La Flauta

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- ¡No lo puedo creer! ¡Es imposible que sea así!

Anna caminaba pisoteando con fuerza y pateando cualquier cosa que estorbara su camino, deseando alejarse todo lo que le fuera posible del campamento, y sobre todo del idiota de Pan.

- ¡Uy lo odio! ¡Que niño tan malcriado! Es...

Anna paró en seco al escuchar más voces, pensó en niños perdidos, pero al oír mejor se dio cuenta que las voces eran de mujer y entró en pánico.

La chica analizó sus opciones, podía fácilmente escalar uno de los árboles, no tenía ni un simple cuchillo, no tenía como defenderse, así que su mejor opción era esconderse.

Anna corrió hacia el árbol más cercano para escalarlo, pero antes de poder hacerlo se quedó paralizada, no podía ni mover un dedo.

- Vaya vaya, ¿qué tenemos aquí?

- Hola Henry...

Pan volvió a tomar asiento junto al chico después de un rato, con una falsa sonrisa en su rostro, el chico seguía desanimado observando a los demás niños perdidos.

- ¿Aún no quieres celebrar?

- No veo razón para celebrar nada, - respondió Henry de mala gana - hiciste que Greg y Tamara me trajeran aquí para algo y quiero saber qué es.

- Porque te necesitamos - dijo Pan suspirando - para salvar a Nunca Jamás.

- ¿A mí? ¿Por qué yo?

Pan rio.

- Porque tu fuiste capaz de hacer que el polvo de hadas funcionara, de hacernos volar. Eres el único niño que cree totalmente en los cuentos de hadas, eres quien posee el corazón del fiel creyente, ¡eres el único que puede salvar la magia!

- ¿Yo? ¿Salvar la magia? - preguntó Henry sonriendo un poco ante la idea - Pero, ¿qué pasa con mi familia...?

- ¿Tu familia? - respondió Pan con un bufido - ellos tratarían de impedir que seas el héroe, ¿no lo crees? ¿Porque es "muy peligroso"? Ellos no te apoyan, no creen que eres capaz.

- Pero...

- ¿Cuándo han dejado que te encargues de algo? Cuentame Henry... - Pan alzó una ceja mientas el chico bajaba la mirada y sacudía la cabeza - ¿Cuántas veces te han impedido salir con ellos porque eres muy joven? ¿Cuántas veces no te han dejado con muchas dudas sin responder porque no puedes comprenderlo?¿No quieres ser el héroe?

El chico meditó por unos instantes, Pan tenía razón, Emma y Regina no lo dejaban hacer nada, lo trataban como a un niño, quizá lo estaban buscando, pero para salvarlo. Henry suspiró.

- Si quiero - dijo finalmente, y Peter sonrió, sacándo nuevamente su flauta y soplándola, ésta vez Henry abrió los ojos como platos - Suena... Suena muy bien... ¿Sabes qué? - dijo el chico poniéndose de pie - ahora sí tengo ganas de celebrar.

- Regina, no la lastimes.

- Silencio Swan, está con Pan.

Anna no podía ver hacia atrás, pero ahora estaba completamente segura que eran mujeres las que hablaban, no sabía qué tan cerca estaban de ella hasta que una de ellas se puso de pie junto a Anna.

- ¿Una niña perdida? - preguntó la mujer observándola - ¿Es éso posible?

- Es muy extraño, Pan sólo se lleva a chicos, varones - replicó otra voz.

Anna la observó de reojo, la mujer era un poco más alta que ella, tenía el cabello amarillo ondulado y... Una espada en la mano.

- Regina, déjala ir, no nos va a hacer nada.

- ¿Cómo estás tan segura de eso? - respondió la que debía ser Regina - ¿Porque eres Blanca Nieves y puedes ver la bondad en todos?

Anna abrió los ojos como platos "¿Blana Nieves? ¿De verdad?"

- No, porque no tiene armas - respondió la que estaba a su lado - y quería huir, no nos hará nada.

Anna se desplomó sobre el suelo cuando fue liberada del encantamiento, y cuando se reincorporó fue cuando pudo ver a las mujeres a la cara, la de cabello amarillo, otra, que debía ser Blanca Nieves, de cabello corto, pegado a la cabeza, negro, y la última, que Anna asumió sería Regina, tenía el cabello por los hombros de color negro y la miraba con desprecio.

- Si intentas algo, - le susurró la última, definitivamente Regina - te voy a sacar el corazón.

- Gracias Regina, - interrumpió la rubia - no queremos asustarla - la mujer se arrodilló frente a Anna y la miró a los ojos, y luego de un rato sonrió - Soy Emma, - le dijo - y tu nombre es...
La chica la observó y carraspeó, alzando la barbilla.

- Anna.

- Muy bien Anna, - continuó Emma - queríamos saber si puedes ayudarnos con algo... - la chica alzó una ceja en modo de pregunta - verás, Pan tiene a nuestro hijo...

- ¿Nuestro? - interrumpió la pelinegra confundida.

- Es... Una larga historia - contestó Blanca Nieves.

- Su nombre es Henry - continió Emma - sólo queríamos asegurarnos de que se encuentra bien.

- Henry... - repitió Anna recordando perfectamente al chico, pero aún no confiaba completamente en ellas, así que no les daría información tan fácilmente - No lo sé, hay muchos niños perdidos, tal vez lo ví, pero estoy casi segura que no he escuchado de ningún Henry.

- Está mintiendo - dijo Regina acercándose.

- ¡Regina no! - gritó Blanca Nieves.

Muy tarde, la mujer ya había metido su mano en el pecho de Anna, sacándo su corazón. La chica respiró con dificultad cuando sintió cómo su corazón le era arrebatado, pero nada se comparó con su expresión al verlo ahí palpitando, en la mano de Regina.

- Ahora quiero la verdad, - dijo la mujer riendo - ¿está Henry bien o no?

- Si lo está - respondió Anna aún jadeando - Pan lo tiene sano y salvo, y hasta ahora no ha podido escuchar el sonido de la flauta.

- ¿Qué diablos significa éso? - preguntó Regina.

- Que aún no es un niño perdido - respondió Emma sonriendo - sigue teniendo fe en que vamos a ir por él.

Las mujeres sonrieron alegres, pareciera la mejor noticia que les habían dado en años.

- Ahora... - dijo Anna interrumpiendo el momento - mi corazón...

Regina la miró de reojo y luego soltó una suave risa malévola.

- Aún no querida, puedes sernos realmente útil, ¿no crees Emma? Puede ser nuestra espía... - dijo la mujer viendo a la rubia y volteando a ver a Anna una vez más, con su corazón en la mano - Ahora, ¿por qué no comenzamos por enviarle un mensaje a Henry?

Niña PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora