7.Mi última vez

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De camino a casa de Mary hubo otro silencio largo que era costumbre en los dos hasta que ella empezó a hablar:

-¿Sabes Eric? Sé que voy a morir en tus manos pero tengo que decirte algo… lo que me está pasando hoy, todo es muy extraño y muy duro para mí pero nunca he vivido nada parecido a sentimientos con alguien.

-¿Qué quieres decir con eso? -le preguntó Eric que no sabía muy bien a qué se refería.

-Lo que quiero decir es que estoy empezando a tener sentimientos por ti. Sé que esto es una locura, tú eres mi muerte y es de locos, pero es lo que hay. Siento que a tu lado tengo confianza –se le puso a Mary los ojos medio llorosos.

-Yo no sé qué decir. ¿Sabes qué me pasa a mí? -le preguntó Eric.

-¡Dime qué es lo que te pasa! -le preguntó Mary girando la cabeza para ver la cara de Eric.

-Me pasa que siento algo en mi interior. No sé qué sensación es pero lo único que sé es que esa sensación se produce estando a tu lado, y me gusta, me gusta mucho -le dijo Eric.

Mary cuando escuchó lo que le dijo Eric volvió la vista al frente mirando la carretera y se le pudieron escapar unas lágrimas. No sabía cierto si esas lágrimas eran de emoción a sus palabras o del miedo a que llegara la noche y se separa de Eric, más tristemente de la manera que iba a suceder.

-Es la primera vez que deseo no quitar el alma a un humano. Es la primera vez que deseo romper las reglas e irme ahora así sin más, con el recuerdo de haberte conocido, pero no puedo -le dijo Eric muy tristemente, que sabía que estas palabras no estarían bien escuchadas en su mundo.

-Eric dejemos el tema este, es lo mejor, preparémonos para la noche y que el destino siga sus planes -Mary quería dejar el tema, ya que se le estaba viendo bastante débil ante tal conversación.

Mary ya llegaba al pueblo, y continuó hasta llegar a su casa y aparcar allí el coche. Lo aparcó enfrente de su casa como siempre y bajaron. Ella cogió la mochila y miró al cielo que veía que el sol ya estaba escondiéndose. Miraba muy atenta, era la última vez que iba a ver la luz del sol. Se detuvo un instante y Eric mantenía su mirada hacia ella, observando que era una manera de despedirse del día soleado que hoy había hecho. Después Mary bajó la cabeza y se fue dirección a la puerta de casa. Cuando llegó abrió con las llaves y seguido de Eric entraron en casa. Ella sabía que tenía que cambiar su cara. Estaba triste pero tenía que hacer fuerza y hacer sentir a Alice que nada fuera de lo normal estaba ocurriendo.

-¡Alice ya hemos llegado! -dijo Mary dejando las llaves en la entrada y aproximándose al comedor.

-Ahora bajo cariño -se pudo escuchar la voz de Alice que venía de la planta de arriba.

Mary y Eric llegaron al comedor y se sentaron en el sofá. El silencio continuaba entre los dos. La situación parecía tensa e incómoda y Eric sabía que no era el momento de hablar, que a veces un silencio es mejor que mil palabras bonitas. Esperaron hasta que Alice bajara. Llevaba un vestido amarillo muy bonito y en su mano derecha sujetaba un pequeño bolso.

-¿Cómo ha ido todo? ¿Os lo habéis pasado bien? -preguntó Alice que se dirigía hacia Mary.

-Sí, claro que sí. Hemos llegado arriba hasta la plaza vieja y hemos comido algo -le dijo Mary a Alice intentando disimular un poco.

-A mí me costaba seguir el ritmo de Mary. Por mi culpa hemos tenido algún descanso antes de llegar, pero me lo he pasado muy bien -miraba Eric a Mary.

-Me alegro Eric. ¿Esta noche cenas con Mary? -preguntó Alice a Eric, que del bolso parecía sacar dinero.

-Sí Alice, cenaré con Mary -dijo Eric volviendo a mirar a Mary.

Amor del mas alláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora