Infancia

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-¡PAN! - gritaba Anna mientras se abría paso entre los niños perdidos, buscando al chico de la flauta.

La pirata no lo veía por ningún lado, podía escuchar claramente la música de la flauta, sintiendo cómo su encantamiento la llevaba a querer bailar y jugar con los demás niños, pero seguía enfocada en su objetivo: encontrar a Pan.

Lucas y Henry trataron de tomarla de la mano para llevarla hacia la fogata a celebrar pero la chica sonrió y negó con la cabeza, quitándoselos de encima lo más amablemente posible. Los demás niños perdidos saltaban a su alrededor, tratando sin éxito que se uniera a la fiesta.

Anna estuvo a punto de darse por vencida ante los chicos y la magia de la flauta cuando lo vio, sentado sobre las ramas más bajas de un árbol, tocando inspirado su instrumento encantado mientras observaba la celebración divertido.

La chica se alejó del gentío, se acercó al pie del árbol y miró hacia arriba, Pan no se había dado cuenta de su presencia y seguía ensimismado en su toque. Anna silbó, siseó y lo llamó un par de veces pero en ninguna ocasión la escuchó, o simplemente no quiso prestarle atención, así que a la pelinegra no le quedó otra opción que subir al árbol.

En el momento en que Anna alcanzó la rama donde estaba sentado Pan, fue cuando por fin éste se volteó hacia ella sonriendo y levantando una ceja, mientras se hacía a un lado para que se sentara junto a él.

-¿Me extrañabas, Anita? - preguntó el chico ladeando la cabeza.

Ella volteó los ojos.

-Por supuesto Pan, - respondió ella acomodándose sobre la rama del árbol y sonriendo - no podía pasar más de cinco horas sin pelear contigo.

El chico rio sacudiendo la cabeza.

-¿Qué dices? ¿Disfrutando de la fiesta?

-No mucho, no estoy de humor para bailar - dijo Anna encogiéndose de hombros - Pero eso no importa, ¿cierto? La fiesta es para Henry, lo importante es que él la esté pasando bien, ¿no?

La chica sintió la mirada de Pan sobre ella, seguramente se estaba preguntando lo que se preguntaba ella misma, ¿por qué no se estaban hablando con agresividad? ó ¿por qué Pan aún no le había ordenado nada a Anna? ó ¿Será posible que por primera vez estuvieran teniendo una conversación normal, sin ironías, sarcasmos, agresiones o amenazas?

-Puedes pensar lo que quieras... -dijo él finalmente, encogiéndose también de hombros - Ésta también puede ser tu fiesta, si así lo quieres, si piensas que es así; nadie dirá lo contrario.

Ésta vez fue Anna quien lo miró extrañado, de verdad no podía creer la manera en que la estaba tratando Pan; parecía como si de verdad quisiera hacer las paces, comenzar de cero, ser amigos...

La chica se dio cuenta de que se había olvidado de por qué lo había buscado en primer lugar.

-Pan... - comenzó inclinándose hacia delante ligeramente - ¿podemos hablar?

-¿No es eso lo que estamos haciendo?

-Si, pero... en privado... - dijo ella susurrando, y el chico levantó una ceja observándola burlonamente.

-¿Y qué será eso que quieres hablar conmigo, que tiene que ser en privado?

-¿Es que acaso te lo tomas todo a juego? - preguntó ella comenzando a molestarse.

Pan rio.

-No te enojes Anita, habíamos comenzado bien - la chica lo miró fulminante - Cualquier cosa que quieras decirme puedes hacerlo aquí, ningún niño perdido está prestando atención.

Niña PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora