El día que me atreva a decirte que TE AMO (¡Disponible el TOMO 1 en Físico!)

Una Cita Poco Romántica

"Amo mi carrera. Ciertamente mi padre esperaba que yo estudiara Derecho o Medicina, cualquier cosa que sonara atractiva y que pudiera mencionar con orgullo y lucirse ante sus conocidos, pero cuando le dije que quería estudiar Neurociencia me tomó dos semanas que entendiera de qué se trataba y aún creo que finge que lo entiende. Simplemente la odia, dice que es "cosa de nerds"...¡No soy un Maldito Stephen Hawking! Si así lo fuera estaría feliz de que al menos saliera en las revistas de ciencia y que aspirara a un Nobel. No, no tengo el coeficiente de Einstein tampoco, nunca ganaré un Nobel, pero aun así me apasiona lo que estudio y quizás es una de las razones por las cuales no he perdido aún la cabeza del todo.

Llegué a ella buscando respuestas. Quería entender, necesitaba una explicación lógica sobre por qué somos lo que somos. Por qué vivimos, qué buscamos, por qué sentimos...qué es lo que realmente nos conecta a este mundo. Creemos que los animales actúan por instinto, "algo" dentro de ellos les indica lo que deben hacer: Deben alimentarse, refugiarse, reproducirse, y mantenerse con vida el mayor tiempo posible. ¿Qué nos mueve a nosotros los humanos? Somos tan complejos. Miller dijo que somos más que "huesos y carne" y es cierto, tenemos la capacidad de trascender, pero también somos la única especie sobre la tierra que actúa en contra de sí misma. Eso es totalmente ilógico. Eso solo refleja que somos la especie más frágil y también la más destructiva sobre la tierra. Entre más estudio cada día obtengo más preguntas que respuestas. Algo si me queda claro: Somos terriblemente estúpidos, eso es algo que los animales realmente no nos envidian.

Tenemos el cerebro más desarrollado de todas las especies, solo nuestra corteza cerebral mantiene una red casi infinita de conexiones que definen lo que hacemos, lo que pensamos, las decisiones que tomamos, lo que sentimos. Nunca podremos llegar a crear una computadora más perfecta que esa...pero seguimos siendo tan tontos al mismo tiempo. Me gustaría saber en qué parte exacta del cerebro o de la corteza cerebral se encuentra lo que sea que nos haga enamorarnos, la extirparía, y sería el hombre más jodidamente perfecto del mundo. ¡Ganaría un Nobel! ¡Saldría en todas las revistas y titulares! Mi padre estaría orgulloso de mí, pero ya no me importaría su maldita aprobación, ni la de nadie. No me importaría Gabriel, ni Jeremy, ni Max...¡Maldita Sea! ¡Tengo que encontrar dónde está eso!

Jack dejó de escribir. Se sentía furioso, y no pudo evitar que las lágrimas corrieran por sus mejillas. Pensó que escribir un poco le ayudaría a relajarse, pero se sentía terriblemente frustrado. Estaba demasiado molesto aún y por más que quería sacarlo de su mente con más fuerza lo recordaba.

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Estaba a punto de perder el conocimiento, ahora se sentía ahogado. Tenía la maldita corbata de Miller metida en la boca y se sentía sofocado. Estaba en el piso y lo vio agacharse cerca de él. Miller se inclinó hasta su cara y lo retaba:

—Cuando estaba en el ejército siempre aparecía un maldito mocoso engreído. Alguien que creía que podía estar por encima de todo y hacer cuánto le placiere. Nunca faltaba un idiota así, con su altivez y sus ínfulas de rebelde. ¿Sabes qué pasaba con alguien así en la infantería de marina? Pues recibía un Escarmiento...Te puedo asegurar Jack que te estoy tratando como a una niña delicada en comparación con lo que esa persona recibía. Ahora no quiero verte con estupideces ¡Levántate! Si te quedas allí voy a patearte...y te aseguro que te dolerá... ¡Levántate, Mocoso!

Jack sólo lo maldecía en su mente. Estaba demasiado adolorido y exhausto para intentarlo.

—Lección Número Uno, Jack: ¡Cuándo te dé una orden, hazla! ¡Contaré hasta tres, y quiero que me obedezcas! Uno...Dos...¡Tres!