Amor del mas allá

3.El límite

Volvieron a bajar las escaleras y por fin salieron de casa. Pasaron el gran jardín que tenían con una estatua de piedra en medio. Era una especie de animal, un jabalín que estaba al centro. El jardín estaba muy bien decorado y las flores relucían en este día de sol, también gracias al jardinero que Alice tenía contratado y que iba dos veces por semana a cuidarlo.

 La calle principal de su casa era muy corta y estaba solitaria de casas; solo estaba la de ellas, ya que su casa estaba alejada un poco del pueblo. Enfrente había un grandísimo parque que al cruzarlo ya llegaba al pueblo. El parque siempre era muy solitario, incluso las farolas alumbraban poco de noche, había muchas rotas y los bancos estaban bastante demacrados. Cuando estaban cruzando el parque, Mary se frenó por un momento con lo que obligó a Eric a frenarse también.

-¿Qué te ocurre ahora? -le preguntó Eric a Mary.

-Quisiera saber qué pasa si nos alejamos más del límite, qué es lo que ocurre y cómo -le dijo Mary que seguía queriendo conocer respuestas.

-Eres muy preguntona. Casi prefería que no me vieran y no hablar con nadie -le respondió otra vez con dureza Eric.

-Sí que es verdad que no sentís ni nada. Vaya contestaciones tienes -le dijo cabreada Mary mientras caminaba a paso más rápido alejándose de Eric.

-Vale, perdona… ¡Vaya! He dicho perdona, es increíble esto. Bueno espera, vamos a hacerlo despacio, es peligroso -le dijo Eric intentando calmarla.

-¿Qué hago? ¿Me alejo poco a poco o cómo? -le preguntó Mary que se le veía con ganas de ver qué pasaba.

-Ponte enfrente de mí y aléjate poco a poco. Cuando estés bordeando el límite, notarás una aceleración del corazón, párate en ese instante o será peligroso para todos; cambiar las normas sería algo catastrófico -le dijo Eric con cautela.

-De acuerdo, lo haré como dices -le dijo Mary colocándose enfrente de Eric y mirándole seriamente. Ella no sabía realmente qué consecuencias tendría el traspasar el límite, él le dijo que traspasándolo, ella moriría antes de tiempo y que eso conllevaría a algo diferente seguro. Mary tenía claro que no sabía el tiempo que le quedaba de vida, pero conociendo que iba a morir, no le importaba que fuera antes de tiempo.

Empezó a caminar poco a poco girando la cabeza de vez en cuando para ver cómo se alejaba de Eric. Él continuaba serio con esa misma atenta mirada que tenía el momento en que Mary, en la sala de contactos, intentaba contactar con el supuesto hermano de él que nunca existió. Se alejaba de él y llegó a un punto en el que el límite apenas era reconocible, ella se detuvo y empezó a notar que su corazón se aceleraba rápidamente. Subió su mano hasta el pecho. Poco a poco parecía que su corazón iba a reventar en cualquier momento y de repente, en su cabeza, vinieron imágenes de recuerdos de toda su vida pasada, todo fue tan deprisa e incluso empezó a notar que sus piernas comenzaban a flaquear, sabía que un paso más y llegaría su fin. Mientras tanto, Eric la miraba con total seguridad, sabiendo que no iba a hacer ninguna locura y que sus pasos iban a detenerse en ese instante. De repente, Mary cayó al suelo, sus piernas no aguantaron más y Eric corrió hacía ella para ver cómo estaba.

-¡Mary! ¿Estás bien? ¿Cómo te encuentras? -le preguntó rápidamente Eric preocupándose por su estado.

Eric continuaba sin entender el porqué de la preocupación que tenía de repente hacía ella. Nunca lo había sentido, pero hoy lo estaba haciendo. Siempre había sido un alma en pena con el propósito de quitar la vida a la persona que se le había escogido sin más, pero esta vez, algo estaba cambiando, parecía que empezaba a sentir como si tuviera corazón.

-Tranquilo, estoy bien, estoy bien -dijo Mary que estaba sujetada entre los brazos por Eric e impresionada con lo que acababa de pasar.

-Pues ya sabes lo que ocurre si traspasas el límite. Has estado a un paso, lo has bordeado mucho, esto ha sido peligroso, no se ha de volver a hacer -le sugirió Eric que había sido realmente peligroso.