Llegaba la hora de acabar, estaban comiendo un helado de nata y trufa, era el final de la velada y el restaurante estaba casi vacío al completo. Mary se dio cuenta que el restaurante ya estaba vacío y le dijo a Eric:
-Creo que es hora de marcharse, el restaurante está prácticamente vacío, y ya llevamos un par de horas aquí -Mary miraba a su alrededor.
-Vale, ¿Sabes que me siento lleno en el estómago? No puedo con el helado, no me entra -Eric se tocaba la barriga con la mano.
-Si no puedes con el helado, déjatelo. Yo tampoco puedo. No sé para qué lo hemos pedido, la verdad -le dijo Mary que dejaba el helado en la mesa.
-Era un capricho mío. Siento que soy caprichoso también -le dijo Eric riéndose.
Mary le devolvió la sonrisa y se levantó de la silla. Eric dejó el helado también en la mesa como Mary y se levantó, fueron hasta la barra del bar y allí había una chica. No parecía del pueblo al igual que el camarero que les había atendido: tenía el pelo corto y de color rojizo, era alta y parecía de una edad aproximada a cincuenta años, tenía bastantes arrugas en la cara para su edad. Mary se aproximó a la chica y le dijo:
-Cuando puedas me das la cuenta de la cena.
-Por supuesto, un momento -dijo la chica que tecleaba el ordenador - ¡Nacho! ¿En qué mesa estaba la pareja joven?
-¡Mesa diez! -respondió el camarero.
Mary escuchó pareja y se volvió roja. Si tú supieras que mi pareja era la muerte, seguro que no lo dirías tan segura… pensaba Mary. Eric también pareció volverse rojo por primera vez. No dijo nada del comentario de la chica y ni si quiera giró la cabeza para ver a Mary, simplemente se mantuvo en silencio y observó.
-Chicos, son 27 euros la cena -dijo la chica enseñando el papel del gasto a Mary.
Mary abrió el pequeño bolso de piel y sacó su cartera verde, cogió un billete de veinte y otro de diez euros y se los dio a la chica. Cuando la chica le devolvió el cambio, Mary y Eric se marcharon del restaurante.
-Primero quiero decirte que mi cita contigo ha sido muy bonita -le dijo Mary mientras caminaban por las calles del pueblo.
-A mí también me ha gustado la cena contigo, ha sido muy especial todo -dijo Eric que miraba el cielo estrellado.
-Vayamos a mi casa, quiero vivir mis últimos momentos allí -le dijo Mary a Eric bajando un poco la cabeza.
-¡Claro, como quieras! -dijo Eric asumiendo lo que Mary quería en cada momento.
-Bueno, ya queda poco. Tengo que afrontarlo ya, podemos hablar más del tema, quiero saber qué me queda de vida. Supongo que ya lo sabrás-dijo Mary que observando la hora que era ya no escondía ni fingía nada.
-Puedo presenciar que queda poco, muy poco… -le dijo Eric muy triste.
-¿Sabes cómo voy a morir? -le preguntó queriendo saber su final.
-No, eso hasta el momento no lo sabré. Recuerda que cuando llegue el momento no seré yo, me volveré como la muerte que viste en la montaña. Ahora pienso lo desagradables que somos -dijo Eric a Mary.
-Es ley de vida Eric, unos tienen que morir y otros nacer. Todo es como es por alguna razón -dijo Mary que ya llegaban a la entrada del parque.
Hubo un momento de silencio entre los dos mientras caminaban por el parque. Era más oscuro que cuando habían pasado antes, las farolas alumbraban poco y algunas la bombillas estaban rotas. Mary se frenó por un momento y mirando a Eric le dijo:
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Amor del mas allá
RomantikEsta historia trata de una joven llamada Mary, que posee un don especial. Puede contactar con el más allá. Esta, practica su don con gente que quiere conocer de la existencia del mundo paralelo, y así poder contactar con sus seres queridos que han f...