Esto No Es Un Final Feliz

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Todo pasó como un flash en la cabeza de Peter Pan. En un momento Rumple estaba apunto de clavar su daga en su corazón, en un parpadeo, el chico se sintió el ser más poderoso sobre la tierra; pero en el segundo en que se dio vuelta sintió un dolor peor que una daga en su pecho al ver a Anna sobre el duro suelo de concreto, su cabello negro sobre su rostro, sus ojos cerrados y su respiración haciéndose cada vez más lenta.

Su rostro de porcelana se tornaba más pálido a medida que la vida abandonaba el cuerpo de la chica.

El chico cayó de rodillas sobre el duro suelo de concreto, mil pensamientos atormentando su mente al mismo tiempo, pero siempre una frase sobresalía entre ellos.

"Tu culpa"

Pan estiró un brazo para apartar el cabello del rostro de Anna, pero antes de poder si quiera rozarla alguien lo agarró del cuello de su camisa, haciendo que se pusiera de pie.

El chico se encontró cara a cara con un furioso Capitán Garfio. Sus ojos azules llenos de dolor y lágrimas, su rostro rojo de la ira, y su pulso temblando; pero su agarre en Pan tan firme con una roca.

-¡Mira lo que has provocado, demonio! - le gritó el pirata en su cara - ¡Ella era la única familia que tenía!

Los dientes de Pan rechinaron de rabia.

-¿Crees que eres el único que esta sufriendo por Anna? - respondió en un susurro - ¡¿Acaso crees que yo quería este destino para ella?!

Garfio soltó una carcajada sin humor alguno.

-No me voy a tragar ese cuento. Dime si no te sientes realizado teniendo en tí el corazón del fiel creyente, siendo el ser más poderoso - El pirata le dio una sacudida a Pan - ¡Para ti solo importas tú, no importa el costo que tienen que pagar los demás!

Peter comenzó a temblar de rabia, ya no podía soportarlo más.

-¡YO LA AMABA!

Garfio tampoco aguantó más. El hombre soltó un grito mientras tiraba a Peter Pan al suelo con fuerza.

-¡Bastardo mentiroso! Juro que...

-¡KILLIAN!

Garfio paró en seco. Emma y Blanca Nieves estaban junto a Anna, quien se había puesto tan pálida como un fantasma, sus labios color fresa parecían ahora de hielo y su pecho había dejado de subir y bajar con su respiración.

El pirata soltó una maldición.

-Regina, ¿no puedes hacer lo que hiciste con el chico en la isla?

La Reina metió las manos en los bolsillos de su abrigo mientras bajaba la cabeza.

-Si la chica no tiene pulso no puedo hacer nada por ella.

Garfio soltó otra maldición realmente creativa mientras las lágrimas que llenaban sus ojos comenzaban a resbalar por sus mejillas. El pirata se arrodilló junto a Anna y tomo su delicada mano entre las suyas.

Killian se sorprendió al darse cuenta de que la mano de la chica no era de porcelana como creía. Anna había trabajado duro en la isla, haciendo que le salieran callos y cicatrices, manos de un niño perdido.

El pirata ahogó un sollozo, su pequeña sobrina, su piratilla se había en una mujer a los dieciséis porque él decidió abandonarla con... con...

-Monstruo - dijo en un susurro.

Pan alzó la cabeza desde donde estaba parado unos metros más allá, observando a Anna sin vida mientras él se sentía morir cada vez que inhalaba. Killian lo miraba con odio, el chico tragó saliva y dio un paso atrás.

-¡Haz algo! - gritó el pirata - Ahora eres el más poderoso, más incluso que el Oscuro. ¡HAZ ALGO!

Todos voltearon a verlo. Era impresionante como hace cinco minutos todos lo querían muerto y ahora lo buscaban por ayuda. Y también era asombroso cómo él mismo hace nada sólo soñaba con su Nuevo Nunca Jamás, y ahora, ahora quería ayudar.

-No puedo - respondió casi inaudible.

-¿Qué?

-¡Que no puedo! - La voz de Pan se quebró en mitad de la oración, ahora él también estaba llorando - La muerte es algo que se va de mis manos, ni siquiera el propio Merlín podría traerla de vuelta.

Killian abrió la boca para responder, pero un grito cortó el aire.

-¡La maldición! - Leroy apareció por una de las calles seguido de los otros seis enanos y la abuela - ¡La maldición ya está aquí!

Todos se pusieron de pie de inmediato.

-Regina - llamó Emma buscando la mirada de la Reina.

La mujer comenzó a sacudir la cabeza.

-¿Qué sucede? - preguntó la rubia - Regina, ¿qué viste?

La Reina mordió su labio inferior nerviosa, los miró a todos uno por uno - incluso a Pan - pero su mirada se quedó más tiempo sobre Henry.

-Es... - comenzó mientras jugaba con sus manos - Si revierto la maldición, todos volveremos al lugar de donde vinimos.

-El Bosque Encantado - dijo Blanca Nieves en un suspiro.

-Pero, - continuó Regina - Henry no pertenece allí, él se quedará atrás.

Todos quedaron en silencio absoluto mientras se veían las caras, nadie sabía qué hacer; sólo habían dos opciones, dejar a Henry, o vivir bajo la maldición de Pan.

-Sin embargo, - todos voltearon a ver a Regina nuevamente, quien tenía la mirada fija en la Salvadora - Emma puede quedarse aquí con él, salir de Storybrooke antes de deshacer la maldición.

La rubia dio un paso al frente, sus ojos pasando sobre todos los presentes, para al final detenerse sobre los de Regina.

-Hagámoslo.


-¿Qué se supone que haré contigo?

Pan se dio la vuelta para ver a Rumple caminando hacia él lentamente. El chico soltó un bufido.

-¿No es castigo suficiente ver cómo mis planes se desmoronan frente a mi? ¿Ver a la chica que amé morir por mi culpa?

-Quizá...

Pan volteó los ojos y se volvió a dar la vuelta, no sabía por qué lo habían llevado hasta la frontera, para que presenciara el momento emotivo de Emma y Henry mientras se despedían de sus familiares.

Killian tenía en sus brazos el cuerpo sin vida de Anna, el pirata esperaba poder regresar al Bosque Encantado con ella y honrar su muerte como era debido.

Pan sintió un nudo en su garganta.

-Es terrible, ¿no es verdad? - dijo Rumple a su lado - Que nos arrebaten a alguien que amamos. Pero es aún peor que ese alguien nos deje por voluntad propia.

El chico soltó un suspiro.

-¿Acaso quieres que me disculpe? - preguntó irritado - Si quieres la verdad no me arrepiento de ser joven por siempre, de vivir en Nunca Jamás. Pero... sí me dolió dejarte Rumple. Pero no sólo lo hice por mí, lo hice porque sabía que era un horrible padre, y que estarías mucho mejor sin mí.

El Oscuro miró a los ojos de Pan por lo que parecieron años.

-Pues ahora es bastante seguro que lo estaré. Una vez que regreses a dónde perteneces.

El chico se volvió a dar la vuelta, justo a tiempo para ver cómo el escarabajo amarillo de Emma desaparecía en la distancia mientras el humo color morado de la maldición se tragaba a aquellos que se quedaron en Storybrooke.

-Me alegro que sea así - dijo Pan antes de que lo engullera la oscuridad.

Niña PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora