quizá para él era poco o normal, pero para ti era equivalente a toda la comida de un día completo, y a pesar de que te esforzaste por comer toda la deliciosa comida que había hecho el chico, con suerte pudiste comerte un poco menos de la mitad del plato.

—Kagami, estaba delicioso, pero ya no puedo más —te rendiste y apoyaste tu cabeza sobre la mesa, estando con Kagami, no era necesario mostrarse recatada ni tener muchos modales en la mesa, para él la cosa era comer.

—Entonces dame tu plato, no dejare que la comida se desperdicie —estiro su brazo, tomo el plato y comenzó a comer su contenido.

—Enserio, eres un barril sin fondo Kagami —reíste al ver que el pelirrojo parecía una ardilla con las mejillas infladas.

—No será que tú comes poco (T/N) —paró de comer y te miro directamente a los ojos—que acaso eres una niña para comer —estiro su brazo y con su mano retiro un grano de arroz que tenias.

—Cállate, si es por eso, tu tampoco sabes hacerlo—le indicaste al chico para que mirara su cara, la cual, obviamente tenia granos de arroz por aquí y por allá.

—Cállate, es que estoy comiendo con prisa —se excuso mientras se limpiaba la cara.

—Que yo sepa no tienes nada que hacer más que pasar jugando básquet—le sacaste en cara, Kagami se quedo sin argumentos, así que ignoro lo que dijiste y termino de comer. No te importo mucho, ya que el silencio del chico indicaba que le habías ganado en una discusión y eso bastaba.

Una vez que el pelirrojo hubo terminado de comer recogiste los platos y los lavaste, no sin antes discutir con el chico por quien los lavaría, pero le dijiste que era en agradecimiento por la comida y te dejo hacerlo, no sin tratar de rechistar, pero lo callaste con una de tus miradas de "di algo y te arrepentirás".

— (T/N), sabes, si la entrenadora ve que mis notas bajan mucho me torturara en el entrenamiento, así que, ayúdame con esta materia — te dijo mostrándote un cuaderno de historia y un libro.

—Está bien—suspiraste, enseñarle a Kagami no era algo sencillo —pero solo media hora, debo irme a casa después.

—Gracias, me salvaste —puso una cara de alivio.

Estuvieron un poco más de media hora estudiando, aun no entendías como aquel chico podía ser tan idiota, nada de lo que le explicabas le entraba en la mente, terminaste por rendirte, el chico no tenia solución. Viste la hora en tu celular y te sobresaltaste, era muy tarde, tus padres de seguro te regañarían por llegar tarde, pero ya les inventarías algo para poder zafarte.

—Kagami, debo irme, ya es tarde —te levantaste rápidamente, cogiste tus cosas y te dirigiste a la puerta.

— ¿Qué?, espera, te acompaño a la estación —Kagami se paró, tomo su chaqueta, sus llaves y fue hacia la puerta.

—No es necesario que lo hagas Kagami —simplemente fuiste ignorada por el chico, este solo te dedico una sonrisa algo burlona, sentiste como tu cara se volvía roja con esta acción del chico.

Durante el camino a la estación estuvieron hablando de varias cosas, como el entrenamiento algún que otro partido, claro que las discusiones estaban incluidas, ya eran parte del paquete. La calle estaba algo concurrida esa tarde, temiste perderte entre tanta gente, pero sentiste que alguien te agarraba el antebrazo, era Kagami.

— ¿Qué estas haciendo? —le preguntaste curiosa por su actuar.

—Eres muy pequeña y en la calle hay mucha gente, podrías perderte — ¿Acaso estaba sonrojado? Lo viste atentamente, y si, lo estaba, pero muy levemente.

—Entonces, gracias —le diste una radiante sonrisa, el sonrojo en la cara el chico aumento tan solo un poco.

El tren estaba punto de llegar, ahora ambos estaban en silencio esperando la llegada del tren, por tu mente pasaba la interrogante de que pasaría si te le declarabas, ¿te rechazaría? ¿Correspondería tus sentimientos? ¿Te mandaría a la friendzone? El tren estaba llegado y como era un modelo antiguo hacia mucho ruido, era el momento oportuno para hacerlo, tomaste un poco de aire, cerraste los ojos y gritaste "Kagami, me gustas". Abriste los ojos y viste que el pelirrojo estaba completamente sonrojado, te había escuchado, te diste la vuelta para abordar el tren sin tener que darle explicaciones pero él te detuvo, te giro algo bruscamente y te dio un beso brusco, sin delicadeza alguna.

—Tú también me gustas (T/N) —era tu turno de estar roja, prácticamente estabas haciendo una competencia con el cabello del chico.

— ¿No-no esta-s bro-bromeando verdad? —estabas nerviosa, ese había sido tu primer beso.

—Claro que no —se separo de ti —aborda pronto el tren o se ira.

—Entonces ahora somos novios —tomaste el cuello de la camisa del chico, te pusiste de puntitas y le diste un beso en la mejilla—no vemos mañana—abordaste el tren mientras te despedías con la mano.

Ambos quedaron rojos como tomate, este año para ti iba a ser muy intenso al igual que para el chico.

...............

Aquí esta la segunda parte del tigre, sorry si no me salió bien, pero la señal de la imaginación se fue

Los personajes le pertenecen a Fujimaki-sensei, ylectora-chan, ahora es la domadora del tigre 


Kuroko no basuke x readerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora